Un pequeño favor

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Más conocido por dirigir una gran variedad de comedias, desde las innegablemente hilarantes (“Damas en guerra”) hasta las decepcionantes ( el remake de “Cazafantasmas”), Paul Feig no es el cineasta en el que uno pensaría, al menos inicialmente, para dirigir un thriller psicológico. Y aunque “Un pequeño favor” no es, necesariamente, un gran exponente del género, ciertamente terminó siendo mucho más eficiente y entretenido de lo que esperaba. Centrándose en un par de actuaciones principales bastante bien construidas, y mezclando tonos de manera casi hiperactiva, “Un pequeño favor” es un filme inconsistente pero divertido, el cual estoy seguro encantará a los fanáticos y fanáticas de Blake Lively, y dejará medianamente satisfecho al resto.

Nuestra protagonista es Stephanie Smothers (Anna Kendrick), una video-blogger que graba tips de cocina para mamás y los publica en su propio sitio web. Un día, conoce a la elegante Emily Nelson (Lively), ya que sus hijos parecen ser amigos de colegio. Mientras ellos juegan, Emily invita a Stephanie a su casa a tomar un martini (de día, por supuesto), y rápidamente se hacen amigas, por más que no podrían ser más distintas: fría, calculadora, cínica y fina, Emily usualmente no congeniaría con una chica como Stephanie, bastante más inocentona y optimista.

Pero amigas se hacen, lo cual resulta en que, un buen día, Emily le pide un favor a Stephanie: que recoja a su hijo del colegio, y que esperen a que regrese de una emergencia de trabajo. Pero luego de un par de días, Emily no regresa, y luego de contarle lo que ha pasado a su esposo, Sean (Henry Golding, a quien vimos hace poco en “Locamente millonarios”), deciden contactarse con la policía. Pero Stephanie tiene sus sospechas, y por ende decide investigar un poco sobre el pasado de Emily, descubriendo varios secretos en el proceso, y demostrándole al público que nada de lo que está sucediendo es lo que parece.

“Un pequeño favor” trata de ser un intenso thriller psicológico, y por momentos lo logra —las interacciones iniciales entre Stephanie y Emily son vagamente pertubadoras, y todo lo relacionado a la desaparición de Emily, aunque inicialmente intrigante, se va convirtiendo en algo mucho más absurdo mientras la cinta se va acercando a su clímax. El problema principal, en todo caso, es que el tono varía demasiado entre lo serio y lo ridículo —el filme quiere que nos tomemos en serio los momentos de violencia y de traición, así como la trágica historia pasada de Emily, pero también inserta personajes secundarios que parecen haber sido sacados de cualquier comedia americana, y decide desarrollar el desenlace de la manera menos creíble posible.

De hecho, durante los primeros dos tercios de metraje, dijo tono variable es bastante tolerable. Sí, la Stephanie de Anna Kendrick es imposible optimista y feliz e inocente (incluso considerando un gran secreto que, eventualmente, decide revelarle a Emily), y sí, algunos momentos de humor se sienten algo fuera de lugar, pero el desarrollo de la relación entre ella y Emily es intrigante y está manejado de manera muy verosímil —esta última es una maestra de la manipulación—, y el filme se mueve a buen ritmo, presentando al personaje de Lively como esta figura misteriosa, algo vulgar, pero consistentemente fabulosa. Todo se desmorona durante los últimos veinte minutos de película —el desenlace es desordenado, y todo culmina de manera exageradamente limpia y perfecta.

Nunca fui fanático de Blake Lively como actriz —no me convenció en “Linterna Verde”, y fue el enlace débil de “The Town”— pero aquí da su mejor interpretación hasta el momento. Es perfecta como Emily; imposiblemente elegante y refinada, inesperadamente franca y siempre a punto de decir groserías, y suficientemente misteriosa como para que uno siempre esté interesado en saber más de ella. Sí, no parece ser fanática de las interacciones humanas —claramente solo está usando a Stephanie—, pero a la vez, uno siente que de verdad quiere a su hijo, y que haría todo por él. Se trata de una actuación por momentos sutil, y en otros bastante enérgica —Lively se luce, también, durante algunos de los flashbacks (de los que no puedo escribir mucho para no incluir “spoilers”).

Por otro lado, Kendrick no está del todo mal como Stephanie. Sí, a veces es un poco desesperante —demasiado enérgica, demasiado inocente, utilizando un tono de voz tan agudo que por momentos suena como una de las ardillas de Alvin—, pero se trata de la perfecta contraparte para Emily. Henry Golding es desperdiciado en un rol que no aprovecha para nada su considerable carisma —comparen, si no, su trabajo acá con su personaje en “Locamente millonarios”— y  Linda Cardellini tiene un breve cameo como un personaje que formó parte del misterioso pasado de Emily.

“Un pequeño favor” es una película bastante particular —tiene elementos de thriller que funcionan bien, y el personaje de Emily es de los más fascinante que haya visto en cualquier filme en mucho tiempo, pero por alguna razón, Feig y su equipo deciden incluir, también, escenas de comedia y mezclar el tono serio con algo bastante más absurdo y ligero, lo cual le resta algo de tensión a varios momentos de la historia. “Un pequeño favor” no es un desastre ni mucho menos —está demasiado bien actuada, y presenta demasiados giros narrativos sorpresivos como para serlo—, pero tampoco se trata de un excelente thriller. Es lo suficientemente competente, sin embargo, como para entretener a cualquiera —especialmente a los fanáticos y fanáticas de Blake Lively.

Avance oficial:

60%
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