Yo Soy Simón

Se supone que “Yo soy Simón” es la primera comedia romántica protagonizada por un personaje gay financiada por uno de los estudios grandes de Hollywood. Si eso fuese lo único que tuviese a su favor, “Yo soy Simón” no sería más que una anécdota, un filme en donde lo más significativo está en sus intenciones, más no en sus valores de producción. Felizmente, ese no es el caso. “Yo soy Simón” es una película gentil y emotiva, frecuentemente hilarante y consistentemente honesta; no es necesario ser gay para poder identificarse con su carismático protagonista, y aunque no me animaría a decir que la película es necesariamente realista —para ello, tendría que ser un poco más dura—, definitivamente se trata de una historia que le resultará familiar a más de uno (en el buen sentido).

Simon Spier (Nick Robinson, de “Jurassic World”) es el protagonista de la película. Es un chico de diecisiete completamente normal; vive con una familia amorosa, tiene tres mejores amigos —Leah (Katherine Langford), Nick (Jorge Lendeborg Jr.), y Abby (Alexandra Shipp)—, y no resalta demasiado en el colegio —no pertenece ni al grupo de los populares, ni al de los rechazados. No obstante, tiene un secreto; es gay, y nadie lo sabe, ni su progresista madre, Emily (Jennifer Garner), ni su emocional padre, Jack (Josh Duhamel), ni sus amigos.

Sin embargo, las cosas cambian cuando comienza a mandarse mensajes anónimos con alguien que se hace llamar Blue, un chico que, como él, es gay, pero todavía no sale del clóset. Todo va bien, tanto así que Simón parece enamorarse de Blue, pero se mete en problemas cuando un chico de su colegio, Martin (Logan Miller) se entera de su amistad a larga distancia y decide sobornarlo. Presionado de más de una manera, Simon tendrá que decidir como manejar su situación.

Si están buscando un filme que muestre de manera realista y emotiva la manera en que una persona gay puede ser discriminado en el día a día, “Yo soy Simón” los decepcionará. Esta película es, más que nada, una comedia romántica con toques dramáticos, una cinta que maneja un tono consistentemente ligero. Por ende, no se adentra demasiado en los aspectos más desagradables o difíciles del proceso de salir del clóset; después de todo, ese no es su objetivo. Lo que el director Greg Belanti prefiere hacer, más bien, es mostrarle al público lo complicado que puede ser hacer esto debido a las confusiones y conflictos interiores del protagonista; Simón se complica la vida, pero cuando finalmente decide aceptar quién es y revelárselo al mundo, se da cuenta de que la gente que verdaderamente le importa lo quiere tal y como es.

Esto no quiere decir que la película suavice algunas de las dificultades por las que pasan la gente gay en la sociedad norteamericana. El proceso de salir del clóset es complicado, enredado y emotivo para Simón, y debido a sus inseguridades — y las complicaciones que surgen debido a la presencia del desesperante Martin—, termina arriesgado la relación tan cercana que tiene con su familia y amigos. Lo que sí hay que admitir, no obstante, es que todo es presentado desde el punto de vista de un chico relativamente privilegiado, un adolescente de familia aparentemente adinerada que está rodeado de gente comprensiva, progresista y tolerante. Ver una historia similar en un barrio más pobre, por ejemplo, hubiese resultado en un producto final totalmente diferente.

El tono ligero de “Yo soy Simón” definitivamente contribuye a que se sienta más como una comedia romántica estilo John Hughes que un drama intenso o angustioso. De hecho, tanto Simón como sus amigos se perciben como chicos carismáticos y divertidos de la misma manera en que otros protagonistas de comedias adolescentes se perciben como chicos carismáticos y divertidos, sin importar la naturaleza de su sexualidad. De hecho, están sorprendentemente bien desarrollados, y la química entre ellos el palpable, lo cual resulta en que uno realmente crea en su amistad. Consideren, si no, las escenas en comparte en el carro de Simón, o cuando están tratando de actuar en una producción —hilarantemente limitada— de “Cabaret” en el colegio.

Curiosamente, y a pesar de que la sexualidad de Simón es parte importante del desarrollo de la trama y del personaje, “Yo soy Simón” es una cinta sorprendentemente casta. No hay escenas de sexo —de hecho, se habla muy poco a sexo—, no hay intentos por perder la virginidad, como pasa en muchas otras comedias adolescentes, y los personajes hablan más de amor —de besos y de citas románticas— que del acto sexual. Me imagino que esto está relacionado a su clasificación (no es una película de para mayores de edad), pero a la vez, hay que admitir que le otorga una sensación juvenil, casi inocentona, muy agradable a la cinta.

Nick Robinson es perfecto como Simón. Lo interpreta como un chico totalmente promedio, de carácter amable y generoso con sus amigos. Eso interesante ver como, poco a poco, va aceptando su sexualidad, tanto así que en un principio si siquiera sabe como comportarse “como gay”. “Yo soy Simón” es, principalmente, una película de autoaceptación, tema que es transmitido con efectividad a través de la interpretación de Robinson. Katherine Langford (“13 Reasons Why”), Alexandra Shipp (la nueva Tormenta en las películas de “X-Men”) y Jorge Lendeborg Jr. son muy divertidos como sus amigos, y Jennifer Garner y Josh Duhamel tienen roles sorprendentemente limitados como sus padres.

A pesar de que “Yo soy Simón” se siente como un cuento de hadas (todo se resuelve de manera demasiado “bonita”) mezclado con comedia romántica ochentera, no hay que dejar de admitir su importancia: no es todos los días que uno tiene la oportunidad de ver una comedia romántica gay mainstream en la cartelera local. Sí, pudo contar esta misma historia desde una perspectiva más dura y verosímil, pero lo que “Yo soy Simón” se propone a hacer, lo hace muy bien. Divertida, graciosa, carismática y honesta, “Yo soy Simón” es de las mejores comedias adolescentes (que pueden ver los adolescentes; ¡es para mayores de 14 años!) que haya visto en un buen tiempo. A menos que seas un homofóbico asqueroso, definitivamente la disfrutarás.

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