Miles Ahead: Secretos de una leyenda
Soy un fanático de la música jazz desde hace algunos años, todo gracias a mi padre, quien sabe mucho más y ha escuchado mucho más de dicho género. Es por ello que he tenido la oportunidad de disfrutar del trabajo de Miles Davis en varias ocasiones—de hecho, tengo varios de sus más conocidos álbumes, obras maestras del jazz que nunca pasarán de moda. No se trata de un genero musical muy popular entre la gente de mi generación, lo cual es una pena—definitivamente supera en creatividad y destreza a la mayoría de canciones que se escuchan en las radios hoy en día.
Así que como podrán comprender, estaba muy emocionado por ver la biografía de Miles Davis en la pantalla grande. El hecho de que Miles Ahead fuese un proyecto de pasión de Don Cheadle—él dirige, escribe y protagoniza la película—me daba esperanzas, al igual que el trailer, el cual hacía ver a la cinta como un producto enérgico, divertido, y hasta surrealista. Y felizmente el filme no me decepcionó—se trata de un drama muy bien hecho, expertamente actuado y muy entretenido.
Sabiamente, Miles Ahead no comete el mismo error que muchas otras películas biográficas; es decir, no trata de contarnos la vida entera de Miles en dos horas. Cuando una cinta hace esto, usualmente el producto final no logra profundizar en la mente y las motivaciones de su protagonista. En vez de tener una narrativa coherente y con buen ritmo, es como si contase los “grandes éxitos” de su vida, pasando de escena a escena y de época a época de manera muy acelerada.
No, lo que hace Miles Ahead, más bien, es presentarnos dos narrativas en paralelo (o tres, si es que consideramos el pequeño prólogo y epílogo). En una, tenemos a un acabado y drogadicto Miles (Cheadle), quien ha estado descansando de la música por cinco años, y que tiene un contrato con Columbia Records que debe cumplir. Sin embargo, ha logrado grabar un nuevo disco, el cual no quiere compartir con nadie. Es por ello que Harper Hamilton (Michael Stuhlbarg), ejecutivo de la Columbia, lo quiere robar y publicarlo a toda costa, y que Dave Braden (Ewan McGregor), periodista de la revista Rolling Stone, quiere publicar un artículo sobre el “regreso” de la Miles.
Y en la otra, la cual es presentada a través de una serie de flashbacks regados a lo largo de la película, vemos las mejores épocas de Miles, en las que publicaba su discos más populares, y conocía a su esposa, la bailarina Frances Taylor (Emayatzy Corinealdi). Es aquí que vemos cómo es que Miles terminó solo y adicto a la coca en los años 70; los problemas que tenía con su esposa, con la sociedad racista de la época, y con su propia creatividad (o a veces, falta de inspiración).
La belleza del guión (escrito por Cheadle y Steven Baigelman) está en su aparente sencillez. A diferencia de otros “biopics”, Miles Ahead no se complica con detalles gratuitos o subtramas innecesarias. La narrativa de los años 70 es clara y concisa; cada personaje tiene un objetivo muy claro (Miles quiere recuperar su música; Dave quiere su artículo; Hamilton quiere publicar el disco) y la historia tiene un comienzo, un inicio, y un final. Es una estructura básica que funciona a la perfección, lo cual le permite a Cheadle explorar a sus personajes con profundidad y paciencia.
Esto se ve claramente en los flashbacks. Es aquí que verdaderamente entramos a la mente de Miles, y comprendemos porqué terminó tan mal en los años 70. Era un hombre muy dependiente; dependiente del amor y la presencia de su mujer (tanto así, que la obligó a dejar la danza para estar con él); dependiente de la música (sin ella, terminó metiéndose en un hoyo del cual era muy difícil salir), y eventualmente, dependiente de las drogas (Dave pudo usar su adicción para desarrollar una suerte de amistad con Miles). Es un personaje lleno de defectos, muy humano, razón por la cual es fácil identificarse con él.
Ayuda, también, el que Cheadle lo interprete de manera tan verosímil. Inicialmente estaba preocupado de que su voz me sacase un poco de la ficción—si nunca han escuchado al verdadero Miles Davis, pues digamos que tiene una voz parecida a la del Batman de Christian Bale. Pero felizmente eso no sucedió. De hecho, a los cinco minutos de haber comenzado la película, me olvidé que estaba viendo a Don Cheadle en pantalla; yo solo veía a Miles Davis. Y ese es el mayor elogio que se le puede dar a un actor—Cheadle se mete tanto en el personaje, interpretándolo como un hombre cool, un genio lleno de defectos que realmente vive la música y que, a pesar de todo, ama a su esposa y la trata como una musa, que es imposible no meterse en la historia.
El resto del reparto es correcto. Me gustó el papel de Ewan McGregor—su Dave es un personaje cómico, algo perdido, siempre siguiendo a Miles sin importar a donde vaya, todo por conseguir su artículo. Como Hamilton, Michael Stuhlbarg es suficientemente detestable, y Emayatzy Corinealdi, aunque algo tiesa, es creíble como Frances. Definitivamente fue escogida debido a su físico—es hermosa y tiene el cuerpo (y los movimientos) de una bailarina—, pero no hace un mal trabajo.
Visualmente, la película trata de diferenciarse de otras de similar corte. La imagen es bastante granulada, lo cual le permite parecerse a cintas y series de los años 70. Esto le da un look muy particular al filme, pero es también abusado durante los flashbacks—el granulado es tan exagerado durante estas escenas, que muchos planos parecían estar fuera de foco, o perdían demasiado detalle. Sin embargo, la dirección de Cheadle me sorprendió—el ritmo de la película es ágil, rápido, pero jamás desorientador, y la música es casi incesante. No hace falta decir que el soundtrack de Miles Ahead es perfecto—después de todo, está compuesto, en su mayoría, por música del mismísimo Davis.
Miles Ahead es una película que no pensaba fuera a estrenarse en nuestro país. De hecho, solo puede verse en el Cine Arte de UVK Larcomar. Mentiría si dijese que no me hubiese gustado que la exhibieran en más salas, pero tendré que conformarme con lo que tenemos. Miles Ahead es una película biográfica muy entretenida, un proyecto que claramente fue realizado con pasión y esfuerzo, por alguien que entendía a Miles Davis, tanto a la persona como a su música. Sé que muchos de los detalles presentados en el filme no son ciertos, pero si quisiera la verdad, vería un documental (o leería su biografía). Como película, como entretenimiento puro, Miles Ahead es impecable.
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