Mortal Kombat (2021)

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La película de “Mortal Kombat” (1995) de Paul W.S. Anderson siempre ha sido y siempre será un klásico (heh) de la infancia para mí —un filme que no me cansaba de ver cuando era niño y que, a pesar de no haber envejecido del todo bien, igual cuenta con muchas características rescatables. Consideren, si no, la manera en que el lore de los primeros dos juegos fue utilizado, o la caracterización de los personajes principales (destacan, por supuesto, el carismático Johnny Cage de Linden Ashby, y el intimidante Shang Tsung de Cary-Hiroyuki Tagawa). El primer filme con acción en vivo de “Mortal Kombat” no es perfecto —ni siquiera está cerca de serlo—, pero considerando lo baja que está la valla en lo que se refiere a adaptaciones de videojuegos a la pantalla grande, ciertamente se trata de lo mejorcito que hay.

Sin embargo, hay que admitir que, más de 25 años después del estreno de aquella cinta, mucho podría ser mejorado en una nueva adaptación de la franquicia. Ahora tenemos más lore, más juegos, más personajes, y mejores efectos especiales. Y aunque las películas basadas en videojuegos todavía cuentan con una mala fama, al menos hemos tenido una que otra producción decente, desde el “Prince of Persia” con Jake Gyllenhaal, hasta “Silent Hill”, y por supuesto, “Detective Pikachu” y “Sonic the Hedgehog”. Ninguna de esas películas es una obra de arte, pero al menos son superiores a lo que uno podía ver en los 90s y principios de los 2000s, respetando la identidad de los juegos, pero también desarrollando historias que funcionan bien en la pantalla grande. ¡Imagínense lo que se podría hacer con “Mortal Kombat” hoy en día!

Pues sigan imaginando. Porque, aunque la nueva película de “Mortal Kombat”, dirigida por el australiano Simon McQuoid, no es un desastre absoluto, igual está lejos de ser una adaptación ideal. Hasta me animaría a decir que es inferior a la película de Paul W.S. Anderson, lo cual, considerando la gran cantidad de años que han pasado desde aquel estreno, es imperdonable. Lo que tenemos acá es una película solo para fans, que konsiste únicamente de lore, fanservice, y uno que otro fatality sangriento. Para algunos de los seguidores de los juegos, dichos ingredientes serán más que suficientes para pasarla bien. Pero para quienes recién se estén adentrando en un mundo lleno de dioses, guerreros superpoderosos, y monstruos de cuatro brazos, resultará prácticamente incomprensible.

Por alguna razón, los guionistas Greg Russo y Dave Callaham decidieron que “Mortal Kombat” necesitaba de un nuevo protagonista; un personaje exclusivo para el filme que no ha aparecido en ninguno de los juegos. Por ende, el filme termina siguiendo a Cole Young (un tieso Lewis Tan), un peleador de MMA que, luego de encontrarse con el fornido Jax (Mehcad Brooks), descubre que ha sido elegido para participar de un legendario torneo llamado “Mortal Kombat”. Resulta, pues, que la Tierra ha perdido dicha contienda nueve veces seguidas, y si pierde una vez más, será konquistada por el malévolo Shang Tsung (Chin Han) y sus fuerzas del Outworld.

Pero como se trata de un villano que no cree en las reglas, lo que está haciendo ahora Shang Tsung es mandar a matar a todos los “campeones” del mundo de la Tierra, para que les sea imposible ganar el décimo torneo. Es así que Cole termina uniéndose a Sonya Blade (Jessica McNamee) y un hilarante Kano (Josh Lawson, robándose la película entera), escapando del temerario Sub-Zero (Joe Taslim, de “The Raid”), y encontrando el Templo de Lord Raiden (Tadanobu Asano). Es ahí donde tendrán que entrenar junto a peleadores como Liu Kang (Ludi Lin) y Kung Lao (Max Huang) para poder acabar con las fuerzas de Shang Tsung, y eventualmente, prevenir la destrucción de la Tierra.

Curiosamente, “Mortal Kombat” comienza de manera prometedora. El prólogo, que se lleva a cabo siglos atrás, y nos cuenta con lujo de detalles la historia de trasfondo de Scorpion (el legendario Hiroyuki Sanada, algo desperdiciado) y Sub-Zero, es brutal, intenso, y sorprendentemente emotivo. Desgraciadamente, también es lo mejor que la película tiene para ofrecer. De hecho, el Scorpion de Sanada casi ni aparece en el resto del filme, regresando únicamente para una batalla final que destaca gracias a la solidez de su coreografía y la brutalidad de sus movimientos fantásticos. Después de todo, tanto Sanada como Taslim son artistas marciales muy experimentados —cada vez que aparecen en pantalla, la película cobra una energía envidiable. Pero cuando se ausentan, el filme se desinfla, aunque sea ligeramente.

