Soledad.com
La falta de dinero o de recursos no debería servir como excusa para filmar una mala película. Si no, pregúntenle a Kevin Smith o a Darren Aronofsky sobre sus debuts cinematográficos; incluso a Christopher Nolan (si no han visto “Following”, pues háganlo). El truco, según he podido observar, consiste en no tratar de hacer algo que vaya más allá de los recursos a disposición; si no tienes acceso a muchos actores profesionales, pues incluye pocos personajes; si no tienes dinero para conseguir permisos o construir sets, centra todo en una sola locación; y si, en general, no tienes mucho presupuesto, no te mandes a realizar una película perteneciente a un género típicamente costoso, como la acción, el thriller, la fantasía, o la ciencia ficción (a menos que, de una forma u otra, logres hacerlo de manera extremadamente minimalista).
Es por todo esto que una cinta como “Soledad.com” me parece simplemente inaceptable. Ahora bien, uno puede ver un filme como este de dos maneras: como una producción legítima que, supuestamente, iba a ser estrenada en la cartelera comercial, o de manera más irónica, como una película involuntariamente hilarante con la que es muy posible arrastrarse por el piso de la risa. Lo primero lo dejará a uno extremadamente frustrado y hasta molesto; lo segundo, al menos, resultará divertido, aunque no de la manera en que su equipo realizador le hubiera gustado. Evidentemente, en el caso de “Soledad.com”, elegí lo segundo, aunque eso no quiere decir que pueda perdonarle sus defectos más graves.
En todo caso, vale la pena comenzar mencionando que la película viene con todos los grandes defectos técnicos que uno esperaría de una producción independiente hecha a la mala: errores de sonido, banda sonora repetitiva, planos aburridos, problemas de foco, encuadres que revelan detalles inverosímiles en los sets, actuaciones primerizas, y más. Súmenle a esto una trama incomprensible, y efectos visuales que, hoy en día, podrían ser superados por un adolescente con acceso a tutoriales online, y el resultado final es una película que realmente hay que ver para creer. De hecho, me resulta increíble el que, en algún momento, hayan querido estrenarla en cines comerciales. No hubiera durado ni una semana.
Trataré de resumir la historia de la manera más coherente posible. “Soledad.com” se lleva a cabo dentro del Instituto Nacional de Sistemas (el cual luce más como un instituto tipo Cibertec, en realidad), en donde una mafia de hackers ha insertado un virus troyano llamado MK-MX. ¿Su objetivo? “Borrar todos los datos de la red” (sí, en serio). Pero tenemos un héroe que está obsesionado con detenerlos: Ángel (Julián Legaspi) es un profesor de nuevas tecnologías que descubre este virus mientras “gilea” con una de sus alumnas por el chat (sí, en serio), por lo que luego de dar vueltas sin mucha idea de qué hacer, decide que la única solución a este problema es entrar a la red (literalmente).
Para ello, recibirá la ayuda de Ximena (Clelia Francesconi), la alumna anteriormente mencionada, y su compañero Leandro (Eduardo Alonzo). Pero los hackers mandarán a un par de matones (el cantante Julio Andrade y Marcello Rivera, a quien pueden ver ahora en la pantalla grande en “Caiga quien caiga”) que querrán detenerlo a toda costa. ¿Podrán nuestros “héroes” salvar al mundo? ¿Realmente tendrán que “entrar” a la red? ¿Es posible “borrar” TODOS los datos de la Internet, o esto es algo que solo se creía posible en el año 2005? La película tratará de contestar algunas de estas preguntas, pero creanme cuando les digo que no les gustarán las respuestas.
Hay ciertas “reglas” que un director debe seguir a nivel visual para que una película pueda ser entendida. Ni siquiera disfrutada; simplemente entendida. Los planos de establecimiento, por ejemplo, existen para mostrar la locación en la que los personajes se encuentran; los primeros planos y los inserts, por otro lado, deben ser utilizados de manera precisa, no gratuita, para no marear al espectador. Y, si es posible, hay que asegurarse de no simplemente parar a todos los actores frente a cámara y hacerlos hablar; esto resulta en escenas verdaderamente aburridas, que ni siquiera merecen ser comparadas con el teatro, en donde el posicionamiento de los actores, y sus movimientos en el escenario, son igual o más importantes que en el cine.
Pues bien, claramente el director Antonio Landeo no tomó nada de esto en cuenta a la hora de dirigir “Soledad.com”. Consideren, si no, lo mal encuadrados que están la mayor parte de sus planos (no respeta los eye-lines, es decir, los espacios a los que los actores miran, y muchas veces no abre sus encuadres durante una escena entera, lo cual no hace más que confundir al espectador respecto a donde los personajes se encuentran), y lo terriblemente editada que está la película. ¿Creen que las transiciones súbitas, o los silencios incómodos hacen que una película sea más entretenida y ágil? Si es así, disfrutarán enormemente de “Soledad.com”.
No obstante, lo peor de la cinta está a nivel sonoro. El soundtrack, supuestamente “original” (aunque suena más a piezas de stock encontradas en Internet), está compuesto de los mismos tres temas: el de “suspenso” (que es utilizado hasta el cansancio), el “romántico” (que aparece cada vez que Ángel y Ximena interactúan), y el “neutral”, que es utilizado cuando la película no necesita generar ni tensión y romance. Es como si hubieran llevado el concepto de leitmotiv al extremo, utilizando piezas musicales realmente exageradas y hasta caricaturescas.
