Un Don Excepcional
Un don excepcional es el tipo de película que se estrena cada vez con menos frecuencia en nuestro país: un drama sencillo pero inteligente, que plantea una pregunta central de difícil respuesta, y que está poblado por personajes creíbles, llenos de falencias pero con los que uno no puede evitar identificarse. El filme resulta más sorprendente, incluso, cuando uno considera que fue dirigido por el cineasta de las dos películas de El Sorprendente Hombre Araña (Marc Webb), y que está protagonizado por un actor más conocido por interpretar al Capitán América (Chris Evans).
Pero de filme de cómics, esto no tiene nada. A pesar de que la trama puede sonar algo genérica —como algo más apropiado para un canal de teleserie baratas y melodramáticas— está tratada con suficiente madurez como para que resulte mucho más emotiva de lo que uno esperaría. Evans interpreta a Frank Adler, el tutor de su sobrina de siete años, Mary (McKenna Grace), una niña prodigio de las matemáticas. Luego de la muerte de su madre, Frank decide que lo mejor que puede hacer es tratar de darle una vida normal —con amigos y juegos y una escuela común y corriente— a la niña, pero la abuela, Evelyn (Lindsay Duncan) no está de acuerdo. Luego de tratar de convencerlo de manera “pacífica”, Frank y su madre se ven involucrados en una batalla legal por la custodia de Mary, lo cual traerá a la luz una serie de problemas entre ambos, y hará que se cuestionen qué es exactamente lo mejor para una niña de sus talentos.
Ahora bien, es obvio que, para poder concluir de manera satisfactoria, la película se tiene que poner del lado de uno de estos personajes. Sin embargo, lo interesante del filme es que, para poder llegar a dicho final, trata de presentarnos ambas perspectivas de la manera más objetiva posible. En pocas palabras, ni Frank es retratado como el hombre perfecto, ni Evelyn como una bruja maligna (bueno, al menos no hasta los últimos quince minutos de metraje). Sí, Frank quiere lo mejor para su sobrina porque la ama, pero el guion da a entender que algunas de sus decisiones pueden deberse a la culpa que él siente por la muerte de su hermana. Y sí, Evelyn es muy dura y fría, pero poco a poco uno va entendiendo porqué ella actúa como actúa; básicamente, quiere que Mary tenga y haga lo que su hija nunca pudo lograr.
El problema central de la película es fascinante: si uno está a cargo de una niña con un don excepcional, ¿qué es lo que debe hacer? ¿Debe otorgarle una infancia normal, tratar de darle lo que cualquier niño normal tendría, amigos, una escuela común y corriente, juguetes? ¿O debería tratar de exprimir su potencial al máximo? Como deben estar imaginándose, la respuesta que la cinta plantea está más o menos al medio, pero nunca da a entender que se trata de una solución fácil o sin consecuencias graves; Un don excepcional nos muestra los eventos en los que sus personajes se ven involucrados de manera neutra, como para que podamos sacar nuestras propias conclusiones y decidir si lo que a final de cuentas hacen, es lo correcto.
Las actuaciones son muy buenas. Chris Evans interpreta a Frank como un hombre misterioso, de pasado dolido, que ahora solo quiere concentrarse en criar a su sobrina y pasar desapercibido. Sí, resulta poco creíble el que alguien como él pueda pasar desapercibido, aunque sea en un pueblo pequeño —digamos que Evans conserva el mismo físico que luce en sus filmes de Marvel, y su barba no ayuda a esconder nada de ello, precisamente—, pero su trabajo es lo suficientemente sólido como para que uno nunca llegue a cuestionar del todo su presencia. Su romance con una profesora del colegio de Mary (Jenny Slate) es algo forzado, pero ayuda a humanizar a ambos personajes.
Previsiblemente, quien se roba la película es la joven McKenna Grace como Mary. A diferencia de muchos personajes infantiles en películas comerciales, el personaje es tanto escrito como interpretado como un ser humano común y corriente, no como una bolita de ternura y líneas cursis. En pocas palabras, Mary es una niña normal, capaz de ser feliz, triste, estar molesta, hacer berrinches, y sí, equivocarse de cuando en cuando. Lo único que la diferencia de otros chicos es que es muy inteligente, y uno jamás cuestiona dicho aspecto del personaje; Grace es muy creíble tanto en los momentos más emotivos, como en las secuencias en donde tiene que convencernos de que es una genio. La chica tiene mucho rango, por lo que estaré esperando su siguiente aparición en pantalla con ansias.
Aunque la historia tiene el potencial de ser muy melodramática y exagerada, Webb jamás cae en la trampa de manipular a su público de manera demasiado obvia. Sus talentos con el drama están muy bien aprovechados, entregándonos algo muy sobrio y verosímil, más parecido a 500 días con ella que a El Sorprendente Hombre Araña. Un don excepcional no es una cinta que hará llorar a su público, necesariamente; le permite a uno identificarse con sus personajes y meterse en sus zapatos, pero no convierte a la cuestión en un baño de lágrimas insufrible.
Ahora bien, sí considero que el personaje de Frank tiene algunos defectos que le restan un poco a la trama. Por momentos, sentí que su carácter era demasiado blando, como que al personaje le faltaba demostrar más su lado oscuro, su lado fuerte —esto se evidencia más en las escenas que comparte con su madre, y especialmente en la última de la película. Por ende, la resolución del conflicto principal, aunque satisfactorio a nivel intelectual, resulta algo decepcionante y anticlimático a nivel dramático. Como mencioné líneas arriba, Evans no hace un mal trabajo, pero hubiese sido bueno que le otorgase más potencia a algunas de sus escenas.
Un don excepcional no será una película… bueno, excepcional, pero definitivamente cumple su cometido. Resulta refrescante poder ver un filme sencillo, relativamente pequeño, pero intelectualmente y emocionalmente estimulante en nuestra cartelera. El filme jamás cuestiona la inteligencia de su público, y plantea un conflicto pocas veces visto en la pantalla grande de manera madura y realista. Puede que no resulte ser una producción muy comercial —especialmente por lo que poco manipuladora y exagerada que es— pero para quienes apreciamos filmes de este tipo, es una muy agradable sorpresa.
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