Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas
Basada en un famoso cómic francés, Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas es un filme independiente que pretende superar a los millonarios blockbusters estrenados año a año por las grandes productoras de Hollywood. Esto no debería resultar sorprendente, considerando que la película viene de la mano de Luc Besson, cineasta francés que por años ha filmado producciones europeas al estilo americano. No obstante, aunque visualmente se trata de una de las cintas más impresionante en lo va del año, Valerian carece de una narrativa suficientemente intrigante como para convertirse en un clásico de culto, al más puro estilo de El Quinto Elemento, también de Besson.
La película me recordó mucho a las precuelas de Star Wars de George Lucas, no solo en términos visuales —ambos ejemplos hacen un gran uso de efectos digitales de alta gama—, si no también en su estilo de actuaciones, y hasta en el tipo de historia que cuenta. Nuestros protagonistas son los agentes Valerian (Dane DeHaan) y Laureline (Cara Delevingne), quienes trabajan para el Gobierno de la Federación Humana en un futuro distante donde la raza humana interactúa y convive, pacíficamente, con miles de especies alienígenas en una mega ciudad flotante llamada Alfa (la titular Ciudad de los Mil Planetas).
Su más reciente misión consiste de viajar a un planeta vistoso, conseguir a una criatura poco común, y regresarla a donde su Comandante, Arun FIlitt (Clive Owen). Desgraciadamente, el jefe tiene otro problema entre manos: una misteriosa maldad se está manifestando desde el núcleo de Alfa, y no parece haber manera de detenerla. Además, también tenemos la historia de una misteriosa raza de bellos alienígenas celestes, quienes probarán ser importantísimos para la misión de Valerian y Laureline.
La trama de Valerian es muy sencilla y directa; su misión es, a falta de una mejor expresión, salvar al universo, y para ello necesitan utilizar un par de macguffins que consiguen rápidamente. Es por ello que Besson siente la necesidad de tomar desvíos de cuando en cuando, presentando escenas que, aisladamente, resultan muy entretenidas, pero que poco o nada tienen que ver con la trama. El problema de estas secuencias es que parecen servir más para demostrar la espectacularidad de los efectos visuales de la película, que para avanzar la historia o desarrollar a los personajes —consideren, si no, la gratuita escena de baile con Rihanna (que interpreta a Bubbles, una criatura que se puede convertir en lo que sea), o una secuencia de acción en donde Valerian tiene que evitar que Laureline sea devorada por un monstruoso rey alienígena. Quitas estos momentos de la película, y la trama no cambia en lo absoluto.
Claramente, Besson está enamorado del mundo que ha logrado plasmar en pantalla, y con justa razón.Valerian es una cinta técnicamente impresionante, llena de imaginación, capaz de desarrollar fantásticas secuencias como la misión en el Gran Mercado, donde nuestros personajes tienen que entrar y salir de diferentes dimensiones paralelas para cumplir su objetivo. El problema viene cuando el foco de una escena es lo visual, y no lo narrativo —es en esos momentos que Besson pierde a su público, haciendo que se pregunten exactamente cuál es el punto de lo que están viendo. Mucho se ha dicho sobre George Lucas y su obsesión con los efectos visuales, pero ni las precuelas de Star Wars le perdían el rastro a la historia que tenían que contar.
No obstante, ha que admitir también que Valerian contiene secuencias verdaderamente espectaculares, como la anteriormente mencionada misión en el Gran Mercado, o una persecución que involucra a Valerian atravesando diferentes niveles en la gran ciudad Alfa. Los alienígenas digitales, interpretados a través de captura de movimiento, son simplemente hermosos, y el diseño de toda criatura, planeta o ciudad en la película es espectacular. Besson incluso llega a incluir un par de referencias a sus trabajos pasados, como unos extraterrestres que, por su diseño, me recordaron mucho a los guardianes de los Cinco Elementos deEl Quinto Elemento.
Como Valerian, Dane DeHaan es convincente, desarrollándolo como un guerrero intrépido y valiente que no siempre sigue las reglas (razón por la cual cierta escena durante el tercer acto, donde manifiesta que es solo un soldado que siempre obedece a sus superiores, simplemente no funciona). Cara Delevingne es incluso mejor, cosa que me sorprendió considerando sus raíces como supermodelo, y su terrible trabajo enEscuadrón Suicida (claramente, eso fue más culpa de David Ayer que de ella). Su Laureline es fuerte, encantadora, sarcástica y llena de vida; Delevingne convence en las secuencias de acción, y mantiene una fuerte química con DeHaan. Clive Owen está tristemente desperdiciado como el Comandante, y aunque Rihanna brilla en su gratuita escena de baile, demuestra su muy limitado talento actoral en sus escenas más dramáticas.
Temáticamente, Valerian presenta una sociedad casi utópica, en donde la raza humana ha logrado convivir con miles de criaturas de todo color, tamaño, sexualidad y opinión, respetándolos y aprendiendo de sus conocimientos. Resulta curioso, entonces, que la cinta esté tan llena de comportamientos anticuados, que contradicen lo que la historia supuestamente está tratando de presentar. Besson, un hombre blanco de más de cincuenta años, claramente tiene una visión muy “a la antigua” del mundo, y por ende cuenta esta historia desde dicha perspectiva; Valerian definitivamente se hubiese visto beneficiada por un guionista más joven, con un punto de vista más fresco.
El hecho de que Valerian quiera casarse con Laureline, por ejemplo, y que esté obsesionado con ello, se siente muy fuera de lugar, así como muchas de las interacciones entre ellos, donde Laureline claramente es la damisela en peligro (¡siempre grita el nombre de Valerian cuando la capturan!) y él es el caballero que debe rescatarla. La película comienza con una tensión sexual ya existente entre ellos; claramente se gustan, a pesar de que Valerian es un mujeriego (lo dicen… pero nunca lo demuestran), por lo que resulta rarísimo el que su único obstáculo sea el matrimonio. Hubiese sido mucho más interesante que comiencen el filme únicamente como compañeros, y que su romance se hubiese desarrollado de forma más gradual y natural a lo largo de la película.
Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas es una maravilla visual y técnica, una cinta que está más preocupada por presentar alienígenas divertidos, mundos maravillosos y secuencias de acción coloridas, que en desarrollar una narrativa competente. Durante la primera hora de metraje esto parece ser suficiente, pero poco a poco las deficiencias de Besson como narrador se van haciendo evidentes, y la película va pasando de algo sumamente original y divertido, a un producto mucho más previsible y tradicional. El filme se mueve a un buen ritmo y nunca aburre, pero considerando que Besson es capaz de dirigir películas más redondas como El Quinto Elemento o la gran Leòn: El Profesional, uno simplemente no puede evitar sentirse decepcionado.
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