Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas

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“Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” (qué rico título) es más de lo mismo. O bueno, más de lo mismo que vimos en la película anterior… pero peor. Todos los defectos de los que fuimos testigos en la primera entrega están acá, realzados y más desesperantes que nunca: una narrativa prácticamente inexistente, personajes con el carisma de una silla, un exceso casi autoparódico de la cámara lenta, y una dirección de fotografía que, de querer ser amable, describiría como “feíta”. Si hay algo que “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” no hace, al menos, en comparación a su predecesora, es copiarse TANTO de la saga de “Star Wars”. Pero no se preocupen; el director y coguionista Zack Snyder igual se deja influenciar por varias otras fuentes, por lo que no encontrarán nada original por acá.

Y ese es el principal problema de “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas”, al final del día: la falta de originalidad. Ahora bien, la VERDADERA originalidad es prácticamente imposible de encontrar hoy en día; todo se ha hecho y de varias formas. Por ende, cuando buscamos algo novedoso, lo hacemos en un aspecto en particular de una historia: su estructura, sus personajes, el “world-building” o algún detalle interesante. No TODO tiene que ser nuevo, porque hacer eso es en extremo difícil. No obstante, “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” no hace nada de eso. ¿Los personajes? Estereotipos. ¿La narrativa? Débil y previsible. ¿El diseño de artefactos, naves y criaturas? Poco memorable y genérico. No hay nada acá que pueda estimular la imaginación del público. Es puro ruido y colores (desaturados); sin significado y completamente abrumador.

La película comienza prácticamente donde acabó la anterior. Al inicio, vemos como la “la guerrera que deja marcas” del título, Kora (Sofia Boutella, quien merece algo mejor que esto) regresa a su luna natal junto a sus nuevos compañeros, los guerreros que reclutó en el filme anterior (de todos, el único que resalta es el Titus de Djimon Hounsou, y solo porque Hounsou es un gran actor que puede hacer muchísimo con prácticamente nada). Le informa a sus compañeros que el peligro se ha acabado, que ha logrado asesinar al Admiral Atticus Noble (Ed Skrein, sobreactuando de lo lindo), y que no tienen nada que temer.

Bueno, resulta que en realidad sí tiene mucho qué temer. Noble sigue vivo, y en cinco días llegará junto a sus hombres en una nave gigante para llevarse todo el trigo que el pueblo de Kora ha producido, y acabar con todos. Es así, pues, que nuestra protagonista y sus guerreros deciden preparar a los granjeros de la Luna Rebelde; entrenarlos para la batalla que se avecina. Y… uhm… eso es todo, prácticamente. Así como la primera parte se enfoca en reclutar a los personajes que acompañarían a Kora, “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” se concentra en el entrenamiento de personajes secundarios y la defensa de un pueblo de granjeros. Más simple imposible (a menos que les importe la presencia del robot Jimmy (Anthony Hopkins), pero creanme cuando les digo que no debería).

Lo más frustrante de “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas”, pues (y de su predecesora, por supuesto) es la falta de imaginación. Los malos son un Imperio (qué original), el villano principal es un psicópata sin escrúpulos (guau), y todo lo que quieren es hacerse de todo el trigo que los granjeros de esta luna producen (okey…) y encontrar a nuestra protagonista, una guerrera legendaria acusada de haber matado a una princesa. ¿Por qué es que Snyder y compañía decidieron contar una historia de escala tan pequeña? ¿Por qué lo limitan todo a un solo planeta y ocasionalmente el interior de una nave enemiga? ¿Y por qué es que los antagonistas se obsesionan tanto con el grano, para eventualmente decidir que no, en realidad no es importante, y lo pueden destruir?

En pocas palabras: ¿cuál es el punto de todo esto?

En una película superior, vale la pena aclarar, no propondría estas preguntas. Una película superior me obligaría a ignorarlas, entreteniéndome con personajes memorables y secuencias de acción emocionante. Pero como “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” no hace nada de eso, me obliga a concentrarme en sus detalles carentes de sentido. ¿Cómo así las naves enemigas funcionan, aparentemente, con CARBÓN? ¿En el ESPACIO? ¿Y por qué es necesario que los protagonistas levanten una pequeña nave usado cuerdas, si literalmente segundos después vemos a Kora prendiéndola y haciéndola volar sin problemas? ¿Y a quién se le ocurrió incluir un “flashback” al asesinato del Rey (Cary Elwes, cobrando un rico cheque y nada más), en el que vemos a unos músicos tocando sus instrumentos mientras son testigos de un crimen?

Nuevamente; no me haría estas preguntas si la historia tuviese sentido. Si los diseños de trajes, naves, objetos y peinados fueran consistentes o aunque sea visualmente interesantes (me cuesta recordar el diseño o siquiera forma de cualquier nave espacial en la película, por ejemplo). O si Snyder no abusara de la cámara lenta de forma francamente absurda, poniendo en evidencia que la coreografía de peleas no es la mejor, o que la mayoría de encuentros involucran a personajes caminando por pasadizos o en medio de la naturaleza, disparando pistolas láser (que al menos cuentan con interesantes efectos visuales tipo lava). Es todo muy soso y repetitivo y familiar y francamente tonto. No entiendo como “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” puede hacer que una historia de naves espaciales, espadas láser, traiciones y guerras sea tan ABURRIDA.

Y sin embargo, aquí estamos. Viendo cómo una película desperdicia a Sofia Boutella (quien definitivamente merece mejores roles protagónicos), a Djimon Hounsou (el MPV de esta cuestión), y hasta a Anthony Hopkins (quien seguro grabó sus líneas de diálogo en la sala de su casa). Considerando que Netflix supuestamente dejó que Snyder haga lo que le diera la gana, resulta desesperanzador que esto (junto con la primera entrega) sea lo mejor que nos haya podido entregar. Y es todavía más deprimente pensar que “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” termina con un final medio abierto, prometiendo más aventuras para Kora y sus amigos. Aparentemente, Snyder quiere hacer seis de estas cosas. Dudo que pueda cumplir con su cometido, francamente.

Y aunque no lo crean, no soy un “hater” de Zack Snyder. Siempre he defendido a “Hombre de Acero”; su “remake” de “El amanecer de los muertos” me parece espectacular, “Watchmen” la he visto muchísimas veces, y su “Snyder Cut” de “La Liga de la Justicia” es infinitamente superior a lo que terminó saliendo en cines. Pero con “Rebel Moon” (y especialmente esta segunda parte) no ha hecho nada que valga la pena ser visto. No ha sido capaz de construir un mundo consistente o aunque sea novedoso, y no ha sido capaz de desarrollar personajes interesantes o al menos reconocibles. Si la primera parte era ya de por sí un Valium, “Rebel Moon: Parte Dos – la guerrera que deja marcas” es de las experiencias más frustrantes que haya tenido con un pseudo-blockbuster en un buen tiempo. Espero que Snyder se pueda recuperar de esto; me gusta su trabajo, pero estas dos últimas películas me resultan indefendibles.

NOTA: Snyder supuestamente sacará Versiones del Director (para mayores de dieciocho años) de las dos películas de “Rebel Moon”. No hay forma de que me anime a verlas.

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