Los Ocho Más Odiados

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El siempre controversial Quentin Tarantino nunca deja de desarrollar proyectos interesantes. Es cierto que, a través de los años, ha sido capaz de entregarnos películas tan sobresalientes como Perros del DepósitoPulp Fiction o Bastardos Sin Gloria, pero incluso sus producciones algo fallidas, como la dupla de Kill Bill (infinitamente entretenida pero, para mí, debió ser presentada como una sola cinta, con menos relleno), Django Sin Cadenas o incluso su proyecto para GrindhousePrueba de Muerte, no dejan de tener elementos que las diferencias de otras producciones millonarias.

Los Ocho Más Odiados no es la excepción. Se trata de una película de tres horas de duración, filmada en celuloide de 70 mm, que se desarrolla en los Estados Unidos a fines del siglo 19 (después de la Guerra Civil), y que involucra a un grupo de personajes coloridos encerrados, durante la mayoría de la historia, dentro de una cabaña en medio de las montañas. Como suele suceder con las cintas de Tarantino, Los Ocho Mas Odiados es una mezcla de dos cosas que, a primera vista, podrían parecen completamente opuestas: diálogo extenso y violencia extrema. Independientemente de lo que piensen del producto final, dudo mucho que vayan a encontrar alguna película similar en los cines dentro de los siguientes meses.

La película está dividida en seis capítulos, y comienza con dos cazarecompensas encontrándose en una carretera de Wyoming. El primero es el Mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), quien se quiere escapar de una tormenta de nieve que se avecina. Y el segundo es John “El Verdugo” Ruth (Kurt Russell), quien se encuentra como pasajero dentro de una diligencia. Warren logra negociar con Ruth para que lo lleven a un lugar seguro… pero este último no está solo. Está llevando a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) a la ciudad más cercana para que la cuelguen, y él pueda cobrar la recompensa de 10,000 dólares. Sin embargo, antes de parar en la Mercería de Minnie, se encuentran con su cuarto pasajero: el soldado rebelde y próximo Shérif Chris Mannix (Walton Goggins), quien no se llevará particularmente bien con Warren.

Una vez dentro de la Mercería de Minnie, se encontrarán a los otros cuatro personajes que conformarían a los “Ocho Más Odiados” del título: Bob el Mexicano (Demian Bichir), a quien se supone le han dejado encargado el establecimiento; el verdugo Oswaldo Mobray (Tim Roth); Joe Cage (Michael Madsen), un vaquero de pocas palabras, y el ex general de la Guerra de la Confederación Sandy Smithers (Bruce Dern). Con todos adentro de la Mercería esperando a que la tormenta pase, la tensión irá aumentando, y los conflictos irán escalando.

Los Ocho Más Odiados es una de las películas más especiales e imperfectas que haya visto en el cine en mucho tiempo. Tarantino está claramente enamorado de su material, razón por la cual la cinta dura tres horas, cuando en realidad no tendría por qué ser así (la versión “Roadshow”, que se ha proyectado en 70 mm en algunos cines en Estados Unidos, dura incluso más). A pesar de que la mayoría de su diálogo es brillante, como siempre, el filme contiene escenas (especialmente durante su prologando prólogo) que hubiesen podido ser eliminadas sin afectar negativamente la historia o sus personajes. Hacia el final de la película, simplemente me sentía algo agotado de sus particularidades, sentimiento que hubiese sido evitado con una duración menor.

Por otra parte, algo que siempre ha caracterizado a las películas de Tarantino es su capacidad de sorprendernos. Pulp Fiction lo hacía con muertes súbitas, por ejemplo; Bastardos Sin Gloria lo hizo al reintepretar la historia de maneras inesperadas, e incluso Django Sin Cadenas lo logró a través de escenas chocantes y bastante sangrientas. Los Ocho Más Odiados, está, efectivamente, llena de sangre y escenas de cabezas explotando y balazos y pedacitos de cerebro que le caen a la pobre Jennifer Jason Leigh en la cara. Pero más que chocantes o sorprendentes, estos momentos más bien son predecibles, ya que uno sabe que una nueva película de Tarantino los tendrá. Evitar un Mexican Standoff o la muerte de algunos personajes, más bien, hubiese sido lo opuesto a lo que esperaríamos del director, pero lamentablemente eso no fue lo que sucedió.

Las actuaciones, como deben imaginarse, son todas excelentes. Samuel L. Jackson es intenso y grosero como Warren, otorgándole energía a la cinta y convenciéndonos de la naturaleza de su personaje incluso en las escenas más fuertes (como una que involucra cierto flashback explícito). Kurt Russell es adecuadamente brusco y rudo como John Ruth. Bruce Dern es memorable como el General Smithers a pesar de tener contadas líneas de diálogo; Tim Roth da, lo que es para mí, la actuación más entretenida de toda la película, y Michael Madsen… bueno, hace lo que siempre hace, sólo que vestido de vaquero. Jennifer Jason Leigh es intensa, casi furiosa, aunque por momentos me parecía excesivo el abuso que recibía. La pobre fue golpeada múltiples veces, bañada en sangre, vómito ensangrentado y, como mencioné antes, incluso en pedazos de cerebro. Hubo un momento que se sentía más como la explotación de un personaje femenino, que algo justificado dentro de la trama de la película.

A nivel técnico, la película es fantástica. Claramente Tarantino ha hecho lo que le ha dado la gana, sin nadie que pueda detenerlo—no había razón alguna para filmar la cinta en 70 mm (considerando que se desarrolla, en su mayoría, en interiores) pero, sin embargo, lo hizo y, por momentos, se ve fantástica. Las escenas en exteriores son espectaculares—especialmente los grandes planos que nos muestran las montañas llenas de nieve y la diligencia avanzando por el camino—y el interior de la Mercería de Minnie se siente suficientemente claustrofóbico. La banda sonora original del gran Ennio Morricone complementa de manera perfecta a la historia—como deben suponer, se trata del trabajo de un experimentado genio.

Tengo sentimientos encontrados en relación a Los Ocho Más Odiados. Por un lado, se trata de una película única que mezcla elementos del espagueti western, cintas de explotación e incluso películas históricas, para desarrollar una trama sangrienta poblada por memorables personajes. Pero por otro lado, se trata de un filme demasiado largo, con un ritmo desigual, predecible por momentos (especialmente mientras se va acercando al climax) y hasta fatigoso. La recomiendo por el simple hecho de ser tan diferente a lo que uno usualmente encuentra en la cartelera y porque, a pesar de ser imperfecta, contiene muchos momentos de pura genialidad cinematográfica.

Sin embargo, creo que después de Django sin cadenas y esta película, es hora de que Tarantino cambie de género y de época. Realmente me gustaría ver lo que puede hacer con una historia totalmente diferente a la de estas dos últimas cintas.

Avance oficial:

75%
Puntuación
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