Y en lo que se refiere al sonido directo y los efectos sonoros… pues he visto mejores esfuerzos en trabajos escolares. El diálogo está terriblemente grabado; el audio original se escucha mal o, con frecuencia, es opacado por la música, y varía entre estar demasiado fuerte, o demasiado bajo. Algunos actores se escuchan bien en ciertas escenas, mientras que otros parecen haber estado sin micrófono (el audio de cámara rara vez se escucha bien). Por supuesto, hay secuencias que han sido completamente dobladas, lo cual resulta en efectos de folly ridículos (¡todos los pasos se escuchan igual!) y una carencia ridícula de sonido ambiental. Ah, y cómo olvidarnos de los sonidos que se cortan entre planos, o diálogos mal grabados que ni se tomaron la molestia de doblar; si “Soledad.com” ya de por sí se ve mal, en realidad se escucha peor.
Julian Legaspi puede dar sólidas actuaciones cuando está bien dirigido (consideren “La Última Noticia” por ejemplo), pero acá luce completamente perdido. Ángel tiene la personalidad de una tostadora, y Legaspi parece estar simplemente siguiendo las instrucciones del director al pie de la letra, reaccionando de manera literal a las desgracias (sudando, tapándose la cara con la mano) y a las buenas noticias (sonriendo… ligeramente). Clelia Francesconi tiene el papel ingrato del interés amoroso, Antonio Arrué (un buen actor que, desgraciadamente, aparece en demasiadas películas de este tipo) luce desesperado como el jefe de Ángel, y Julio Andrade y Marcello Rivera parecen ser los únicos en tomarse la película como un producto absurdo y hasta cómico; por ende, son los que pasan menos vergüenza. Ah, y cómo olvidarnos de los cameos: Mónica Delta aparece por cinco segundos dando las noticias, y el gran Enrique Victoria (Q.E.P.D.) interpreta a un viejo verde en una sola escena.
Quizás (y ese es un “quizás” muy relativo) si es que la película se hubiera concentrado en su trama central, hubiera terminado siendo un poco más coherente. Lamentablemente, ese no es el caso. Aparte del conflicto principal, que involucra hackers con planes estúpidos, términos tecnológicos pasados de moda (“Soledad.com” fue grabada en el 2005, pero se exhibió por única vez, en una sola sala, en el 2017) y viajes a mundos virtuales que consisten del desierto de Chilca cubierto por una cuadrícula transparente en posproducción, la cinta decide incluir varias tramas secundarias, las cuales no aportan absolutamente nada de valor.
Por ejemplo, Ángel acompaña a Ximena a que participe en un casting para TV. Este resulta ser dirigido por un grupo de enfermos sexuales, quienes le piden a Ximena que se quite la ropa para hacer la prueba; Ángel se molesta, le pega al director, se va con Ximena… y nadie nunca vuelve a mencionar esto. ¿De repente es un comentario social que el director quería incluir? Quién sabe. De ahí tenemos la escena con Enrique Victoria (realmente embarazosa, dicho sea de paso), un momento donde Ángel manda a volar a un ambulante (¡“ándate a trabajar, ca**jo!”), quien reaparece en el mundo virtual (¿?), y hasta secuencias que nos muestran la vida familiar de Ximena, incluyendo una escena de ducha absurdamente innecesaria que, por supuesto, aparece en todo los trailers (al menos no incluye un desnudo gratuito…)
Es posible divertirse con toda esta incoherencia; de hecho, eso fue lo que hice. La experiencia de ver “Soledad.com” me recordó bastante a “The Room” (aunque podría afirmarse que la obra maestra de Tommy Wiseau, al menos, tiene una mejor calidad de imagen; “Soledad.com” parece haber sido grabada con una Handycam); ambas películas tienen malas actuaciones, una trama que no tiene sentido, escenas innecesarias, actuaciones inexplicables, y efectos especiales ridículos. En lo que se refiere a lo último, “The Room”, solo tenía chromas mal hechos; en “Soledad.com”, más bien, tenemos el mundo virtual con la cuadrícula encima, tomas del espacio que parecen haber sido sacas de un juego para el primer PlayStation, y hasta una escena de balazo que está dirigida, encuadrada, editada y posproducida de la manera más inepta posible. ¡Podría afirmarse que “Soledad.com” es hasta más divertida que “The Room”, precisamente porque trata de ser un “tecno-thriller”, y no solo un melodrama!
Me resulta realmente divertido el que se haya hecho tanto cine en nuestro país que, al igual que en otras industrias o pseudo industrias, ya tengamos nuestras propias producciones serie B, filmes que pueden (y deben) ser disfrutados de manera irónica. “Soledad.com” definitivamente es una de esas cintas. Si se le evalúa formalmente como una película, considerando los aspectos técnicos y artísticos con los que todo filme debe cumplir, “Soledad.com” es un fracaso absoluto. Pero si se le considera como una comedia involuntaria, llena de efectos visuales paupérrimos y actuaciones hilarantemente tiesas (o en algunos casos, caricaturescas), y con una historia que parece haber sido escrita por un niño que poco o nada sabe de tecnología, “Soledad.com” es un éxito rotundo. Estoy seguro que existe un público para esta película; si realmente quieren saber como es nuestro cine de serie B, les recomiendo que entren a Indie.pe (la única plataforma donde esta disponible el filme) e inviertan cuatro nuevos soles para verla. Al menos no se aburrirán.
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