Películas como “Pokémon: Detective Pikachu” o hasta “Sonic the Hedgehog” (después de toda la controversia que hubo en relación al diseño inicial del personaje del titulo) han demostrado que es posible realizar una película live-action basada en un videojuego, y que ésta sea relativamente fiel a su fuente de inspiración. No es que absolutamente todos los detalles tengan que ser igualitos a los que aparecen en los juegos; es más, la narrativa en sí puede cambiar bastante. Pero el contexto en el que se lleva a cabo la historia, y más importante, el mundo y los personajes que lo habitan, tienen que ser reconocibles para los fanáticos de la franquicia. De lo contrario, mejor idea sería darle otro nombre a la película para no molestar a nadie.
Aparentemente, el director Paul W.S. Anderson no se ha enterado de esto. Lo cual es muy curioso, ya que, hace más de veinticinco años, él se encargó de traer a la pantalla grande a “Mortal Kombat”, un filme que, sin llegar a ser una obra maestra, respetaba lo suficiente a los juegos como para no molestar demasiado a los fanáticos, por más de que no pudiese incluir fatalities o sangre y tripas en general. Desde que Anderson se involucró en las películas de “Resident Evil”, sin embargo, comenzó a utilizar una fórmula muy distinta a la que funcionó tan bien en “Mortal Kombat”: poner a su esposa, Milla Jovovich, como protagonista (e interpretando a un personaje que no aparece en los juegos), e incluir uno que otro detalle similar al de la fuente de inspiración, inventándose desde cero todo lo demás. Considerando lo bien que le fue a dichas cintas en la taquilla, no puedo culparlo por no haber dado vuelta atrás.
Porque esa es la misma fórmula que Anderson ha seguido para adaptar los juegos de “Monster Hunter” de Capcom a la pantalla grande. La película incluye algunas de las criaturas más reconocibles de los juegos, así como uno que otro personaje secundario, pero fuera de eso, se trata de una adaptación muy libre de lo que hemos podido jugar en las consolas de Sony y Nintendo. Después de todo, ninguno de los juegos incluye soldados norteamericanos, ¿no? Ni tanques ni metralletas. Y por supuesto, no tienen a un desierto gigante —al más puro estilo de “Mad Max: Furia en el Camino”— como única locación. “Monster Hunter” ya sería de por sí bastante decepcionante por lo poco que se parece a los juegos en tono y estilo, pero el hecho de que, además, no funcione como blockbuster de acción o thriller fantástico, debería terminar por confirmar lo bajo que ha caído Anderson como cineasta. Una pena.
Jovovich interpreta a la lugarteniente Artemis (aunque recién nos enterramos bien de su nombre hacia el final de la historia), quien junto a su equipo Alfa de soldados norteamericanos, buscan al equipo Bravo, el cual despareció unos días atrás sin dejar rastro. Es así que son absorbidos por una misteriosa tormenta, la cual los transporta a un mundo paralelo, habitado por monstruos gigantes (obviamente), así como cazadores humanoides y todo tipo de criaturas perturbadoras. Anderson se deshace rápidamente de los soldados secundarios para juntar a Artemis con el Cazador (un desperdiciado Tony Jaa), quien la ayudará a sobrevivir en este mundo, y más importante, a llegar viva a casa.
La trama no es nada del otro mundo —de hecho, se trata de una historia increíblemente simplista, que se dedica más a enfrentar a Artemis y el Cazador con monstruos, que a desarrollarlos como personajes, o adentrarnos en un mundo intrigante y fantástico. Mucho del lore de los juegos es ignorado, y el Nuevo Mundo es presentado, más que nada, como un desierto gigante, con uno que otro oasis por ahí, y hacia el final, una torre gigante —al más puro estilo de Barad-dûr— que no llegamos a conocer bien. Las locaciones son bien aprovechadas a nivel visual —Anderson sabe cómo filmar los planos aéreos de sus dunas y otros parajes desolados—, pero desgraciadamente, no tienen nada que ver con los juegos de “Monster Hunter”. Y peor aún: no se sienten suficientemente alienígenas. George Lucas supo cómo utilizar los desiertos de la Tierra para transformarlos en planetas como Tattooine. Anderson, lamentablemente, no cuenta con el mismo talento.
