Desde que me enteré que Barry Jenkins (“Luz de luna”, “If Beale Street Could Talk”) iba a dirigir una precuela de “El Rey León”, supe que la nueva película tenía el potencial de ser muy superior al remake de hace unos años. Después de todo, aquella película funcionó muy bien como una suerte de “tech demo” para justamente demostrar que ya era posible desarrollar mundos y animales completamente fotorrealistas en una computadora. ¿Pero como película, como narrativa? Pues era una experiencia completamente inútil y redundante; un ejercicio en desesperación corporativa, por parte de una compañía que de un tiempo a esta parte se está dedicando casi únicamente a reciclar historias y rehacer aquello que funcionó años atrás.
“Mufasa: el Rey León”, sin embargo, es un poco distinta. Sí, sí, es parte de una franquicia ya conocida, y la precuela de una cinta que, inexplicablemente, recaudó más de mil millones de dólares en todo el mundo antes de la pandemia. Pero al menos es una historia original, con canciones originales compuestas por el genial Lin-Manuel Miranda y, nuevamente, una película dirigida por Barry Jenkins, un cineasta innegablemente talentoso y de visión muy particular. ¿Como irían a convivir, entonces, los dos propósitos de una película como esta? ¿Como iría a combinar la visión de un cineasta venido del mundo indie, con los requerimientos de un “blockbuster” millonario, desarrollado únicamente con ambiciones monetarias y no tanto creativas?
Pues, tal y como me imaginaba, el resultado no es del todo malo. Muchos de los errores de su predecesora han sido corregidos en “Mufasa: el Rey León”, y aunque la película no es una obra maestra, necesariamente, al menos es superior a algo como “Moana 2”. Sí, cae en varias de las trampas que parecen ser inevitables en la mayoría de precuelas, y sí, igual hubiese preferido que fuese animada en 2D. Pero al menos lo que Jenkins nos entrega es una experiencia más estilizada, más emocionalmente honesta, y un poquitín más original que el remake de “El Rey León” de Jon Favreau. La valla estaba en el suelo, por lo que no era IMPOSIBLE sobrepasarla, pero igual Jenkins lo ha hecho, y ha terminado entregándonos una cinta innegablemente entretenida y por momentos conmovedora.
“Mufasa: el Rey León” es presentada como un gran “flashback”, con la historia de Mufasa (voz de Aaron Pierre) siendo narrada por el mandril Rafiki (John Kani), quien tiene que cuidar de la hija de Simba, Kiara (Blue Ivy Carter) junto a Timón (Billy Eichner) y Pumba (Seth Rogen) mientras sus padres están fuera de casa. Es así que nos enteramos de los inicios del abuelo de la mocosa. De cómo creyó perder a sus padres en una inundación, y como terminó perdiéndose, llegando a encontrar a la familia de Taka (Kelvin Harrison Jr), que lo llega a adoptar.
Contrario a lo que uno podría pensar habiendo visto únicamente “El Rey León”, pues, resulta que el adoptado es Mufasa, NO Scar (antes llamado Taka). Es él quien llega a donde la manada de Obasi (Lennie James), quien lo discrimina por considerarlo un vagabundo. Pero poco a poco, el joven león va demostrando lo valiente que es, hasta convertirse en el favorito de su madre putativa, Eshe (Thandiwe Newton). Pero las cosas cambian cuando una manada de leones blancos, liderada por Kiros (Mads Mikkelsen) encuentra a la familia. Obsesionado con convertirse en Rey, ataca a Obasi y los demás, obligando a Mufasa y Taka a escapar, y tratar de encontrar un legendario lugar llamado Mileli, en el que supuestamente podrán vivir en paz junto a otros animales.
A nivel narrativo, “Mufasa: el Rey León” no es nada del otro mundo. Se trata de una clásica historia de origen, en la que vemos a Mufasa desde cachorro hasta que es más grande, pasando por varios momentos trágicos y de pérdida. Lo vemos encontrar a una nueva familia, vemos cómo se convierte en un líder fuerte, y vemos como entabla relaciones interesantes, especialmente un romance con la aguerrida Sarabi (Tiffany Boone). Es así que “Mufasa: el Rey León” se desarrolla como una historia tipo “coming-of-age”, en la que Mufasa se ve obligado a madurar y a enfrentar los retos de la vida, mientras lidia con el hecho de que no es de sangre real.
