Perro Guardián: el otro lado de Alcántara
Fui a ver Perro Guardián con altas expectativas, y bueno, también como lo habré dicho en alguna red social por ahí, con “toda la fe del mundo”. Después de todo, los tráilers de la película se veían bastante buenos (especialmente a nivel visual), pero al mismo tiempo, tanta película peruana me había decepcionado este año, que realmente no quería que esta fuera una más de ellas. Y hasta cierto punto no lo fue. Visualmente la película es espectacular; las actuaciones son buenas, la historia es interesante y los diálogos evitan caer en clichés de cine peruano. Sin embargo, y esto es algo que no me esperaba, el guión… bueno, digamos que quizás no le metieron el mismo esfuerzo que a la fotografía o las actuaciones.
La cinta se desarrolla en el año 2001, durante el gobierno transitorio de Valentín Paniagua (a mis lectores no-peruanos, les sugiero buscar su nombre en Wikipedia), cuando se esperaba aprobar la Ley de Amnistía para los militares. El protagonista de Perro Guardián es Perro (Carlos Alcántara), un ex-militar convertido en sicario. Es una persona solitaria y de pocas palabras, alguien que claramente sufre de estrés post-traumático, y que ahora se dedica a trabajar para unos ex-colegas sin hacer demasiadas preguntas. Un día, su más reciente trabajo lo pone en contacto con el líder de una secta religiosa (Reynaldo Arenas) y un futuro pastor del grupo (Ramón García.) Además, poco a poco se va volviendo amigo de la sobrina de este último señor (Mayra Goñi). Pero estas relaciones no durarán mucho, ya que la influencia de la secta, junto con los detalles del trabajo, harán que Perro tome unas muy arriesgadas decisiones.
Primero cabe mencionar el aspecto técnico de la película, ya que esto era una de las cosas que más resaltaban en sus avances. No es por nada, pero el cine peruano nunca ha sido conocido por su calidad técnica, por su fotografía o por su diseño de sonido. No estoy diciendo que el cine peruano sea feo, de hecho hay filmes con un acabo técnico que cumple su cometido; sólo digo que jamás hanresaltado por ello. Felizmente, Perro Guardián busca cambiar esto… parcialmente. La fotografía es realmente buena; hace un excelente uso del claroscuro, es lúgubre, casi en blanco y negro por momentos, y contribuye muy bien con el tono general de la cinta. Los directores hacen uso de planos aberrantes sin exagerar, y en general logran crear una película con una gran atmósfera.
Lamentablemente, no puedo decir lo mismo del sonido… lo cual me sorprendió bastante. Si se esforzaron tanto en hacer que la película se vea bien (porque en serio, se ve muy bien), no entiendo porqué no pudieron hacer lo mismo con el sonido. Ahora, no me tomen a mal, no es que los diálogos se escuchen mal o que el audio esté lleno de ruidos; simplemente son detalles. El nivel de audio, por ejemplo, varían mucho: hay escenas con sonido muy fuerte, seguidas inmediatamente de escenas en donde el audio casi no se escucha (la escena en donde Perro golpea el pseudo-novio de la colegiala se me viene a la mente.) Además, también hay variaciones en la calidad del audio, incluso dentro de una misma escena. Por ejemplo, cuando Perro se sienta a conversar con el líder de la secta, cada vez que la escena cambia de ángulo de cámara, tanto la calidad como el nivel de audio varía. Fue algo que me llamó mucho la atención, especialmente porque contrasta mucho con la calidad visual de la cinta, pero también porque son errores que, creo yo, con mi limitada experiencia en lo que se refiere a post de audio, pudieron haber sido corregidos. Eso sí, la música es excelente; memorable sin llamar demasiado la atención a sí misma.
