Sierra Burgess es una loser

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Siempre le tendré cierta debilidad a las historias de adolescentes. No necesariamente porque extrañe mi época de colegial, si no más bien porque este tipo de filmes, especialmente los de corte cómico, le permiten a los cineastas y directores contar historias relacionadas a conflictos y encrucijadas muy humanas, muchas veces relacionadas a lo sentimental. Evidentemente cuando se desarrollan este tipo de historias de manera ordenada e inteligente, pueden resultar en cintas extremadamente entretenidas e intrigantes —véase buena parte de la filmografía de John Hughes—, pero cuando se tratan de manera burda e innecesariamente vulgar… bueno, digamos que Hollywood ha producido muchas comedias adolescentes nefastas a través de los años.

Habiendo dicho eso, vale la pena aclarar que algo como “Sierra Burgess es una loser” tenía el potencial de ser particularmente decepcionante. Sí, el reparto es sólido y los avances prometían bastante, pero el historial de Netflix en lo que se refiere a largometrajes originales no es particularmente consistente, y la premisa en sí, en la que vemos al personaje central engañando a su supuesto interés amoroso, podría resultar en una caracterización desesperante o hasta odiosa. Felizmente, eso no es lo que pasó con “Sierra Burgess es una loser”.

Ahora bien, tampoco pretendo manifestar que “Sierra Burgess es una loser” es una cinta perfecta ni mucho menos. El desenlace, que ocupa los últimos veinte minutos de metraje, es inverosímil y se siente deshonesto, pero afortunadamente, el resto de la película es lo suficientemente encantador como para que el producto final no termine por desmoronarse. Si disfrutan de la mayor parte de comedias adolescentes —y tienen una particular debilidad por los filmes producidos en los años 90—, definitivamente la pasarán bien con “Sierra Burgess es una loser”. Los demás posiblemente se desesperen con la película —después de todo, a pesar de tomar un par de decisiones poco convencionales, tampoco se trata de la cinta más original del mundo.

Sierra (Shannon Purser) es una excelente estudiante de secundaria; inteligente, divertida, y con ganas de ir a una universidad de alto calibre. Se lleva muy bien con su mejor amigo, Dan (RJ Cyler, del reboot de los “Power Rangers”), y aunque es fastidiada con cierta regularidad por las bullies del colegio, y especialmente por la bella Veronica (Kristine Froseth), nunca se deja abusar. Pero cuando esta última, como broma, le da el número de Sierra al innegablemente atractivo Jamey (Noah Centineo) en vez del suyo, nuestra protagonista no puede resistir el hacerse pasar por alguien que no es.

Es así que comienza a mandarse mensajes y hasta conversar por FaceTime (no revelaré cómo es que lo logra) con este chico, quien también parece estar enamorándose de ella. El problema, sin embargo, es obvio: puede que Jamey se esté enamorando de la personalidad de Sierra, pero él cree que luce como Veronica, lo cual obligará a Sierra a buscar la ayuda de esta última para que, de alguna manera, él no se entere de la verdad. Como suele pasar en este tipo de historias, sin embargo, este secreto no se mantendrá oculto por mucho tiempo.

A pesar de sentirse frecuentemente como una cinta adolescente de los 80s ó 90s, “Sierra Burgess es una loser” maneja un estilo bastante más realista, el cual le permite alejarse un poco de la estética de cuento de hadas que siempre ha sido relacionada con el género. Tenemos, por ejemplo, el hecho de que la protagonista, Shannon Purser, no cumple con los estándares de belleza occidentales, lo cual le sirve mucho a la narrativa; todo el punto de “Sierra Burgess es una loser” es demostrar, al igual que en “Cyrano de Bergerac”, que la belleza está en el interior, no es el aspecto físico. Pero hasta este concepto es desafiado, también, por el hecho de que Sierra se pasa la mitad de la película haciendo ago moralmente cuestionable; tanto ella como el resto de personajes escapan un poco de los estereotipos del género, y por ende se convierten en chicos bastante más verosímiles y humanos.

Sí, hacerle catfishing (recomiendo buscar el término en Google) a un chico no está bien, pero la película no tiene miedo de enfrentar esta cuestión de manera directa, justificando, hasta cierto punto, las razones por las que Sierra termina haciendo esto (evidentemente, tiene mucho qué ver con sus propias inseguridades). No se trata de una chica perfecta; es, más bien, alguien que comete tremendo error en busca del verdadero amor, pero sin ganas de engañar a alguien. Sí, la resolución de este conflicto, tanto a nivel interno (la culpa que siente Sierra) como externo (con Jamey) se resuelve de manera muy simple —no se siente bien merecida en lo absoluto— pero no es lo suficientemente grave como para malograr la experiencia en general. Y en todo caso, se podría excusar como algo que forma de parte de un género en donde la suspensión de la incredulidad tiene que ser bastante alta.

Shannon Purser (más conocida por interpretar a la infame Barb en la primera temporada de “Stranger Things”, también de Netflix) está muy bien como Sierra. Le otorga mucho encanto, y una sensación de autocrítica y autoconciencia muy sarcástica que la convierte en una protagonista con la que no resulta muy difícil identificarse (especialmente, si como yo, no eras parte del grupo de “los populares” en la secundaria). RJ Tyler (lo mejor del reboot de los “Power Rangers”) también desafía a los estereotipos del cine de adolescentes; es un mejor amigo, pero no es gay, y a pesar de tener un propio arco de crecimiento, no se ahonda mucho en su sexualidad. Kristine Froseth tiene un par de momentos brillantes como Veronica, Noah Centineo es carismático como Jamey, y dos ídolos de los 80s —Alan Ruck, de “Un experto en diversión”, y Lea Thompson, de “Volver al futuro” y “Howard el Pato”— tienen roles pequeños pero importantes como los padres de Sierra.

“Sierra Burgess es una loser” es un filme contemporáneo con espíritu ochentero o noventero; la caracterización de sus protagonistas va de acuerdo a las expectativas de hoy en día —al igual que el rol de la tecnología en la historia, razón por la cual los chicos utilizan smartphones y laptops todo el tiempo— pero el desarrollo de la narrativa es bastante clásico en lo que se refiere al género de la comedia adolescente. Las interpretaciones son geniales —Shannon Purser es particularmente encantadora— y aunque el desenlace es decepcionante, el producto final logra entretener sin insultar la inteligencia o las emociones. Aunque no lo crean, esto ya es de por sí más de lo que la mayor parte de películas originales de Netflix suelen hacer.

 

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