La Lavandería, Shaun of the Dead y Kung Fusión

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Estoy de vuelta con más recomendaciones de películas disponibles en Netflix. Después de todo, si hay algo que tenemos hoy en día —muchos de nosotros; no todos— es tiempo, así que si les gusta el cine, ¿por qué no utilizar ese tiempo para ver películas que no conocían, que no han visto, o que de repente casi ni recuerdan?

La lista de hoy es bastante variada. Como siempre, hay de todo y para todos los gustos; desde dramas con toques cómicos e irónicos, hasta brillantes sátiras de terror, y películas que mezclan géneros para desarrollar una experiencia muy distinta a la que uno usualmente tiene en una sala de cine. Estoy seguro que muchos han estado viendo las series o películas más populares del momento; este espacio no es para hablar sobre ellas. Es para recomendarles algo que, de repente, no había estado “en su radar”, pero que de repente podrían disfrutar en una tarde floja de cuarentena.

¡Veamos!

La Lavandería (2019)

Dirigida por Steven Soderbergh
Escrita por Scott Z. Burns

Si querían saber todo sobre los infames “Panama Papers”…. pues dudo que vayan a encontrar una película más didáctica que “La Lavandería”. Y sí, estoy consciente que se trata de una recomendación poco común para una cinta de ficción, pero dicha característica, combinada con el gran trabajo por parte de un reparto increíble, y una dirección sólida de parte de Soderbergh, convierten a “La Lavandería” en una experiencia rápida, entretenida, y por qué no, bastante educativa.

Después de todo, resulta casi imposible “malograrla” con un reparto que consiste de artistas de la talla de Meryl Streep, Antonio Banderas, Gary Oldman, James Cromwell, Robert Patrick, Melissa Rauch, David Schwimmer, Jeffrey Wright, Sharon Stone, y más. Sí, la presencia de tanta celebridad puede distraer un poco —en cierto momento, uno puede comenzar a jugar “encuentra el siguiente cameo”—, pero la mayoría —fuera de los personajes que aparecen solo en una escena o dos— hace un buen trabajo convirtiéndose en sus personajes, otorgándole cierta humanidad a una historia que muy fácilmente hubiera podido terminar siendo fría y distante. Consideren, si no, el catalizador de la narrativa: la muerte de 21 personas en un bote —el cual tenía como aseguradora a una empresa fantasma—, y la investigación por parte de Ellen Martin (Streep), la viuda de uno de los fallecidos.

Es cierto que el balance entre las historias humanas —sobre víctimas y victimarios— y los elementos más didácticos no siempre funciona. Y es cierto, también, que a pesar de ser inmensamente entretenidas, las escenas en donde Jürgen Mossack (Gary Oldman) y Ramón Fonseca (Antonio Panderas) rompen la cuarta pared para hablarle directamente al espectador sorbe el rol del dinero y las estafas que se llevaban a cabo todo el tiempo a través de empresas fantasmas, pueden resultar agotadoras. Pero todo se ve compensado por un ritmo incesante, actuaciones de primer nivel, un estilo visual colorido y atractivo, y un tema central innegablemente fascinante. Tanto así, que podemos ignorar, incluso, la falta de sutileza por parte de Soderbergh y Streep durante los últimos cinco minutos de metraje. “La Lavandería” es fallida, sí, pero no por eso deja de ser memorable.

Shaun of the Dead (2004)

Dirigida por Edgar Wright
Escrita por Edgar Wright y Simon Pegg

Esta es una película sobre la que jamás me cansaré de escribir. Después de todo, Edgar Wright es uno de mis directores favoritos —si es que no es EL favorito—, y su Trilogía Cornetto es una que veo, al menos, una vez al año. Y aunque podría argumentarse que la segunda entrega, una parodia de las películas norteamericanas de acción, “Hot Fuzz”, es la mejor de la tres, tampoco puedo dejar de recomendar la primera, “Shaun of the Dead”. Especialmente si son el tipo de cinéfilo o cinéfila que disfrutan de las historias de zombies y terror, pero desde una perspectiva más satírica, y por qué no, astuta.

