Los nuevos mutantes

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Parecía que nunca se iba a estrenar, pero luego de unos tres o cuatro retrasos, “Los nuevos mutantes”, de Josh Boone, por fin fue exhibida en cines… algunos cines. En medio de una pandemia. No fueron las circunstancias ideales, pero yo tuve la oportunidad de verla en la pantalla grande hace un par de meses, con otras tres o cuatro personas (desgraciadamente, no es que los cines estuviesen precisamente llenos acá en Londres). Más que una sensación de anticipación, lo que se sentía en la sala era algo más similar al alivio —la gente ya estaba un poco harta de esperar tanto por esta película, y simplemente querían verla, sin que les importase la calidad de la misma.

¿Valió la pena, entonces, la larga espera para ver “Los nuevos mutantes”? No realmente. Ahora, no es que se trate de una cinta terrible ni mucho menos, simplemente es… correcta. Lo que tenemos acá es un filme que intenta ser diferente a las producciones infladas y llenas de diez mil referencias del Universo Cinematográfico de Marvel, e incluso a las cintas anteriores de los X-Men. No se encontrarán con Wolverine o con el Profesor X acá —el título del filme es correcto, ya que todos los mutantes que la protagonizan son nuevos (pero no necesariamente mejores). Donde “Los nuevos mutantes” falla, desgraciadamente, es el tono de la historia, y en la caracterización de algunos de sus personajes. Es un filme, pues, que se queda un poco a medias, y que no termina de convencer ni como cinta de superhéroes, ni como drama o filme de terror, o siquiera como el comienzo de una nueva franquicia (ahora que 20th Century Fox ha sido comprado por Disney, esto último jamás sucederá).

La protagonista de “Los nuevos mutantes” es una adolescente llamada Dani Moonstar (Blu Hunt), que luego de sufrir una trágica experiencia, es llevada a una instalación secreta mientras está inconsciente. Al despertar, una doctora llamada Reyes (Alice Braga) le explica que ella es una mutante, y que ahora que su padre (Adam Beach) está muerto, tendrá que quedarse en este nuevo hogar para descubrir sus poderes, e interactuar con otros chicos similares a ellos. Estos últimos son Rahne Sinclair (Maisie Williams), una chica escocesa que se puede convertir en lobo; Ilyana Rasputin (Anya Taylor-Joy), una joven rusa con poderes mal explicados; Sam Guthrie un sureño (casi red neck) que puede soltar energía termoquímica, y Roberto da Costa (Henry Zaga), un brasileño de familia millonaria que puede absorber y canalizar la energía solar.

Como se deben imaginar, sin embargo, la instalación en la que han sido atrapados los chicos no es todo lo que parece. Poco a poco, Dani y sus nuevos amigos van descubriendo los objetivos secretos de la Doctora Reyes, y a la vez, comienzan a ser acosados por unas criaturas de origen desconocido y propósito misterioso. Sin embargo, para Dani existe al menos un rayo de esperanza: una potencial relación amorosa con Rahne, quien parece ser la única que quiere entenderla y tratarla con respeto.

Lo que Josh Boone y su equipo han tratado de hacer con “Los nuevos mutantes” es ciertamente admirable. Han desarrollado una historia que se lleva a cabo en una sola locación, con cinco personajes principales, y sin contar con un antagonista arquetípico. La narrativa no tiene nada que ver con la potencial destrucción del mundo, y no incluye referencias demasiado obvias a otras películas o personajes. “Los nuevos mutantes” es un filme más contenido, que se puede disfrutar de manera individual, y cuyas humildes ambiciones deberían haber resultado en un producto distinto a la película de superhéroes promedio. Con influencias tan diversas como las comedias de adolescentes de John Hughes, y clásicos como “One Flew Over the Cuckoo’s Nest”, “Los nuevos mutantes” debería haber terminado siendo, al menos, tan intrigante como algo como “Guasón”.

Y no es que no lo sea. La locación principal —el asilo— es aprovechada de buena manera, con Boone utilizando sus infinitos pasillos y puertas enormes para desarrollar una sensación —a veces— palpable de claustrofobia. Y aunque no todos los personajes son igual de interesantes, Dani termina siendo una protagonista con la cual resulta fácil identificarse —es caracterizada como una chica tímida, insegura, y Boone utiliza el descubrimiento de sus poderes como una metáfora para el despertar sexual. La relación entre ella y Rahne, además, se siente verosímil y adorable —el hecho de que sea el primer romance homosexual es un filme de Marvel es relevante (y loable), pero el que funcione bien dentro de la historia, y resulte en algunos de los momentos más humanos y emotivos de la película, es incluso más importante y digno de aplaudir.

Efectivamente, “Los nuevos mutantes” está lleno de buenas ideas, pero eso no resulta en un producto completamente convincente, lamentablemente. El tono del filme, para empezar, es demasiado errático, tratando de mezclar elementos de comedias adolescentes con escenas supuestamente terroríficas, y hasta una secuencia de acción final —llena de efectos visuales digitales— que no podría sentirse más fuera de lugar. La cinta, por ende, se queda a medias —por momentos trata de convertirse en película de terror (lo cual nunca funciona), y por momentos trata de presentarse a sí misma como un drama de interacciones interpersonales profundas (esto funciona un poco mejor, pero no del todo). El hecho de que se vea limitada por una calificación para mayores de 13 años tampoco ayuda; no es que “Los nuevos mutantes” hubiese sido mucho mejor con una calificación para adultos, pero ciertamente hubiese ayudado a que desarrolle tanto sus elementos románticos como los de terror, de manera más creíble y honesta.

El nivel de actuaciones es variado, también. Blu Hunt y Maisie Williams son quienes resaltan más, sin lugar a dudas. La primera logra convencer como una chica que tiene mucho qué aprender sobre el mundo y sobre sí misma, mientras que la segunda desarrolla a Rahne como alguien bienintencionado y dulce, pero que tiene problemas a la hora de controlar sus poderes. El romance entre ellas, además, y como se mencionó líneas arriba, es suficientemente creíble y dulce. Por otro lado, la usualmente genial Anya Taylor-Joy da una a actuación muy caricaturesca como Ilyana (el terrible acento ruso no ayuda); Charlie Heaton no es particularmente memorable como Sam; Henry Zaga es tieso y aburrido como Roberto (¿para eso blanquearon al personaje?), y Alice Braga es meramente correcta como la Doctora Reyes. Boone ciertamente tomó la decisión adecuada a la hora de centrar la narrativa de “Los nuevos mutantes” en Dani.

“Los nuevos mutantes” concluye la saga de los “X-Men” con un débil suspiro —sin embargo, considerando lo terrible que fue “Dark Phoenix”, ciertamente pudo haber sido mucho peor. La película no carece de buenas ideas, y al menos trata de hacer algo diferente a la hora de desarrollar una historia que, por momentos, intenta ser más de miedo que de acción, pero al final del día, no llega a convencer del todo. La actuaciones de Hunt y Williams son sólidas, y el romance principal —así como algunos de los aspectos psicológicos del conflicto central— definitivamente funciona, pero mucho de eso es opacado por los personajes secundarios blandos, los efectos digitales de baja calidad, y un tono desigual. Ahora que Disney tiene los derechos de los “X-Men”, dudo que vayamos a ver a estos “nuevos mutantes” otra vez, lo cual, lo crean o no, es una pena. Puede que “Los nuevos mutantes” no sea una gran película, pero sus protagonistas merecen tener, aunque sea, una oportunidad más.

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