Sin aire

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“Sin Aire” es una película tipo High Concept: es decir, maneja un concepto con un gancho bien específico, desarrollado para atrapar al espectador desde un inicio. En este caso, tenemos una historia engañadoramente sencilla, protagonizada únicamente por dos personajes, que se lleva a cabo en una sola locación la mayor parte del tiempo. Se trata de una historia de supervivencia que, en el papel, seguramente se leía como una experiencia increíblemente tensa, pero cuyo resultado audiovisual simplemente está…. bien. No es que haya esperado demasiado de “Sin Aire”, si no que, considerando que su propósito principal era, asumo, ausar una sensación palpable de suspenso y desesperación, el filme simplemente cumple con su cometido. Ni más, ni menos.

Nuestras protagonistas son las hermanas May (Louisa Krause) y Drew (Sophie Law), quienes luego de no verse por un buen tiempo, deciden realizar un viaje a las playas de Malta a las que iban de pequeñas con sus padres. Es ahí que se ponen su equipo de buceo de avanzada, y se sumergen en el océano en busca de una cueva particularmente profunda. Pero como se deben imaginar, las cosas salen mal. Justo cuando están buceando, unas piedras caen encima de ellas, atrapando a May, y dejando a Drew libre para que intente ayudarla. Esto último, sin embargo, terminará siendo mucho más complicado de lo que les hubiese gustado.

“Sin Aire” maneja dos conflictos principales: el conflicto externo, el más evidente y el más claro, que consiste en Drew intentando rescatar, de una manera u otra, a su hermana, antes de que se le acabe el oxígeno. Y el interno, en el que nos vamos dando cuenta, a través de flashbacks, de los traumas de la infancia de los que sufre May, y de la poca confianza en sí misma que tiene Drew. La idea es que el conflicto externo informe al interno, obligando a las hermanas a superar sus miedos y traumas para seguir adelante y, más importante, salir de esta situación con vida.

Nuevamente: no es nada del otro mundo. Es una estructura clásica para una película de este tipo, en la que se nos da una dimensión adicional en lo que se refiere al desarrollo de los personajes, para que el drama resulte particularmente intenso. No obstante, “Sin Aire” comete un error un poco grave: los conflictos internos no están particularmente bien desarrollados. De los traumas de May nos vamos enterando poco a poco a través de flashbacks sin audio y de ensueño, y nunca quedan del todo claros. ¿Su papá era abusivo? ¿La traumó mientras intentaba enseñarle a nadar? ¿Está May intentando compensar algo? Todo esto queda en el aire, y aunque PODRÍA haber resultado interesante que el espectador se vea obligado a sacar sus propias conclusiones, no creo que ese sea el caso.

El caso de Drew, por otro lado, es un poco más interesante, pero tampoco llega a funcionar del todo. Tenemos la sensación de que, al ser la hermana más joven, que además todavía vive con la madre y no ha encontrado su independencia, depende todavía mucho de May para tomar decisiones. El punto del conflicto central de “Sin Aire”, entonces, está en obligar a Drew a que madure y se valga por sí misma. Pero esto, nuevamente, es desarrollado de manera algo pobre, resolviéndose de forma súbita y poco convincente, luego de que la hemos visto intentar superar todo tipo de obstáculos: desde tanques de oxígeno rotos, hasta maleteras de carro que no se abren, y más. Drew es dibujada, entonces, como un personaje bastante fuerte, pero su crecimiento a lo largo de la historia no llega a convencer.

Donde el director Maximilian Erlenwein, entonces, hace un mejor trabajo, es en el desarrollo del suspenso. Ahora, no se equivoquen: “Sin Aire” no es el tipo de película que los dejará, bueno, SIN AIRE (jue, jue, jue), pero al menos maneja suficientes situaciones de tensión como para que uno termine preocupándose por sus protagonistas. Tenemos varios momentos en donde a las chicas se les acaba el oxígeno, donde intentan pedir ayuda sin mucho éxito, o donde tienen una cantidad limitada de tiempo para ayudarse entre ellas. No es nada que les vaya a dejar en el borde de sus asientos, pero cumple. Además, disfruté de la dirección de fotografía bajo el agua; no me queda claro qué tanto se grabó en el océano y qué tanto se grabó en un set en un tanque, pero todo luce muy creíble y atmosférico.

De las actrices tampoco me puedo quejar. No es que den actuaciones dignas de cientos de premios, pero al menos logran desarrollar a sus personaje de forma creíble; lo cual es particularmente retador, además, porque fuera de los breves flashbacks, no hay NADIE MÁS aparte de Krause y Lowe en “Sin Aire”. La primera desarrolla a May como una mujer estoica, que está lidiando con varios conflictos internos (los cuales, como se ha dicho ya, lamentablemente, no están del todo claros). Y la segunda se luce como una chica dispuesta a ayudar, que tiene que atravesar diversas situaciones complicadas para rescatar a su hermana atrapada. Lowe en particular tiene un rol muy físico, tanto fuera como dentro del agua, y hace un buen trabajo transmitiendo el peligro en el que se encuentra.

“Sin Aire” es una experiencia cumplidora, regular. Logra desarrollar algo de tensión, y cuenta con actuaciones de buen nivel, pero entre los conflictos internos poco claros, y el mediano nivel de tensión (el cual, en realidad, debió ser MUCHO más alto), no llega a convencer del todo. El filme ciertamente LUCE muy bien —se ve beneficiado por el poco o nulo uso de pantallas azules y efectos visuales digitales—, y uno que otro momento llegó a emocionarme, pero no puedo evitar pensar que pudo haber aprovechado mejor su High Concept. No me arrepiento de haber visto “Sin Aire” en el cine, pero si realmente tienen ganas de ver algo emocionante y lleno de suspenso, no creo que la película vaya a satisfacerlos del todo. No es la peor propuesta ahorita en cartelera… pero tampoco es de lo mejor que hay disponible.

Avance oficial:

60%
Puntuación
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