Soul
Se supone que “Soul” iba a salir en cines, pero como muchas otras producciones de grandes presupuestos, tuvo que ser pospuesta, y eventualmente, estrenada en una plataforma de streaming. A diferencia de “Mulan”, sin embargo, uno no tiene que realizar un pago adicional a Disney Plus para ver “Soul”, felizmente —y a diferencia de “Mulan”, también, se trata de un filme absolutamente original y desgarradoramente emotivo. Ya es casi un cliché decir que una película de Pixar hará llorar a sus espectadores, pero eso es precisamente lo que hace “Soul”. Y lo hace a través de una historia entretenida pero sorprendentemente compleja, que lidia con temas relacionados a la muerte, y al propósito que cada ser vivo tiene en esta Tierra.
El protagonista de “Soul” es Joe (voz de Jamie Foxx), un pianista de Jazz que, a pesar de tener mucho talento y ser extremadamente apasionado, tiene que contentarse con trabajar como profesor en una escuela de Nueva York. De hecho, su madre no está de acuerdo con su elección de carrera —y preferiría que tenga un trabajo estable en vez de depender, además, de pequeños conciertos y grabaciones—, y sus alumnos no parecen tener el mismo interés que él en la música (a excepción de una niña). Las cosas cambian, sin embargo, cuando un ex alumno le consigue un trabajo con Dorothea (Angela Bassett), una renombrada cantante de Jazz, lo cual renueva la esperanza en Joe, quien cree finalmente haber encontrado la oportunidad que siempre estuvo esperando.
Desgraciadamente, el universo le tiene guardada una sorpresa. Tan emocionado está el pobre hombre por esta noticia, que se cae por un agujero en la calle y se muere. Al “despertar”, se encuentra sí mismo en forma de espíritu, a punto de entrar al “más allá”. Pero tan desesperado está por regresar a la Tierra, que termina escapándose al mundo donde las almas son entrenadas antes de ir a la Tierra y nacer en el mundo físico. Es ahí donde conoce a 22 (Tina Fey), un alma que se rehusa a ser encasillada e ir nuestro planeta, pero que eventualmente se animará a ayudarlo a encontrar una forma de regresar a su cuerpo. Después de todo, Joe debe ir a tocar en su primer concierto con Dorothea, para por fin cumplir su sueño. Pero como suele pasar en este tipo de películas, cumplir dicho objetivo no será nada fácil.
Si hay algo que diferencia a Pixar de otras productoras norteamericanas de animación, es que, de vez en cuando, se animan a producir historias que, al menos en teoría, no resultarían particularmente atractivas para los más pequeños de la casa. Después de todo, en “Intensa-mente”, narraron una historia relacionada a las emociones humanas y la manera en que uno tiene que manejarlas. Y con “Soul”, transmiten diversos temas relacionados a la muerte, y más importante, al objetivo que todos tenemos en la Tierra, de manera sorprendentemente existencial. Inicialmente, Joe cree que su único objetivo en nuestro planeta es tocar Jazz y ser feliz con la música, y aunque eso es cierto, poco a poco se da cuenta de que no todos tienen que ser encasillados de maneras similares. En 22, encuentra a alguien que no sabe lo que quiere, pero que de a pocos va encontrando belleza en la Tierra, dándose cuenta que hay cosas más allá del trabajo y la música.
“Soul” es una película, pues, que celebra las interacciones humanas y los pequeños momentos que mucha gente toma por sentado. Consideren, si no, la escena de la barbería, en donde 22 demuestra lo habilidosa que es relacionándose con gente, característica con la que Joe, desgraciadamente, no cuenta. O un momento en el tercer acto, donde vemos a un personaje admirando la belleza del otoño en Nueva York. Es contenido temático, pues, que usualmente no se encuentra en las películas animadas para niños, pero que acá es transmitido con sutileza y hermosura, haciendo que el viaje en el que se involucran ambos personajes se sienta importante y trascendente. “Soul” es un filme sorprendentemente autoreflexivo, consciente de que buena parte de su público objetivo no entenderá muchos de los detalles, pero sí las ideas generales.
