“Tren Bala” es entretenimiento puro; ni más, ni menos. No intenta desarrollar una trama particularmente inteligente; sus personajes no pasan por arcos de crecimiento sutiles, y ciertamente no trata de desarrollar temas profundos o siquiera novedosos. Lo que hace la película, más bien, es presentarnos una narrativa innecesariamente enredada pero innegablemente entretenida, poblada por personajes coloridos, y llena de acción, sangre, diálogo divertido, y uno que otro giro inesperado. Considerando que muchas otras películas con ambiciones similares han terminado siendo nefastas, el que “Tren Bala” funcione tan bien debería considerarse como un pequeño milagro.
“Tren Bala” cuenta con varios personajes centrales, pero quien de verdad podría considerarse como su protagonista es Ladybug (Brad Pitt), un asesino que acaba de salir de una suerte de jubilación, tomando un trabajo aparentemente sencillo. Se tiene que subir a un tren bala de Tokyo a Kyoto, en donde debe encontrar un maletín, y llevarlo a su destino. Pero siendo la película que es, dicha tarea no será tan fácil. Resulta que el maletín está bajo el cuidado de otros dos asesinos, Tangerine (Aaron Taylor-Johnson) y Lemon (Brian Tyree Henry), quienes además están protegiendo al hijo de un temido mafioso ruso (Logan Lerman) llamado La Muerte Blanca. Es así que todos estos asesinos se encuentran en el interior del tren, involucrándose en diferentes peleas, cada uno interesado en salir vivo del viaje.
Ahora bien, quienes se animen a ver “Tren Bala” únicamente porque cuenta con la presencia de Benito A. Martínez Ocasio (alias Bad Bunny), quedarán bastante decepcionados. El conocido cantante no aparece por más de cinco minutos —a pesar de que le otorgan un flashback bastante detallado sobre sus motivaciones, y todo—, y más bien forma parte de un par de momentos de comedia negra algo graciosos. Más importante, en todo caso, termina siendo Prince (Joey King), una chica aparentemente inocente que termina siendo más letal de lo que muchos se imaginarían. El acento británico de King es sorprendentemente bueno —su voz me recordó a la de Emma Watson— y sus interacciones con los demás personajes suelen ser interesantes.
Adicionalmente, resulta interesante ver a una leyenda como Hiroyuki Sanada interpretando a un misterioso personaje… así como a un par de cameos que ni pienso revelar para nos arruinarles la sorpresa. En general, ninguno de los personajes está particularmente bien desarrollado —todos son arquetipos andantes, siempre dispuestos a murmurar una frase lapidaria graciosa. Pero al menos están interpretados con energía y carisma, lo cual ayuda a que la película se sienta más como una comedia negra de acción, que como un simple blockbuster genérico y violento. Hasta me animaría a decir que cuenta con un par de momentos sorprendentemente emotivos… los cuales, curiosamente, se sienten algo fuera de lugar, considerando lo brutal que es el resto de la experiencia.
¿Pero qué hay de la acción? Honestamente, esperaba secuencias de pelea un poco más tradicionales, pero si uno se hace la idea de que la mayoría de combates han sido “mejorados” con efectos visuales y movimientos de cámara imposibles, lo más probable es que la pasen bien con “Tren Bala”. Hasta la trifulca entre Brad Pitt y Bad Bunny (¿quién se hubiera imaginado?) funciona dentro del contexto de la historia, por más de que el personaje del segundo hubiese podido estar un poco mejor desarrollado. El director David Leitch —ex doble de acción para varias estrellas de Hollywood— ciertamente tiene experiencia con la acción, y aunque “Tren Bala” depende un poco mucho de la artificialidad que se encuentra con tanta frecuencia en el cine Hollywoodiense contemporáneo, tampoco es que esté mal.
No obstante, como suele pasar con muchas películas “grandes” hoy en día, “Tren Bala” es muy larga. El tercer acto se extiende más de lo necesario, y el clímax, explosivo, lleno de efectos visuales y planos en cámara lenta, es vistoso pero un poco exagerado en comparación a lo que vino antes (y eso ya es decir bastante). Sí, el diálogo es frecuentemente astuto —consideren una conversación que tienen los personajes de Taylor-Johnson y Tyree Henry sobre sus sobrenombres en base a frutas— y ocasionalmente gracioso, pero al ser un filme que solo pretende de ser entretenido, “Tren Bala” no logra justificar su larga duración. Al menos no del todo.
“Tren Bala” es de las experiencias más divertidas que pueden tener en el cine estos días —de eso no hay duda. Se mueve a buen ritmo, está llena de actuaciones carismáticas, y parece estar siempre dispuesta a incluir más violencia y sangre y frases lapidarias para distraer al espectador. Es un filme absolutamente artificial —se nota que no estuvieron ni cerca de pisar Japón durante el rodaje— y del que seguramente se olvidarán rápido, pero tampoco es que esté mal. Si lo que quieren es distraerse por un par de horas, y pasarla bien, acompañados por Brad Pitt, un grupo de personajes secundarios coloridos, y algunos cameos inesperados, “Tren Bala” es una buena opción. Pero si son fanáticos de Bad Bunny… mejor vayan con expectativas algo bajas.
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