Rascacielos

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A pesar de no ser el mejor actor que jamás haya trabajado en Hollywood, hay mucho que Dwayne Johnson (o “La Roca”) puede hacer usando únicamente su innegable carisma. Desgraciadamente, hasta él puede tener un fracaso en la taquilla de vez en cuando; lo cual es una pena porque, aunque ciertamente es inferior a la divertidísima “Jumanji: En la Selva”, “Rascacielos” es una entretenida y ocasionalmente tensa mezcla entre la clásica “Duro de matar” y “El infierno en la torre”, un cóctel de adrenalina y testosterona que, como diría aquella clásica frase muy común entre cierta generación de limeños, “se deja ver”. Sí, se trata de una propuesta genérica y previsible, pero entretiene dentro de sus muy modestas ambiciones, y al menos termina siendo más divertida que la decepcionante “Rampage”, el esfuerzo previo de Johnson.

Esta vez, nuestra querida Roca interpreta a Will Sawyer, un experto en seguridad que abrió su propia empresa y comenzó una familia con la ex doctora militar, Sarah (Neve Campbell; sí, ¡está de vuelta!) luego de perder la pierna cuando trabajaba para el ejército norteamericano. Junto con ella y sus dos hijos, el asmático Henry (Noah Cottrell) y la valiente Georgia (McKenna Roberts), ha viajado a Hong Kong para supervisar los requerimientos de seguridad de un nuevo edificio, el cual se supone es tres veces más alto que el Empire State, y considerablemente más imponente y grande que el Burj Khalifa de Dubai.

Sin embargo, y como deben estar imaginándose, no todo sale como lo planearon. A pesar de que, según el dueño del edificio, el multimillonario Zhao Long Ji (Chin Han, más conocido como el Sr. Lao de “El caballero de la noche”), su creación cuenta con uno de los sistemas de seguridad más avanzados del mundo, un grupo de terroristas logra infiltrarse e incendiar uno de los pisos más altos. El objetivo de su líder, Kores Botha (Roland Moller), es sencillo: encontrar el disco duro personal de Zhao, el cual cuenta con información muy valiosa para él. Habiendo desatado todo un caos, lo que Will tiene que hacer ahora es rescatar a su familia, deshacerse de Kores y su banda, y evitar que se lleve el disco duro.

Supuestamente, al Will Sawyer de La Roca le falta una pierna porque era necesario humanizar, de alguna manera, al protagonista de “Rascacielos”. Después de todo, sin debilidad física alguna, Johnson es básicamente invencible, una gigantesca máquina de matar que podría deshacerse de cualquier terrorista en segundos. Entiendo la idea; desgraciadamente, no está particularmente bien implementada en “Rascacielos”. La pierna falsa entra a tallar muy de vez en cuando en la historia —como cuando Will la usa para colgar del exterior del edificio y no resbalarse a su muerte—, por lo que la mayor parte del tiempo se siente como una características casi innecesaria para el personaje; una inclusión gratuita que ni siquiera le impide a Johnson actuar como un súperhumano en la mayoría de sus escenas.

Después de todo, con o sin pierna metálica. Sawyer es capaz de escalar una grúa gigante, saltar de dicha estructura al edificio sin miedo alguno, hacer la de “Spider-man” en el exterior del rascacielos, hacer abdominales para no caer de una ventana, y más. Es todo muy entretenido —de manera exagerada, por supuesto—, por lo que no termino de entender dicho intento (tan flojo) por “humanizar” a La Roca. Nadie se lo va a creer como un tipo vulnerable, común y corriente o incapaz de detener a un grupo de terroristas con su pulgar; el tipo mide dos metros (de alto y de ancho) y sus bíceps son más grandes que su cabeza. Todos vamos a ver un filme como “Rascacielos” para ver a Johnson acabar con medio mundo sin mayores problemas, no para emocionarnos con la “emotiva” historia del protagonista y su familia.

En todo caso, el elemento de “niños en peligro” logra remontarlo a uno a los años ochenta, en donde este tipo de cintas eran mucho más comunes. Lo mismo sucede con los villanos; son los típicos terroristas genéricos, entre los que se encuentran un hacker (quien no dura demasiado, por supuesto), un abogado desagradable, un europeo poco intimidante, y una chica asiática muy hábil con las artes marciales. Todos son estereotipos andantes, pero cumplen su cometido; eso sí, no se esperen a nadie del nivel del Hans Gruber de Alan Rickman en “Duro de matar”. Ese tipo de villanos de antología aparecen una vez cada década, y lamentablemente no suelen tomar parte en películas protagonizadas por La Roca.

En todo caso, si “Rascacielos” funciona, es porque cumple con todo lo que cualquier fanático de Johnson y sus películas podría esperar de ella. La acción es ocasionalmente emocionante —consideren, si no, todas las escenas de vértigo, en la que la cámara nos muestra la altura a la que Johnson se encuentra— y variada —tenemos tiroteos, combate mano a mano, saltos vertiginosos, y secuencias en donde Johnson casi se cae del rascacielos—, y no está mal dirigida (no abusan de las cámaras en mano, felizmente). Los efectos visuales son cumplidores, y Neve Campbell demuestra que está a la altura de una cinta como esta; Sarah no es, felizmente, una damisela en peligro, si no más bien una mujer fuerte y habilidosa, una heroína de acción tan capaz como La Roca de deshacerse de cuanto secuaz quiera secuestrar a alguno de sus hijos.

Sin embargo, una cinta como esta, que tan claramente ha sido influenciada por clásicos de mayor calidad (como los anteriormente mencionados “Duro de matar” o “Infierno en la torre”), debería haber arriesgado más, de repente obteniendo una clasificación para mayores de 18 años —incluyendo escenas más brutales de violencia, llenas de sangre y palabrotas—, o aprovechando mejor el carisma de su protagonista, dándole frases divertidas o chistes más inteligentes. Si todos recordamos al John McClane de Bruce Willis en “Duro de matar”, es porque tiene una personalidad sarcástica que contrasta perfectamente con las situaciones tan duras en las que se ve involucrado; desgraciadamente, la personalidad de Will Sawyer se puede definir, únicamente, como “La Roca en modo serio”.

“Rascacielos” es una cinta de acción meramente cumplidora; no dura demasiado —una hora y cuarenta minutos es perfecto para una producción como esta—, entretiene gracias a sus eficientes secuencias de acción y tensión, y sus protagonistas hacen lo que pueden para convencernos de que estas situaciones tan ridículas podrían suceder. Si no convence del todo, es porque no logra diferenciarse mucho de sus fuentes de inspiración, y porque se toma demasiado en serio a sí misma; un poco más de humor, y personajes con personalidades más interesantes, así como un villano más memorable, hubieran podido convertir a “Rascacielos” en una experiencia destacable. Tal y como ha llegado a los cines, sin embargo, estoy seguro que podrá satisfacer a los fanáticos de Johnson, y a quienes estén buscando algo de acción para (casi) toda la familia.

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