Ya no falta nada para que se estrene “Paddington en Perú” en nuestros cines, por lo que me parecía buena idea volver a ver las dos películas anteriores para estar actualizado. ¡Veamos qué tal!
“Paddington” (2014)
Cuando escribí sobre la primera “Paddington” hace ya más diez años (¡dios mío…!), manifesté lo siguiente: ““Paddington” no es una gran película familiar, pero tampoco es un completo desastre. Debo admitir que me divirtió bastante, y que a pesar de no tener una trama terriblemente original ni de ser particularmente chistosa, creo que sí es una cinta que vale la pena ver en el cine.” Y ahora que la he vuelto a ver (esta vez en casa), mi opinión no ha cambiado demasiado. Sigo pensando que “Paddington” es una BUENA película familiar —un filme que todavía no termina de desarrollar el estilo que tan evidente se haría en su secuela, pero que igual tiene mucho para ofrecer.
Si no saben cuál es la premisa de “Paddington”, pues no los culpo. A pesar de que se supone que el osito viene del “Perú Más Oscuro” (huh), antes de las películas, el personaje no era muy conocido acá. De hecho, fue creado por Michael Bond, un autor británico que de Sudamérica sabía poco o nada, tanto así que lo desarrolló como un oso marrón normal, y no como un oso de anteojos, como los que tenemos acá (esto es resuelto en la película diciendo que Paddington y sus tíos pertenecen a una especie antes desconocida de oso; por eso es que puede hablar y todo). Los libros para niños de “Paddington” son increíblemente populares en el Reino Unido, pero acá en Latinoamérica, recién comenzaron a ganar más fanáticos con el estreno de las películas de acción en vivo.
Ah, sí, la premisa. Paddington (voz de Ben Whishaw) es un osito que llega al Reino Unido, nuevamente, desde el “Perú Más Oscuro”, y que recibe su nombre porque es encontrado en la estación Paddington en Londres. Es ahí, de hecho, donde obtiene una nueva familia, los Browns: el papá Henry (Hugh Bonneville), la mamá Mary (Sally Hawkins, encantadora como siempre), y los hijos, la adolescente sufrida Judy (Madeleine Harris) y el pequeño Jonathan (Samuel Joslin). Todo lo que quiere Paddington es acostumbrarse a la vida en Londres, ganarse el cariño de los Browns y comer sándwiches de mermelada todo el santo día, pero la taxidermista Millicent (Nicole Kidman) se ha empecinado en capturarlo, obsesionada con convertirlo en una nueva pieza para su colección en el Museo de Historia Natural.
El conflicto central de “Paddington” es bastante previsible, y las lecciones que el filme transmite, relacionadas al poder de la familia y el valor de la amistad, las hemos visto ya en varias otras cintas familiares. En todo caso, lo más valioso de “Paddington” está en todo lo que nos dice sobre los inmigrantes: sobre cómo debemos aceptarlos y quererlos, sobre cómo todos merecemos tener una familia, y sobre cómo las diferencias físicas y culturales, al final del día, no importan. Es un tema que MUCHÍSIMA gente debería escuchar hoy en día, incluso más que hace diez años. Y claro, el director-guionista Paul King (“Wonka”) logra otorgarle mucho encanto a la película, utilizando recursos como una banda que toca música aparentemente dietética, un árbol pintado en la casa de los Brown que va cambiando dependiendo del humor de Paddington en la historia, y una maqueta de la casa de los Brown que se hace “real” en un par de escenas. La primera “Paddington” no es perfecta, pero a pesar de sus moderadas ambiciones y un estilo todavía no cien por ciento cuajado, termina siendo una experiencia dulce, amable e increíblemente entretenida.
“Paddington 2” (2017)
Si la primera “Paddington” fue una buena presentación para el osito pseudoperuano fanático de la mermelada, entonces “Paddington 2” es donde el director y coguionista Paul King logra abandonar cualquier tipo de restricción y lucirse del todo. Lo que tenemos acá es una aventura familiar prácticamente perfecta, donde el humor funciona muy bien, el aspecto emocional debería ser capaz de derretir al corazón más frío, y el estilo de dirección de King se siente absolutamente creativo y encantador. La primera película está muy bien, pero se podría considerar a “Paddington 2” como una de las mejores cintas familiares jamás hechas.
Luego de un adorable prólogo que nos explica un poco los orígenes de Paddington en el Amazonas, “Paddington 2” nos transporta a Londres, donde vemos al osito (voz de Ben Whishaw) viviendo muy feliz con los Browns. El cumpleaños de la Tía Lucy (voz de Imelda Staunton) se acerca, sin embargo, por lo que Paddington comienza a trabajar como limpiador de ventanas para ahorrar dinero y así poder comprar un increíble libro tipo “pop-up” de Londres que el Señor Gruber (Jim Broadbent) está vendiendo. ¿El problema? El ex actor y ahora criminal Pheonix Buchanan (un excelente Hugh Grant) está en busca del mismo libro, y luego de una confusión causada por el mismo, nuestro osito protagonista termina en la cárcel.
Sí, en prisión. Pero siendo esta una película de “Paddington”, no esperen a que de la nada se convierta en algo como “Sueños de fuga”. De hecho, la estadía de Paddington en la cárcel le permite al filme desarrollar temas relacionados a la tolerancia, la amistad y el valor de la amabilidad, especialmente cuando se hace amigo del intimidante Knuckles McGinty (Brendan Gleeson), el cocinero de la prisión. Incluso más que su predecesora, “Paddington 2” deja muy en claro que su protagonista es la amabilidad en persona (o bueno, en oso); alguien que se hace amigo de todo el mundo y cree mucho en los buenos modales y en ser gentil con todos, pero que a la vez, tampoco se deja abusar (como cuando cuando cierto personaje insulta a su Tía Lucy). No debería sorprender, entonces, que Paddington termine cambiando a sus amigos prisioneros para bien, dejando huella en tan horrible lugar.
Fuera de eso, “Paddington 2” es una experiencia deleitosa y deliciosamente hilarante. El osito sigue siendo tan torpe como siempre, lo cual trae consigo graciosísimas consecuencias. La familia Brown tiene un rol importa en la historia mientras tratan de probar la inocencia de su hijo adoptado para poder salir de la cárcel. Y Hugh Grant parece estar pasándola de lo lindo como el excéntrico Buchanan, usando todo tipo de disfraces para cometer sus fechorías. Pero es Paul King quien resalta acá, usando incluso más recursos que la última vez para otorgarle un estilo muy marcado al filme; desde libros tipo “pop-up” que se convierten en escenas coloridas, hasta timelapses, la banda del filme anterior, y planos con lentes angulares que se acercan mucho a sus personajes. Entre su trabajo, el guion pulcramente escrito y las actuaciones grandilocuentes, “Paddington 2” me emocionó, me hizo reír y me hizo llorar (la última escena es particularmente emotiva). La primera me gustó, pero fue “Paddington 2” la que me convenció de que este osito es de los mejores personajes infantiles que hayamos visto en un buen tiempo.
Ahora, solo es cuestión de días para poder ver su más reciente aventura… ¡en Perú! Ojalá no decepcione…