Siendo una película de Pixar, además, se trata de una propuesta inmensamente creativa. Disfruté mucho, por ejemplo, de la manera en que es interpretado el mundo del “más allá”. Los encargados de entrenar y definir las personalidades de cada alma lucen como dibujos de Picasso en 3D y sin “relleno” de color, increíblemente flexibles y animados con mucho encanto. Y las almas son estos adorables globitos celestes, que demuestran, además, que todo ser humano es igual al otro en su interior. Y ni qué decir de la versión de Nueva York que nos entrega la película. “Soul” es de los filmes más visualmente impresionantes que haya visto, capaz de desarrollar una ciudad que luce absolutamente fotorrealista. Desde la iluminación hasta la textura en pantalla, y por supuesto, los movimientos de los músicos cuando tocan Jazz; todo luce creíble y está lleno de detalles, pero sin perder ese encanto caricaturesco tan característico de Pixar, que evita que la película entera se sumerja en el siempre peligroso uncanny valley.
“Soul” es, además, una de las películas de Pixar más atractivas a nivel musical. Siempre he sido un gran fanático del Jazz, y es a través del personaje de Joe —pero también de algunos secundarios, como Dorothea o Curley— que la película logra desarrollar un ambiente musical exquisito. La pasión que Joe le tiene al Jazz es transmitida con efectividad en todas las escenas musicales —incluyendo, incluso, la primera de toda la cinta—, y forma parte del ADN de la película, contrastando a sobremanera con las secuencias que se llevan a cabo en el otro mundo. Parece que el Jazz está atravesando una suerte de resurgimiento en este 2020 —entre “Soul” y “Ma Rainey’s Black Bottom” y hasta la serie “The Eddy”, para Netflix, hemos podido disfrutar de harto Jazz en nuestras pantallas chicas. ¡Algo de bueno tenía que tener este año, pues!
Por otro lado, las actuaciones de voz son todas excelentes, como siempre. Jamie Foxx logra desarrollar a Joe como un hombre extremadamente apasionado pero socialmente algo torpe, que poco a poco tiene que aprender ciertas lecciones sobre la vida y, más importante, sobre cómo tiene que vivirla. Foxx se mete tanto en el personaje, que uno rápidamente deja de escuchar al actor y puede ver únicamente a Joe; algo que, valgan verdades, le cuesta hacer a varias celebridades cuando se involucran en proyectos como este. Tina Fey, por su parte, interpreta a 22 como un alma enérgica y sardónica —harta de todas las lecciones que han tratado de inculcarle (los flashbacks con sus maestros, desde la Madre Teresa hasta Abraham Lincoln, son de lo más gracioso que tiene la película para ofrecer) y muy acostumbrada a vivir como un alma perdida. La relación entre ella y Joe es el único punto flojo de la película, sin embargo —nunca se llegan a sentir como una pareja dispareja clásica de Pixar, como Woody y Buzz en las películas de “Toy Story”, o Sully y Mike en “Monsters Inc.”
Sin embargo, no se puede negar que “Soul” cuenta con la potencia emocional que ha hecho llorar a incontables espectadores —tanto niños como adultos— con muchas de las películas de Pixar. Y el hecho de que los directores Pete Docter, Kemp Powers y su equipo hayan sido capaz de contar una historia que tiene mucho qué decir sobre la naturaleza humana, la muerte y la pasión que mucha gente le tiene al arte y la música, a través de una aventura animada para toda la familia, ciertamente es digno de admirarse. Me da mucha pena que no haya podido ver “Soul” en el cine; considerando lo emotiva y visualmente espectacular que es, estoy seguro que verla en la pantalla grande se hubiese sentido como una experiencia totalmente diferente. Pero incluso viéndose en casa, “Soul” se termina por convertir en una de las producciones más originales de Pixar; de repente no tan redonda como “Intensa-mente” o “Coco”, pero muy superior a la producción animada promedio. No se me ocurre una mejor película para ver en familia durante estas atípicas fiestas.
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