La primera “Moana” terminó siendo una grata sorpresa cuando se estrenó en el 2016; un éxito tanto de taquilla como de crítica, y una de las películas animadas de Disney más populares, hasta el estreno de la primera “Frozen”, por supuesto. Sin embargo, no debería sorprender que el filme haya obtenido una secuela; lo que SÍ debería sorprender, en todo caso, es que se hayan demorado ocho años (¡!) en sacarla, y que haya costado tanto desarrollarla. Inicialmente, iba a ser una serie animada para Disney Plus, pero fue recién en febrero de este año que la Compañía del Ratón anunció que dicho show sería reestructurado y cambiado para convertirse en una secuela de verdad para cines.
Y habiendo visto ya la película… pues se nota que “Moana 2” no comenzó como una secuela propiamente dicha. Lo que debería ser una aventura inspiradora, original y emotiva —es decir, al igual que su predecesora— se siente más bien como una historia obligatoria, apurada. Puede que “Moana 2” haya salido en cines, pero se siente más como una de aquellas secuelas directas a video de Disney que tanto salían en los años 90; como una imitación de lo que vino antes, pero que carece de la mayor parte de elementos que convirtieron al primer filme en tamaño éxito. No es que “Moana 2” sea horrible ni mucho menos —pero sí es una película que de dejó decepcionado, triste por no haber sentido lo mismo al verla que lo que sentí cuando experimenté la primera entrega.
Al comenzar la película, vemos a una Moana ya más grande (voz de Auli’i Cravalho) viviendo en su isla con su gente, habiéndose convertido en una verdadera navegadora. Le va tan bien, de hecho, que en una de sus últimas expediciones encuentra evidencia de la existencia de gente distinta a la de su isla; y por supuesto, la chica se muere por salir al mar a buscarlos. Esto no demora en suceder, felizmente; durante una ceremonia, Moana es visitada por el espíritu de sus ancestros, quienes le dicen que tiene que seguir un “fuego en el cielo” para encontrar la isla que antes solía conectar a todas las tribus del gran océano.
Resulta, pues, que un dios —envuelto en una terrible tormenta— vive en dicha isla, y de no ser derrotado, el mundo entero podría correr peligro. Es debido a eso que Moana zarpa rápidamente, pero esta vez lleva compañía. Junto a ella navegan tanto el gallo Hei Hei como el cerdito Pua, pero también una inteligente chica llamada Loto (Rose Matafeo), un fanático de Maui llamado Moni (Hualalai Chung) y un anciano cínico llamado Kele (David Fane). Juntos, eventualmente se encuentran con Maui (Dwayne Johnson) quien claramente se une a su aventura. Después de todo, necesitarán a un poderoso semi dios para levantar la isla que buscan de las profundidades del mar, y para que Moana pueda convertirla en lo que era antes.
Mientras que la primera película nos narraba una emotiva historia que enfatizaba las conexiones que Moana tenía con su hogar —especialmente la relación con su abuela—, “Moana 2” carece de cualquier elemento emocional potente que pueda resonar en el espectador. Algo intentan los tres (¡!) directores al darle una hermana menor llamada Simea (Khaleesi Lambert-Tsuda) a nuestra protagonista, pero la niña aparece tan poco y resulta tan desesperante por momentos, que su inclusión no termina de cuajar del todo. A fin de cuentas, lo que puedo decir que es con la primera película SENTÍ algo; con “Moana 2”, no tanto.
La narrativa en sí, por otra parte, no es nada del otro mundo, y eso debe deberse a los orígenes televisivos (o bueno, de streaming) de la película. No obstante, lo que más me sorprende es la torpeza con la que son manejados ciertos elementos. Cierto personaje, por ejemplo, es presentado de tal forma que parece será importante para la historia —hasta tiene su propia canción y todo—, pero luego de cumplir su propósito a mitad de película, desaparece para nunca volver. Y aunque es cierto que el villano de la primera “Moana” TAMBIÉN era un dios enorme e intimidante, ahí por lo menos lo… veíamos. Aquí nada. Esto convierte al tercer acto del filme en una experiencia algo decepcionante; visualmente interesante, sí, pero sin ningún punto de referencia emocional para el espectador.
Y no es lo único. Los nuevos personajes secundarios son irritantes (el anciano, el fanático de Maui que termina siendo bastante inútil) o poco memorables (como Loto; ¡y eso que soy fanático de Rose Matafeo!). Y mientras que la primera cinta cuenta con una banda sonora memorable, llena de canciones que se han quedado grabadas en la mente de muchos niños y niñas (gracias, en parte, al trabajo de Lin-Manuel Miranda), acá no hay nada de eso. Miranda brilla por su ausencia, y aunque las canciones nuevas no son horribles ni nada por el estilo, tampoco son particularmente pegajosas. De la primera “Moana” salí cantando y saltando de un pie; de esta secuela no recuerdo una sola tonada.
Si la presente crítica suena bastante negativa, es porque “Moana 2” es más una decepción que una verdadera MALA película. Las actuaciones de voz siguen siendo superlativas (ayuda que tanto Cravalho como Johnson hayan regresado), y el apartado visual, como suele ser con todo producto de Disney, es excelente. El estilo de animación es enérgico y está lleno de estilo, y las islas y el mar lucen absolutamente espectaculares. Es una pena, de hecho, que la película se mueva a un ritmo tan pero TAN acelerado, que en muchas ocasiones resulte difícil admirar todo lo que los animadores han creado. Nuevamente, esto puede ser heredado de sus orígenes como serie para Disney Plus: me imagino que los directores y guionistas tuvieron que reducir una narrativa hecha para seis, ocho o hasta diez episodios, para que funcione en una película de poco más de hora y media de duración.
En fin. No me da gusto decir que “Moana 2” me decepcionó, pero es la realidad; ciertamente no debe haber ayudado que haya visto la primera película hace unos días, no más. Pero lamentablemente, lo que tenemos acá es una secuela hecha al parecer a la apurada, que se siente más como una suerte de transición entre la primera cinta y una potencial tercera entrega, y que carece de cualquier elemento emocional que podría generar fuertes respuestas en el espectador. Visualmente es hermosa, sí, y los actores de voz no tienen culpa de nada, pero entre las canciones poco inspiradas, historia plana, elementos narrativos mal manejados y la poca emotividad, no puedo recomendar “Moana 2”. Espero que si de verdad sale “Moana 3” (seguro que sí; esta nueva película recaudará toda la plata del mundo) se esfuercen un poco más en hacer algo que esté al nivel de la primera entrega.
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