Top Gun: Maverick

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Tom Cruise es un actor/productor que está empecinado en entregarle a su público el mejor espectáculo posible. No tiene miedo de ser muy ambicioso, no tiene miedo de realizar actos demasiado peligrosos, y por lo que se ve en “Top Gun: Maverick”, no tiene miedo de revivir franquicias que han estado en reposo por más de treinta años. Muchos seguramente pensaban que una secuela de “Top Gun” era totalmente innecesaria, de hecho, pero para variar, lo que ha hecho Cruise con esta segunda parte es probar que dichos escépticos estaban equivocados. Y no es solo que la secuela era absolutamente necesaria; para sorpresa de muchos, terminó siendo superior a su predecesora.

Eso se debe a que “Top Gun: Maverick” es un “tour de force”; no hay otra manera de decirlo. Es la primera película en mucho tiempo que, como bien dice el cliché, me ha mantenido al borde del asiento, agarrándome del brazo de mi acompañante, nervioso por lo que pasaba en pantalla. No es una exageración decir que salí sudando de la sala de cine; “Top Gun: Maverick” es de las películas más tensas y emocionantes que haya visto este año, y de las secuelas tipo “legado” más exitosas a nivel creativo que se me puedan ocurrir. La primera entrega es divertida y cursi; un filme extremadamente ochentero, algo anticuado pero lleno de líneas y momentos memorables. “Top Gun: Maverick”, sin embargo, está en otro nivel.

Evidentemente, han pasado treinta años, tanto en la vida real, como dentro de la ficción de la película. Sin embargo, el Pete “Maverick” Mitchell sigue siendo un capitán de las fuerzas navales estadounidenses; extremadamente condecorado, pero aparentemente incapaz de ascender o de dejar atrás el pasado. Pero luego de realizar una maniobra particularmente peligrosa, es enviado, con la ayuda de su viejo amigo, el almirante Tom “Iceman” Kazansky (Val Kilmer), de vuelta a la escuela Top Gun, pero esta vez en calidad de maestro. Puede que su futuro como aviador esté en peligro, pero al menos tiene esta última oportunidad para probar su valor.

Esto se debe a que el almirante Beau “Cyclone” Simpson (Jon Hamm) le da una misión particularmente peligrosa, para la que debe preparar a un grupo de sobresalientes estudiantes. Maverick tiene menos de tres semanas para enseñarles todo lo que sabe, y para asegurarse de que puedan cumplir con la misión y, más importante, sobrevivirla. El problema, sin embargo, que entre sus estudiantes se encuentra el lugarteniente Bradley “Rooster” Bradshaw (Miles Teller), el hijo de Goose, el mejor amigo de Maverick, quien murió en la primera película. Nuestro protagonista todavía siente una gran culpabilidad por dicha muerte… y Rooster lo odia por ello. Ambos pilotos tendrán que aprender a trabajar juntos, sin embargo, si quieren cumplir con la misión y terminar la película con vida.

A diferencia de otras secuelas tardías de películas clásicas, “Top Gun: Maverick” no intenta repetir lo que hizo su predecesora. Sí, cuenta con algunos planos que hacen referencia a la primera historia —como Maverick manejando su motocicleta por la pista de aterrizaje, mirando a un avión a la distancia—, pero fuera de eso, trata de desarrollar una narrativa propia, muy respetuosa hacia lo que vino antes, pero con un ojo en el futuro. Lo mejor, además, es que no es necesario haber visto la película anterior para entender esta. El guion hace un buen trabajo explicando la historia de trasfondo de Maverick, así como la relación que mantuvo con personajes como Goose o Iceman. Por ende, los neófitos no tendrían porqué sentirse perdidos con esta nueva entrega de la franquicia.

No obstante, muchos espectadores seguramente irán a ver “Top Gun: Maverick” por las secuencias aéreas, y en ese sentido, la cinta no decepciona… para nada. Lo que tenemos acá son algunas de las secuencias de entrenamiento y combate en cazas más espectaculares del cine, muchas de ellas grabadas de verdad, con cámaras IMAX pegadas en los aviones. Evidentemente, Tom Cruise siendo Tom Cruise, se animó a volar dichas cazas de verdad, lo cual resulta en un grado de verosimilitud nunca antes visto en el cine. No exagero cuando digo que estas escenas son verdaderamente impresionantes; visualmente impactantes, y totalmente creíbles. “Top Gun: Maverick” no cuenta con un solo momento que lo saque a uno de la ficción, porque nunca llega a sentirse innecesariamente sintética o falsa. Es increíble.

Adicionalmente, el director Joseph Kosinski (“Tron: El legado”, “Oblivion”) hace un excelente trabajo manejando la tensión y el suspenso, haciendo que el espectador termine sudando mientras ve a los personajes entrenando y, para el clímax, participando en la misión que se les ha dado. Ningún plano está por las puras; todas estas secuencias de persecución y combate aéreo ayudan a contar la historia de manera cinética y emocionante, haciendo que uno se preocupe por los personajes. El guion hace un buen trabajo haciendo que hasta Maverick se sienta vulnerable; uno siempre tiene la sensación de que cualquiera de estos pilotos podría acabar muerto, lo cual hace que estos momentos se sientan particularmente tensos. La última media hora de “Top Gun: Maverick” es, de hecho, de lo más emocionante que haya visto en un buen tiempo.

Tom Cruise vuelve al personaje de Maverick con total naturalidad, utilizando su evidente carisma para hacer que el espectador simpatice con él, pero también otorgándole algo de vulnerabilidad, admitiendo que el tiempo ha pasado, y que tiene que dejar atrás muchos de sus arrepentimientos. Cruise resalta tanto en las secuencias áreas —¡el hombre simplemente no le tiene miedo a nada!— como en las más dramáticas, siendo la escena que comparte con el Iceman de Val Kilmer una de las más emotivas del filme. 

El reparto secundario, por su parte, hace un buen trabajo a la hora de desarrollar a sus respectivos personajes; resaltan el Rooster de Miles Teller (frustrado, talentoso), la Phoenix de Monica Barbaro (seria, habilidosa), y el Hangman de Glen Powell (antipático, egocéntrico). La única con un rol bastante ingrato es Jennifer Connelly. Su Penny Benjamin no es más que un interés amoroso para Maverick; entre lo malgastada que está Connelly, y las razones claramente sexistas por las que Kelly McGillis no fue llamada para esta secuela, lamentablemente no se puede decir que “Top Gun: Maverick” trate muy bien que digamos a sus personajes femeninos.

Aparte de ese considerable defecto, sin embargo, no me puedo quejar mucho de esta película… especialmente considerando la diferencia en calidad que hay entre ella y su predecesora. Lo que tenemos acá es una clase maestra en tensión y suspenso; un ejemplar filme de acción que sabe lo que la gente disfrutó de la primera entrega, y que sabe cómo utilizar el lenguaje cinematográfico para entregarle al público un espectáculo que se DEBE disfrutar en la pantalla grande. “Top Gun: Maverick” es de esas películas que sufrirán mucho a la hora de pasar a los servicios de streaming o al formato Blu-ray. Por ende, si tienen la oportunidad, dense un tiempo y vayan a verla al cine —de preferencia, a la pantalla más grande que puedan encontrar. Lo más probable es que salgan con el pulso acelerado y sudando como su servidor. ¿Qué más podrían pedir?

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