Ciertamente no ayuda que Cole (¿Kole?) sea un protagonista increíblemente aburrido —tiene la personalidad de mi silla, y el carisma de mi lámpara. Lewis Tan es un excelente artista marcial —se nota a leguas que realizó la mayoría de sus escenas de riesgo en la película—, y ha dado buenas actuaciones en series como “Wu Assassins” o “Into the Badlands”, pero al parecer, es uno de esos actores que necesita de una buena dirección para resaltar, y no obtiene nada de eso en “Mortal Kombat”. Si es que los guionistas de todas maneras iban a crear a un nuevo personaje desde cero, al menos hubiesen creado a alguien más interesante y entretenido que Cole.

Pero estoy seguro que la mayoría de fanáticos de “Mortal Kombat” se animarán a ver esta nueva película no por los personajes o las actuaciones, si no más bien por las peleas y el gore. Y en ese sentido, el filme es… relativamente exitoso. La mayoría de kombates están bien coreografiados —después de todo, el reparto está compuesto, en su mayoría, por artistas marciales de muy buen nivel—, y muchos de ellos concluyen con fatalities suficientemente asquerosos. No llegan a ser igual de brutales o exagerados que los de “Mortal Kombat 11”, por ejemplo, pero para estándares de una película de Hollywood, cumplen con su kometido. Destacan, de hecho, un movimiento en particular por parte de Jax, así como la manera en que Kung Lao utiliza su famoso sombrero para acabar con una villana secundaria.

Lamentablemente, donde falla “Mortal Kombat” es en la edición. Considerando que la mayoría de los actores ha podido involucrarse en estos kombates sin tener que usar dobles de acción, no entiendo por que McQuoid ha insistido en editar muchos de estos encuentros de manera hiperactiva, abusando de los planos cortos, y una cantidad algo absurda de diferentes tiros de cámara. Súmenle a eso varios problemas de kontinuidad, y decisiones editoriales —fuera de las peleas— francamente inexplicables, y “Mortal Kombat” se termina sintiendo, por momentos, como una producción amateur. Aparentemente —y la fuente es la página de trivias de IMDB, que puede ser editada por cualquiera, así que tómenlo con pinzas— McQuoid tuvo que recortar la película varias veces para que obtenga una calificación R, y no la prohibitiva calificación NC-17. Francamente, esa sería la única explicación creíble para justificar el pobre trabajo de edición en “Mortal Kombat”.

Visualmente, la película es una mezcla de lo bueno, lo malo y lo feo. Los efectos digitales son inconsistentes —algunos, como las bolas de fuego que lanza Liu Kang, o cierto monstruo digital con el que se tiene que enfrentar Cole, no están nada mal. De hecho, disfruté mucho de los ataques helados de Sub-Zero; sus poderes están perfectamente realizados en la película, lo cual ayuda a convertirlo en un oponente formidablemente intimidante. Otros, sin embargo, lucen bastante mal —hay un par de escenas en pantalla azul que parecen haber sido extraídas de los 90s, y los rayos y truenos de Raiden lucían mejor, por alguna razón, en la película de 1995. No sé si es un problema de presupuesto o de tiempo, pero “Mortal Kombat” no tiene efectos visuales particularmente konsistentes, lo cual llama mucho la atención en un blockbuster producido por la Warner Brothers en el año 2021.

Pero hey, si todo lo que quieren es violencia y referencias a los juegos, acá lo obtendrán. La película no se toma la molestia de explicar bien el lore —prefiere lanzar nombres y términos por aquí y por allá, como para apelar a los fanáticos acérrimos del juego—, pero quienes ya se sepan de memoria los nombres de todos los personajes de todos los juegos, la pasarán bien. Sin embargo, me resulta curioso que, nuevamente, la película de Paul W.S. Anderson haya hecho un mejor trabajo a la hora de explicar y desarrollar un universo consistente e intrigante —esta nueva “Mortal Kombat” se siente más como un preámbulo que como la verdadera historia de los juegos; como una suerte de prólogo para el verdadero Kombate Mortal que se llevará a cabo en una secuela, con más personajes reconocibles y, seguramente, con incluso más gore. Si es que la secuela de verdad llega a estrenarse, claro está.

Y al final, eso es lo que más molesta en “Mortal Kombat”. El reparto es sólido —por más de buena parte del mismo esté mal dirigido—; las peleas entretienen a pesar de estar erráticamente editadas, y el tono maneja un buen balance entre lo absurdo y autoreferente —¡hasta mencionan que la palabra “kombate” está mal escrita!—, y lo serio y perturbador. Pero la película termina sintiéndose anticlimática, como si, por alguna razón, estuvieran probando las aguas, para ver si un filme sobre el VERDADERO torneo, con los personajes ya bien establecidos, podría funcionar. Considerando lo mucho que ha durado la franquicia, y lo popular que es la primera película todavía, uno se imaginaria que no sería necesario tantear de esa manera, pero yo qué sé, no trabajo en Hollywood (todavía). “Mortal Kombat” es una adaptación meramente kumplidora; sangrientamente entretenida, pero por momentos algo torpe y hasta sosa. Luego de 25 años de expectativas acumuladas, esperaba un poco más.

Avance oficial:

50%
Puntuación
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