“Oso Intoxicado” es exactamente lo que uno esperaría de una película de este tipo. Ni más, ni menos. De hecho, dicha frase cobra mayor significado cuando uno se da cuenta de que el título origina en inglés es “Cocaine Bear”; algo así como “Oso Cocainómano”. Basada (muy levemente) en el caso real de un oso en Kentucky que aspiró un equivalente a 20 millones de dólares en cocaína, lo que tenemos acá es una comedia negra llena de sangre, tripas, y momentos ridículos. Aunque se puede argumentar que faltó un poco más de lo último —por momentos, parece que la directora Elizabeth Banks se está conteniendo, como si quisiera asquearnos y hacernos reír, pero por alguna razón, no TANTO.
El filme comienza mostrándonos a Andrew C. Thornton II (un cameo de Matthew Rhys) saltando en paracaídas de un avión, luego de haber botado kilos y kilos de cocaína en dirección a un bosque. Luego nos enteramos de que su paracaídas nunca abrió, lo cual quiere decir que la droga quedó abandonada en medio de la naturaleza. Esto resulta, como se deben imaginar, en el oso del título encontrándola, aspirándola, y yendo en busca de más. ¿Más qué? Más droga, por supuesto, pero más víctimas. La pareja de excursionistas (Kristofer Hivju y Hannah Hoesktra) que se come al inicio no es suficiente (quizás porque no logra acabar con ambos… ssshh….)
En fin, siendo la infame droga tan valiosa, hay mucha gente que llega al bosque en busca de ella. Tenemos a Daveed (O’Shea Jackson Jr.) y Eddie (Alden Ehrenreich), dos narcos que trabajan para el dueño original de la coca, el peligroso Syd White (Ray Liotta, Q.E.P.D.). También está un detective policía llamado Bob Springs (Isiah Whitlock Jr.), quien ha estado en busca de White por varios años. Y por último, tenemos a una enfermera llamada Sari (Keri Russell), quien está buscando desesperada a su hija, Dee Dee (Brooklyn Prince) y a su amiguito, Henry (Christian Convery), quienes se perdieron en el bosque luego de tener un perturbador encuentro con el oso. Se trata, pues, de una historia de violencia, sangre, osos y mucha coca, en la que ni los niños están completamente a salvo.
Vale la pena mencionar, pues, que “Oso Intoxicado” no es la experiencia más compleja o artística que vayan a tener en el cine este año. Todo lo que pretende hacer el filme es entretenernos con tripas y suspenso y mucha comedia negra, y considerando eso, logra su objetivo… parcialmente. Eso sí, no se puede negar que la película incluye varios momentos de innegable tensión. Estos incluyen la ya famosa escena de la ambulancia (nunca subestimen la velocidad de un oso drogado), pero también una secuencia en la que un par de personajes trepan árboles para huir de la criatura, y por qué no, un encuentro con el oso ya bastante cansado (resulta que uno puede sobrevivir luego de ser aplastado por dicho animal). Como se dijo líneas arriba: “Oso Intoxicado” nos entrega exactamente lo que uno esperaría de una historia así, ni más, ni menos.
De hecho, se trata de un filme violento… bastante más de lo que esperaba. Es la mezcla de comedia absurda con cantidades a veces ridículas de gore (un personaje en particular tiene una muerte BASTANTE asquerosa, la cual me recordó a las películas clásicas de zombies de George A. Romero), la que no siempre termina de convencer. Banks quiere que nos mofemos de la situación y, por momentos, de sus personajes, pero también quiere que nos tomemos en serio el drama —especialmente la historia de Eddie, y la depresión por la que está pasando luego de haberse muerto su esposa. Ese balance entre drama sincero y violencia sangrienta (y por momentos graciosa) no llega a funcionar del todo. De hecho, le otorga un tono bastante irregular a “Oso Intoxicado”, haciendo que el espectador se sienta involuntariamente incómodo por momentos.
Felizmente, no es algo que termine por arruinar la experiencia al 100%. Simplemente siento que, de adaptar un tono TOTALMENTE ridículo, el filme hubiese resultado muchísimo mejor, y quizás hasta más gracioso de lo que ya es. Uno hubiese aceptado más el gore (la película tiene muertes más cruentas que muchas de las propuestas de terror puro que se estrenan año tras año), y el concepto de un oso en coca yendo por un bosque asesinado gente hubiese estado mejor aprovechado. La versión que podemos ver en cines de “Oso Intoxicado”, curiosamente, intenta ser un poco muy humana, lo cual no es necesariamente lo que este tipo de película necesitaba. Aunque sí debo admitir que, para el final, logré encariñarme con un par de personajes (especialmente el Eddie de Ehrenreich).
Porque de hecho ayuda que el reparto entero no tenga un solo eslabón débil. Keri Russell interpreta a Sari como una mujer con un solo objetivo: encontrar viva a su hija. Isiah Whitlock Jr. cae bien como el Detective Springs; lo interpreta como un hombre valeroso y sorprendentemente vulnerable (por algo le dan un perrito al que recién acaba de adoptar como mascota). O’Shea Jackson Jr. destaca como un narco de corazón sorprendentemente blando (aunque igual capaz de acabar con cualquier contrincante), y como se ha mencionado ya, Alden Ehrenreich tiene el rol más humano de todos (además, siempre da gusto ver al más reciente Han Solo en un nuevo proyecto cinematográfico). Finalmente, Ray Liotta está correcto como el villano de turno (y no es por nada, pero estoy agradecido de que este no vaya a ser su último rol; quedan tres más).
No se puede negar que “Oso Intoxicado” pudo ser un filme un poco más arriesgado; más adentrado en el absurdo, y dirigido con un poco más de estilo (cabe mencionar, además, que el producto final cuenta con algunos errores considerables de montaje y continuidad; muy extraño, la verdad). No obstante, no es que se trate de una terrible experiencia, tampoco. Tal y como se dijo lineas arriba: nos da exactamente lo que uno esperaría luego de ver su tráiler, ni más ni menos. Se trata de un cóctel que mezcla sangre con tripas, humor negro, muchas lisuras (varias de ellas recitadas por los niños) y un oso drogado, para desarrollar una experiencia que los hará reír y los incomodará (y a veces, ambas cosas al mismo tiempo). No es “cine puro”, pero tampoco me arrepiento de haber visto “Oso Intoxicado” en la pantalla grande.
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