Operación Fortune: el gran engaño

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Siempre da gusto ver una película de Guy Ritchie en los cines. Sé que no es santo de la devoción de mucha gente, pero para un fanático como yo —que ha estado siguiendo su carera desde que tuve la oportunidad de ver “Snatch.” por primera vez en DVD—, siempre resulta emocionante ver una de sus más recientes producciones en la pantalla grande… por más de que, en el caso de “Operación Fortune: el gran engaño”, se trate de un estreno un poco controvertido. ¿Por qué? Pues resulta que los secuaces del villano de la película son identificados como ucranianos lo cual, considerando la guerra que se está llevando a cabo entre aquel país y Rusia, podría resultar un poco incómodo para algunos espectadores.

Entendible, en todo caso. De hecho, fue suficiente como para posponer el estreno de la película en los Estados Unidos —donde, aparentemente, será lanzada en plataformas de streaming sin mayor fanfarria—, y para que la película vaya saliendo de a pocos en mercados como el nuestro. Sí, tenemos el privilegio de ver “Operación Fortune: el gran engaño” mucho antes que la mayoría de espectadores norteamericanos, lo cual no es algo que suceda con frecuencia, y mucho menos con estrenos grandes como este. Y aunque entiendo que el tema de los personajes ucranianos es sensible —nuevamente; totalmente entendible—, al menos puedo decir que su inclusión no se sintió —al menos para mí—, como algo desagradable o cuestionable.

Pero, ¿qué hay de la película en sí, entonces? Pues si “El Agente de CIPOL” (filme super infravalorado, dicho sea de paso) nos mostró lo que Ritchie sería capaz de hacer con un James Bond sesentero, lo que tenemos acá es una aventura de espionaje y traiciones y mucha acción, que se siente casi como una carta de presentación para que Ritchie dirija una película contemporánea del Agente 007. Lo cual, por supuesto, hace que el hecho de que la cinta no se está viendo en tantos territorios sea incluso más triste. Pero fuera de eso, “Operación Fortune: el gran engaño” termina siendo una experiencia inmensamente entretenida, protagonizada por un reparto que no se toma la historia demasiado en serio, pero que igual se involucra en situaciones suficientemente emocionantes y llenas de adrenalina.

El protagonista de la cinta es el Orson Fortune (gran nombre) de Jason Statham, un sicario que es contratado con frecuencia por el gobierno británico para realizar sus operaciones más importantes y secretas, siempre a través del contratista independiente Nathan Jasmine (Cary Elwes, más “posh” que nunca). En esta ocasión, es enviado a investigar la posible compra de un objeto llamado “El Asa” —nadie sabe qué es ni lo que hace, solo que es valiosísimo y muy peligroso.

Para eso, tendrá que lidiar con Greg Simmonds (Hugh Grant), un “facilitador” billonario de compras y ventas ilícitas de gran nivel. Y para llegar a donde él, tendrá que reclutar al actor favorito de Simmonds, el miedoso Danny Francesco (Josh Hartnett). Aparte de él, contará con la ayuda de dos operativos muy eficientes: la sarcástica Sarah Fidel (Aubrey Plaza), encargada de las comunicaciones, y JJ Davies (Bugzy Malone), quien puede hacer un poco de todo. Juntos, tendrán que evitar que “El Asa” caiga en las manos equivocadas.

La trama de “Operación Fortune: el gran engaño” es previsiblemente enredada e interesante, involucrando a toda suerte de personajes secundarios coloridos, desde un grupo de sicarios rivales de Orson liderados por el despiadado Mike (Peter Ferdinando), hasta un par de genios de la computación que terminan trabajando con Greg. Es todo muy entretenido, y aunque estoy seguro que la narrativa cuenta con algunos agujeros de considerable tamaño, ninguno es lo suficientemente terrible como para arruinar la experiencia de ver “Operación Fortune: el gran engaño”. De hecho, la película se mueve a buen ritmo, y nunca llega a cansar o sentirse inflada o autoindulgente.

Ayuda, además, el que Ritchie le haya inyectado su propio estilo a una historia que, de ser más genérica, se hubiera podido sentir como una vil copia de cualquier trama de James Bond. Cada personaje tiene características específicas y excéntricas (a Orson le encanta el vino y viajar en jets privados; Sarah se vacila contando chistes de doble sentido y alardeando de sus considerables talentos), y el diálogo es frecuentemente gracioso, haciendo buen uso del humor sarcástico tan característico del cine de Ritchie. Ciertamente se siente más como una película de él que algo como “Aladino” o “Despertar de la furia”, que sin llegar a decepcionar, en realidad podrían haber sido dirigidas por cualquier otro cineasta. “Operación Fortune: el gran engaño” se siente bien de Guy Ritchie, para bien (en mi opinión), y para mal (en la opinión de otros, seguramente).

Las secuencias de acción, por otro lado, son suficientemente emocionantes, combinando furiosas coreografías de combate (Statham se luce, como siempre) con bastante humor. Resaltan, por ejemplo, la culminación de una persecución por las calles de Turquía, o la manera en que Orson y JJ trabajan juntos para deshacerse de los secuaces de su rival, Mike. Y como seguramente se deben imaginar, el reparto hace un buen trabajo con sus respectivos roles. Statham combina soberbia con carisma para interpretar a Orson Fortune; Aubrey Plaza es hilarante como la eficiente y sarcástica Sarah, y Hugh Grant está interpretando, una vez más, a su personaje de “Los Caballeros”. No me quejo; verlo con ese acento exagerado, babeando por su estrella de acción favorita, resulta en momentos verdaderamente divertidos.

“Operación Fortune: el gran engaño” no revoluciona el género; de hecho, todo lo que hace es entregarnos una historia de espías y acción que se diferencia de otras película de similar corte, principalmente, gracias al estilo tan pronunciado de Guy Ritchie. Pero para los fanáticos del cineasta británico, como su servidor, se trata de una grata experiencia; quizás no tan memorable como algunas de sus producciones anteriores (hasta ahora, ninguna de sus películas logra sobrepasar a “Snatch.”, en mi humilde opinión), pero ciertamente superior a lo que usualmente se estrena en cines a principios de año. Y parece que no soy el único en pensar así; ¡la sala a la que fui a ver “Operación Fortune: el gran engaño” (un martes en la noche) estaba llena! Parece que todavía hay esperanza para las películas de acción y mediano presupuesto en los cines…

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80%
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