Las actuaciones son todas buenas. Es claro que la película es oscura y deprimente porque Alcántara quería alejarse lo más posible de su imagen de cómico (de repente no sea la única razón, pero sí una de las más fuertes), pero felizmente hace un buen trabajo. El actor logra caracterizar a Perro con pocas palabras, sólo con expresiones faciales y acciones, cosa que funciona muy bien. Quizás en algunos momentos sea muy tieso, probablemente porque no está del todo acostumbrado a interpretar a un personaje tan serio, pero en general hace un muy buen trabajo. Su apariencia física es coherente con el tipo de personaje que interpreta, rudo y fit, y en las escenas más violentas o chocantes se ve creíble. Creo que lo mejor que puedo decir es que en ningún momento veía a Alcántara en pantalla; veía a Perro, lo cual quiere decir que logró meterse completamente en el personaje.
Las actuaciones secundarias son igual de buenas. Como la joven que entabla una amistad con Perro, Mayra Goñi es creíble, particularmente en las escenas en donde tiene que llorar o simplemente comportarse como una adolescente común y corriente, y como el líder de la secta, el gran Reynaldo Arenas es intenso y exagerado, lo cual va muy bien con el tipo de personaje que interpreta. Otras apariciones, más breves, de parte de actores de carácter como Ramón García y Miguel Iza completan un elenco de lujo, un grupo de actores que sabe exactamente lo que está haciendo y que logra desarrollar personajes interesantes y oscuros, complejos y poco estereotipados.
Uno de los aspectos más interesantes de la película, por muchas fallas que pueda tener, ya sea a nivel técnico o de guión, es que no va por caminos predecibles ni nos presenta con personajes cliché o que hayamos visto en películas peruanas anteriores. La trama es minimalista, y de hecho deja varias cosas a la imaginación, prefiriendo expresar varios momentos a través de imágenes y acción que diálogos. No hay textos claramente expositivos en Perro Guardián, ni muchos momentos forzados, lo cual agradezco. Pero quizás darle un arco narrativo un poco más claro hubiera ayudado, especialmente teniendo en cuenta que, efectivamente, Perro cambia hacia el final del filme, pero no es muy claro porqué ni cuando sucede esto. No quiero malograrles el final, así que no diré exactamente qué es lo que le pasa al personaje de Alcántara; sólo diré que, efectivamente, sufre un cambio muy significativo, pero que lamentablemente sucede muy repentinamente.
Por otra parte, cabe resaltar la presencia de la religión católica en la película, personificada en el líder del culto que se ve involucrado con Perro. La influencia de dicha secta es clara en las acciones del protagonista, lo cual no significa que la cinta esté a favor o en contra de la religión. Quizás se trata más de una crítica a los fanáticos religiosos o a las sectas, pero no fue algo que me pareciera forzado o fuera de lugar. De hecho, es un aspecto muy importante en la trama del filme, algo que se desarrolla de manera natural.
En fin, Perro Guardián es probablemente uno de las mejores películas peruanas que haya visto en lo que va del año (aunque eso no es decir mucho, honestamente–la única otra buena es El Mudo) y una de las más interesantes. Quizás no llegó a cumplir todas mis expectativas, pero felizmente no fue una decepción total tampoco. Visualmente es excelente, las actuaciones son todas buenas, la trama es interesante (jamás me aburrí con esta película), el tono es lúgubre y dark, y la cinta carece de la mayoría de clichés que uno esperaría de una producción nacional. Sin embargo, no es perfecta: la calidad del sonido directo es irregular, el arco narrativo del personaje principal no es muy claro, y algunas veces sentí que fue hecha a propósito para demostrar que Alcántara es un actor serio y no un cómico, como algún tipo de prueba de su talento. En fin, no son fallas que me hayan malogrado la película en su totalidad, así que la recomiendo. Simplemente no vayan a verla esperando un montón de acción y explosiones y peleas; será lo que la publicidad de la película nos quiera vender, pero en realidad Perro Guardián es otra cosa, un thriller psicológico perturbador pero efectivo.
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