De hecho, es en el contraste entre él y Taka que “Mufasa: el Rey León” encuentra algunos de sus temas más interesantes. La película nos habla mucho sobre el destino, tanto el que los personajes supuestamente tienen, como el que ellos mismos se trazan. Después de todo, se SUPONE que Taka tiene que convertirse en el nuevo Rey, pero no tiene la personalidad idónea para serlo; es asustadizo, es nervioso, y no sabe cómo liderar. Por otro lado, Mufasa no tiene sangre real, pero SÍ tiene las habilidades necesarias para convertirse en el nuevo monarca de los leones: es valiente, es desinteresado, y encima cuenta con un gran sentido del olfato y percepción, los cuales lo ayudan a rastrear tanto a enemigos como amigos.
En ese sentido, “Mufasa: el Rey León” también se desarrolla como una historia de origen para Taka / Scar. Él es el Anakin Skywalker de la franquicia de “El Rey León”, por llamarlo de alguna manera: una figura trágica que comienza la historia de forma benevolente, para eventualmente convertirse en un villano. Un villano que se crea debido a las circunstancias por las que pasa, y no necesariamente porque el personaje tenga mal corazón. Es una buena idea, pero sí considero que el cambio de bando de Taka se lleva a cabo de forma apresurada, teniendo como catalizador un “engaño” o traición por parte de Mufasa… que en realidad no es nada de eso. De hecho, y tratando de no “spoilear” mucho, me pareció bien cliché que los amigos leones se peleen debido a la presencia de una mujer (o bueno, de una leona).
Ahora bien, como se deben imaginar, “Mufasa: el Rey León” es un musical, y en ese sentido, creo que funciona bastante bien. Ninguna canción es igual de memorable que los clásicos de la película de 1994 o del remake, pero al menos están mejor que las que vimos en la reciente “Moana 2”. El talentoso Lin-Manuel Miranda hace un buen trabajo presentando canciones que ayudan a que entendamos los objetivos de los personajes, así como lo que están sintiendo en determinados momentos de la historia. Hay canciones cantadas por Mufasa y Taka cachorros, por sus versiones adolescentes, e incluso una por el villano de la historia. No es nada superlativo (al menos eso creo hasta el momento), pero el aspecto musical de “Mufasa: el Rey León” cumple su cometido, haciendo que varios miembros del público salgan tarareando de la sala de cine.
Por otro lado, tenemos el aspecto visual. Mucho se le criticó (hasta yo hice lo mismo) al remake de “El Rey León”, especialmente respecto al realismo que tanto buscaba alcanzar. En pocas palabras: aquella película buscaba ser tan pero TAN realista, que olvidaba que sus protagonistas debían expresar algo con sus rostros o cuerpos. Bueno, aquel error ha sido corregido para “Mufasa: el Rey León”. De hecho, lo que tenemos ahora son animales súper expresivos que, sin perder sus diseños realistas, al menos ahora son capaces de expresar algo con sus rostros. De hecho, hay un plano en particular (un “zoom in” al rostro de Mufasa cachorro) durante la escena de inundación, que parece querer decirnos: “¡miren, corregimos los errores de la película anterior, en serio!”. En general, “Mufasa: el Rey León” luce extremadamente bien, incluyendo varios momentos estilizados, de cámara lenta, reflejos en el agua o movimientos de cámara exagerados, que JAMÁS se hubiesen visto en el filme de Jon Favreau.
Sin llegar a ser espectacular, debo decir que “Mufasa: el Rey León” me sorprendió gratamente. Supongo que era de esperarse, en retrospectiva, considerando que la cinta fue dirigida por Jenkins, pero igual resulta satisfactorio ver como la mayoría de los errores cometidos por su predecesora han sido corregidos aquí. Sí, el filme es algo largo para ser un producto familiar (yo hubiese hecho que durara hora y media en vez de dos horas), y sí, no es particularmente original o emotivo (no me imagino a tanta gente llorando con esta película, la verdad). Pero al menos se siente como una producción menos cínica que el remake de hace unos años; más como una historia completa y satisfactoria (que igual incluye orígenes para varios aspectos y características de sus personajes clásicos, como suele pasar en este tipo de precuelas) que mero “techo demo”. “Mufasa: el Rey León” está BIEN, y creo que ese es el mejor resultado que hemos podido haber obtenido.
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