Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City
Luego de las seis películas de “Resident Evil” de Paul W.S. Anderson, algunos no esperábamos que la franquicia fuera a regresar a la pantalla grande. Pero no ha habido que esperar demasiado para ver una nueva entrega, y esta vez se trata de un reboot considerablemente más fiel a los juegos de Capcom. “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” es un caso interesante, entonces —una cinta que mezcla las narrativas de los dos primeros juegos y que logra manejar una atmósfera y estilo similares a los de su fuente de inspiración, pero que a la vez toma algunas decisiones creativas desconcertantes que podrían molestar a los fanáticos de la franquicia. Dos pasos adelante y uno atrás, supongo.
El filme comienza con un flashback que nos muestra a una joven Claire Redfield viviendo con su hermano, Chris, en el orfanato de Raccoon City controlado por Umbrella, y bajo la vigilancia de William Birkin (Neal McDonough). Es ahí que nos enteramos de una relación en particular que mantiene la niña con alguien en el lugar, así como del poder e influencia que la empresa farmacéutica mantenía en la ciudad.
Luego, la película se adelanta a 1998, donde vemos a una Claire ya adulta (Kaya Scodelario) regresando a Raccoon City luego de haber estado ausente por años. Está en busca de su hermano Chris (Robbie Amell), ya que le quiere contar sobre los planes maléficos que tiene Umbrella para la ciudad y sus habitantes. Sin embargo, las cosas se ponen feas rápidamente, haciendo que los dos Redfield se separen, cada uno viviendo una aventura que intenta replicar a un juego distinto. Por un lado, Claire se une a Leon S. Kennedy (Avan Jogia) y el Jefe Irons (Donal Logue) en la estación de policía de Raccoon City, tratando de sobrevivir a la invasión de zombies. Y por su parte, Chris va a la mansión Spencer en busca del equipo Alfa, acompañado de Jill Valentine (Hannah John-Kamen), Albert Wesker (Tom Hopper) y Richard Aiken (Chad Rook). Es así que ambos grupos tendrán que intentar sobrevivir la noche, buscando una salida de esta condenada ciudad.
Valgan verdades, la película de Johannes Roberts al menos intenta ser tensa y escalofriante, a diferencia de las entregas de Anderson, que poco a poco se fueron concentrando más en la acción y la ciencia ficción. Especialmente al inicio, Roberts logra otorgarle una atmósfera muy particular a Raccoon City, utilizando la lluvia, las calles vacías, y los sucesos perturbadores para desarrollar tensión, haciendo que el espectador de verdad sienta que los personajes están en peligro. Dicha atmósfera es abandonada para la segunda mitad de la película, que se lleva principalmente en túneles y habitaciones claustrofóbicas, lo cual evidentemente es una pena. Puede que “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” no sea particularmente espantosa (depende mucho de los infames jump scares), pero al menos genera algo de suspenso.
Lo que resulta curioso, también, es que Roberts haya decidido mezclar los dos primeros juegos de la franquicia. Esto resulta tanto en una sección inesperadamente breve en la mansión Spencer (la cual, valgan verdades, luce igualita a la del primer “Resident Evil”), como en un Raccoon City que hubiera podido haber sido mejor aprovechado. No obstante, la película hace un buen trabajo estableciendo el contexto en el que se lleva a cabo la historia, dejando claro lo nefasta que es Umbrella como organización. Los zombies, además, lucen apropiadamente asquerosos, y aunque se podría argumentar que podrían haber incluido un poco más de gore, la acción es frecuentemente intensa y sangrienta.
Los fanáticos, sin embargo, tendrán reacciones mixtas hacia los personajes. Comenzando por lo bueno, Kaya Scodelario y Robbie Amell hacen un buen trabajo como Claire y Chris Redfield, respectivamente. La primera es alguien que ha venido a buscar respuestas, que sabe lo podrida que está Umbrella, y que quiere justificar los recuerdos que tiene de cuando era niña. Y el segundo es un héroe de acción un poco más arquetípico, el “straight man” que inicialmente tiene dudas sobre lo que le dice su hermana, pero que luego hace de todo para sobrevivir y ayudar a sus compañeros. No son caracterizaciones particularmente complejas, pero funcionan.
Por otra parte, a pesar de no lucir muy parecida a la Jill Valentine de los juegos, Hannah John-Kamen hace lo que puede con el rol. Es curioso que, al inicio, la caractericen como una cuasi-psicópata (haciendo bromas, utilizando su pistola en momentos indebidos, y más), para luego abandonar dicha idea —el trabajo de John-Kamen es bueno, pero nunca llega a sentirse como la Jill que a uno le gustaría ver. Y el Leon S. Kennedy de Avan Jojia la pasa peor. Fuera de que tampoco luce muy parecido al personaje de los juegos, el que haya sido caracterizado como un completo idiota es una decisión que nunca entenderé. Se supone que es el “policía nuevo” en Raccoon City, pero acá van más allá y lo convierten en un inepto, siempre perdido y haciendo preguntas tontas. Su “momento de redención” al final es satisfactorio y hasta gracioso, sí, pero no creo que logre compensar su actitud en el resto de la cinta.
Adicionalmente, “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” está llena de easter eggs y referencias que alegrarán a los fanáticos, y que felizmente no deberían ser capaces de impedir que los neófitos disfruten de la historia. Hay un diálogo que hace referencia al infame “Jill Sandwich”, una máquina de escribir en el fondo de una escena, criaturas como lickers y perros zombies, una escena muy parecida a un cutscene en “Resident Evil: Code Veronica”, y más. A diferencia de las películas de Anderson, “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” apela muy insistentemente a los fanáticos de los juegos, quienes al menos podrán distraerse jugando a “encontrar el fanservice” durante sus casi dos horas de duración.
“Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” me gustó más que la mayoría de las películas previas de la franquicia. Trata de ser más fiel a los juegos, depende menos de efectos visuales excesivos o estrafalarios, y al menos intenta generar una atmósfera palpable de suspenso (especialmente durante la primera mitad de la historia). Sí, algunas caracterizaciones son paupérrimas, y sí, podría argumentarse que el final es algo apresurado (y sin embargo, absurdamente entretenido), pero en general, la pasé bien con la película. Puede que hayan sido las bajísimas expectativas, o el hecho de que no disfruté de muchas de las películas de Anderson, pero “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” me convenció con su tono tipo serie B y sus zombies y monstruos grotescos. ¡Que venga la segunda parte!
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