Operación Overlord
Puede que no sea un estándar muy alto para evaluar una película, pero a la vez, debo admitir que da mucho gusto el ir a ver un blockbuster original al cine. No, “Operación Overlord” no es una secuela ni un reboot ni una adaptación, aunque podría manifestarse que, hasta cierto punto, está inspirada en los videojuegos de “Wolfenstein” —en todo caso, es lo más cerca que llegaremos a estar a una adaptación de dicho juego, al menos, claro, que alguien se anime a realizarla. En todo caso, por más que uno pueda encontrar ciertos elementos reciclados en “Operación Overlord”, no se puede negar que, al menos, se trata de un producto que le da algo de variedad a la cartelera comercial: es original, es para mayores de 18 años —ni trata de apelar a la demográfica adolescente—, y maneja temas bastante fuertes.
Ahora bien, nada de eso tiene que ver con la calidad de la película, pero felizmente, “Operación Overlord” no es un mal blockbuster. Sangriento y violento, el filme balancea muy bien los elementos inherentes a la época en la que se desarrolla —la Segunda Guerra Mundial— con características más propias del cine de fantasía y terror. Mezcla conceptos reales —sí, los nazis sí hacían experimentos, y Hitler estaba obsesionado con el ocultismo— con ideas bastante más extremas —¡los nazis revivían a los muertos!— para entregarnos una experiencia intensa y entretenida. No es arte de primer nivel, y ni siquiera llega a estar a la altura de los blockbusters más esperados del año, pero la influencia del productor JJ Abrams se nota en todo aspecto de la producción, desde la alta calidad visual hasta las sólidas actuaciones, lo cual solo juega a favor de la cinta.
El filme nos cuenta la historia de Ed Boyce (Jovan Adepo), un soldado raso americano que participa en el Día D durante la Segunda Guerra Mundial. Es enviado a Francia junto con su pelotón para destruir una torre, la cual le permitirá entrar al país al resto del ejército americano y derrotar a los nazis —al menos temporalmente. Para ello, tienen que adentrarse a un pequeño pueblo francés, cuyos habitantes están siendo utilizados para horribles experimentos científicos; los cuales, como deben imaginarse, involucran la resurrección de los muertos, entre otros sucesos horripilantes.
Es ahí donde Doyce conoce a la aguerrida Chloe (Mathilde Ollivier), quien lo ayuda a él y a sus compañeros a cumplir su misión. Pero cuando las cosas comienzan a salir mal, Doyce tiene que elegir entre sus intereses personales y el futuro de la guerra, lo cual no pone de buen humor a su líder, Ford (Wyatt Russell) ni a los otros soldados —el bromista Tibbet (John Magaro) y el fotógrafo Chase (Iain De Caestecker). El que tengan que enfrentarse a un sádico líder nazi llamado Wafner (Pilou Asbæk, a quien vi por primera vez en la magnífica “Corazón Silencioso”) tampoco ayuda.
Si “Operación Overlord” tiene un defecto fatal, es que demora demasiado en arrancar. Entiendo el que tengan que establecer bien a los protagonistas —sus relaciones y la situación en la que se ven involucrados—, pero considerando que la mayoría de espectadores irán a ver este film porque la trama puede ser resumida como “¡ZOMBIES NAZIS!”, “Operación Overlord” se demora demasiado en llegar a lo más interesante. Sí, la primera secuencia, en la que vemos a los soldados dentro de un avión, llegando a Francia, para luego ser atacados y obligados a saltar, es muy tensa y emocionante, pero muchos de los procesos en los que la cinta luego se inmiscuye son innecesariamente largos. Uno podría quitarle hasta veinte minutos de metraje al primer tercio de “Operación Overlord”, y el ritmo mejoraría muchísimo.
No obstante, una vez que Ed y compañía llegan al pueblo, y conocen tanto a Chloe como a Wafner, las cosas mejoran considerablemente. Consideren, si no, una secuencia de casi inaguantable tensión en la que Ed y Ford miran desde el ático a Wafner tratando de abusar de Chloe, o la primera infiltración por parte de Ed a la torre. No, los ¡ZOMBIES NAZIS! todavía no aparecen durante estas secuencias, pero al menos logran desarrollar un buen nivel de suspenso, permitiéndole al espectador preocuparse por los protagonistas, mientras le desea la peor de las muertes a Wafner, un villano ciertamente odioso.
La recreación de la época —sin contar los elementos fantásticos, por supuesto— es de primer nivel. El pueblo francés realmente luce como un lugar que ha sufrido las más terribles consecuencias de una guerra, y todo elemento visual, desde el vestuario hasta los efectos especiales —los cuales mezclan elementos prácticos con imágenes generadas por computadora con resultados innegablemente efectivos— logra meterlo a uno en el contexto de la historia. Y por supuesto, cuando uno eventualmente llega a ver los experimentos nazis, no decepcionan —son grotescos, son inhumanos, y son demostrados de manera muy realista a través de efectos prácticos asquerosos y un trabajo de maquillaje sobresaliente.
Como uno esperaría, “Operación Overlord” es una película para mayores de 18 años, pero a diferencia de lo que haría un cineasta menor, el director Julius Avery no abusa de la sangre o las tripas, utilizándolas solo cuando es necesario, o para causar un efecto chocante en el espectador. No me animaría a decir que “Operación Overlord” es una cinta de terror, necesariamente, pero presenta suficientes secuencias de suspenso bien desarrollado, así como momentos de gore bien explotado, como para considerarse como una eficiente historia de suspenso, con toques de cinta de ciencia ficción, o de guerra. Después de todo, el guión hace uso de varios clichés de este último género, agregándoles un toque fantástico, o subvirtiéndolos para desarrollar momentos inesperados. Sí, algo malo termina pasándole al tipo que comienza a hablar sobre su familia o sobre sus sueños inalcanzables, pero no de la manera que uno esperaría.
Jovan Adepo da una sólida actuación como Ed Boyce. Él es el representante del público en la película —es el chico inexperimentado, gentil, menos violento que sus compañeros, y definitivamente más heroico. Su estilo de actuación me hizo recordar al Finn de John Boyega en “El Despertar de la Fuerza” —entusiasta, y ocasionalmente perdido. Mathilde Ollivier es muy creíble como Chloe, una mujer que ha pasado por muchas tragedias, pero que sin embargo mantiene cierto entusiasmo por la vida, al menos lo suficiente como para proteger a su hermano menor. Y Pilou Asbæk es el villano perfecto —odioso y carente de escrúpulos. Es un líder nazi, después de todo; no es desarrollado de manera muy tridimensional, pero para efectos de esta historia, no necesitaba serlo (me hizo recordar a los nazis de las películas de “Indiana Jones”; pero más sádico).
“Operación Overlord” es un blockbuster cumplidor; se mueve a buen ritmo, está bien actuado, y contiene suficientes momentos de tensión, acción y suspenso como para no aburrir a su público. No abusa de la sangre ni las tripas, y pone en conflicto a dos grupos de personajes muy distintos —los valientes soldados americanos y su amiga francesa, y los crueles nazis—, agregándoles suficientes toques de ambigüedad como para que la situación no se torne demasiado previsible (Boyce llega a cuestionar los métodos de interrogación de Ford, por ejemplo). No se trata de una película particularmente refinada o compleja, pero no necesita serlo. “Operación Overlord” es pura explotación y high concept, bien dirigida y divertida.
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