Si “Monster Hunter” no se lleva a cabo en el mismo lugar que los juegos, entonces, ¿cómo es que Anderson logra justificar el título de la cinta? Pues con los monstruos, claro está. Y aunque están renderizados de manera suficientemente convincente, curiosamente el filme no cuenta con una buena variedad de ellos —a lo mucho, se ven entre 5 y 6 monstruos diferentes, entre Diablos y Nerscyllas, siendo el Rathalos el más intimidante y fuerte de todos (a pesar de que en el juego no lo es…. ¿por qué no incluyeron a un Behemoth o Leshen, más bien?). El mundo de “Monster Hunter” se siente vacío, con algunas criaturas andando por ahí y nada más —se trata de un contraste enorme con los juegos, que logran desarrollar mundos verdaderamente detallados, llenos de pequeñas historias, diferentes áreas con estéticas propias, y por supuesto, una cantidad mucho más grande de monstruos (al menos llegan a los dos dígitos…)
Al final del día, pues, se siente como si Anderson hubiese querido contar la historia que él tenía en mente cueste lo que cueste —por más de que no tenía nada que ver con los juegos—, y por ende, incluye uno que otro guiño a los juegos, como para apaciguar a los fanáticos. La mayor demostración de esto se encuentra en la elección de protagonista: a pesar de que Tony Jaa interpreta a un Cazador de Monstruos en “Monster Hunter” (¡¡!!), y a pesar de que, durante el tercer acto, aparecen otros personajes (terciarios) similares a los que se ven en los juegos…. la protagonista de la película es Milla Jovovich. Interpretando a una soldado americana. Esa manía de mezclar elementos originales con los de los juegos que se originó en las películas de “Resident Evil”, cuando tanto los personajes como las historias de las obras originales servirían como una sólida base para un largometraje, es lo que termina por hundir a “Monster Hunter”. Y hasta me animaría a decir que es peor acá que en las películas de zombies de Anderson.
Al menos la acción está mejor coreografiada y dirigida que en el último esfuerzo de Anderson, la prácticamente incomprensible “Resident Evil: El Capítulo Final”. Lo cual no quiere decir que funcione… pero al menos no me causó una migraña o mareos. Eso sí, debería ser un crimen penado por ley incluir a un artista marcial como Tony Jaa, y darle tan poco que a hacer a nivel de enfrentamientos cuerpo a cuerpo. De hecho, una pelea en particular que tiene con la Artemis de Milla Jovovich da vergüenza ajena por lo mal dirigida que está, con movimientos poco impresionantes, y una abundancia de cortes y planos de medio segundo de duración, que le quitan cualquier ritmo o cadencia que la escena hubiera podido tener. Anderson parece estar obsesionado con grabar todas sus escenas desde todos los ángulos posibles, cortando de un tiro de cámara a otro sin mayor justificación, de repente para esconder las paupérrimas coreografías de pelea, o algún efecto digital sin terminar. Nuevamente; no está tan mal como la ya mencionada última película de “Resident Evil”, pero igual se podría utilizar a “Monster Hunter” como ejemplo de cómo no editar un filme de acción.
Al menos los actores tratan de esforzarse para darle algo de vida a la película. Milla Jovovich hace lo que puede con un personaje plano; Artemis tiene menos personalidad que los monstruos del título, pero eso se debe más a cómo está escrito el personaje, que a su trabajo. Jaa, como ya se dijo, está desperdiciado como el Cazador, pero se nota a leguas que se esforzó en otorgarle algo de carisma al personaje (quien, nuevamente, debió ser el protagonista de la historia). El equipo Alfa de Artemis está lleno de rostros conocidos que, desgraciadamente, tienen poquísimo que hacer acá (ni T.I., ni Meagan Good, ni Diego “Luis Miguel” Boneta duran mucho que digamos), y el gran Ron Perlman destaca como el Admiral, únicamente debido a su peinado de anime, y a que tiene más líneas de diálogo que todos los soldados secundarios juntos. Cómo extraño a su Hellboy…
“Monster Hunter” es, desgraciadamente, todo lo que esperaría de una película de Paul W.S. Anderson en el año 2021: ruidosa, hiperactiva, casi incoherente, y con poco qué ver con los juegos en los que supuestamente está inspirada. Lo cual es una pena, porque no siempre fue así: el Anderson de ahora no es el Anderson que dirigió “Mortal Kombat”, la siempre infravalorada “Event Horizon”, o hasta “Soldier”, un cineasta que entendía las historias de género, y sabía cómo generar una respuesta visceral y emocional en su público. El Anderson del 2021 parece haberse olvidado de todo eso, lo cual resulta en productos como “Monster Hunter”. Y lo más triste del asunto es Anderson parecía estar totalmente seguro de que podría realizar una secuela (al menos eso es lo que sugiere el final de este filme). Considerando las circunstancias en las que se terminó estrenando, y por supuesto, lo mal que ha sido recibido, dudo que ese vaya a ser el caso. Habrá que esperar al inevitable reboot de “Monster Hunter”, entonces… a ver si a alguien más le sale mejor.
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