El filme nos cuenta, lógicamente, la historia de Shaun (Simon Pegg), un hombre con una vida extremadamente aburrida: trabaja en una tienda de electrónicos, toma sumamente por sentado a su ambiciosa novia, Liz (Kate Ashfield), y se pasa la mayor parte del tiempo jugando videojuegos con su mejor (y ocioso) amigo, Ed (Nick Frost). Todo cambia, como se pueden imaginar, cuando comienza un apocalipsis zombie, lo que llevará a Shaun a rescatar a su madre, Dianne (Lucy Davis), quien ahora vive con un nuevo novio, Phillip (Bill Nighy). Pero como escapar de los no-muertos parece ser más difícil de lo que se imaginaban, Shaun y los demás terminarán resguardándose en su pub favorito, el Winchester, para esperar a que “todo acabe”.

Si la trama no suena del todo emocionante, es porque ese es el punto. “Shaun of the Dead” trata de personas absolutamente normales y hasta aburridas, que se ven involucradas en una situación fuera de la común. Esto obliga a Shaun, en particular, a cambiar, y a convertirse en alguien más valiente y avezado, y a que los demás por fin confíen en él. Se trata, entonces, de un filme protagonizado por personajes que se sienten reales, pero que habitan un mundo altamente estilizado, el cual es presentado con aplomo por Wright. Consideren, si no, el plano secuencia de Shaun yendo a comprar a la tienda, utilizado tanto antes de la invasión zombie, como durante. O la utilización de una famosa canción de Queen durante una secuencia en el pub. Estos recursos son utilizados para complementar la narrativa, y no solo porque a Wright le da a gana.

“Shaun of the Dead” es tanto hilarante como tensa —hay un momento de gore extremo que me sigue sorprendiendo hoy en día—, y un filme que entiende a la perfección el género que está satirizando. Hay referencias por montones y gags que han aguantado muy bien el paso del tiempo, pero lo más importante acá es que Wright y Pegg no pierden de vista a sus personajes; nos reímos con ellos, y no de ellos. Y esa es la razón principal por la que “Shaun of the Dead” no se puede considerar como una parodia más del montón, y también, por la que “Hot Fuzz” terminó siendo incluso mejor.

Kung Fusión (2004)

Dirigida por Stephen Chow
Escrita por Stephen Chow y Tsang Kan Cheong

Por último, tenemos una película que, curiosamente, se estrenó el mismo año que la anterior. “Kung Fusión” se lleva a cabo en Shanghai en los años 40, y nos cuenta la historia de Sing (Stephen Chow), un aspirante a gángster que decide unirse a la temible Pandilla del Hacha junto a su mejor amigo, Bone (Tze-Chung Lam). A la vez, también seguimos la historia de los habitantes de un complejo habitacional extremadamente pobre, el cual está siendo atacado por la pandilla anteriormente mencionada. Lo que los bandidos no saben, sin embargo, es que la vecindad está habitada por gente aparentemente común y corriente (y bastante humilde), pero que sin embargo esconde sorprendentes poderes.

“Kung Fusión” es una película muy…. peculiar. Imagínense un popurrí de diferentes estilos y tonos, en donde tenemos desde homenajes a los Looney Tunes y el cine asiático de artes marciales, hasta referencias a películas tan diversas como “El Resplandor”, de Stanley Kubrick, o “Matrix Recargado”, de las Hermanas Wachowski. En teoría, una mezcla de este tipo no debería funcionar, pero de una manera u otra, el director, coguionista y protagonista Stephen Chow logra otorgarle mucho estilo y diversión. Se trata de una película de acción extremadamente caricaturesca, en donde la mayoría de personajes son arquetipos, los villanos son verdaderamente malvados, y las secuencias de acción no tienen mayores consecuencias. Es todo muy exagerado y absurdo.

Pero también es extremadamente divertido. Sí, la trama no es la más compleja que jamás se haya visto, y los personajes no crecen ni cambian mucho a lo largo de la historia —a excepción de Sing, por supuesto—, pero a pesar de no ser perfecta, la cinta convence gracias a sus secuencias de artes marciales expertamente coreografiadas, momentos de comedia ridícula pero hilarante, y efectos visuales surreales. Puede que no sea para todo tipo de público —la violencia y los momentos de humillación extrema podrían ser “demasiado” para algunos espectadores—, pero quienes estén buscando algo distinto e innegablemente memorable, deberían pasarla bien con “Kung Fusión”. Después de todo, ¿qué otra película nos muestra a una señora chancluda y con ruleros corriendo como una caricatura cincuentera, a un villano que se convierte en sapo, o a dos músicos que utilizan sus instrumentos para vencer a sus oponentes? ¡Solo a Stephen Chow se le podría ocurrir todo esto!

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