Las dos reinas
Considerando la gran cantidad de películas que se han realizado, tanto sobre María Estuardo, como la Reina Elizabeth —consideren, si no, en relación a esta última, las dos películas protagonizadas por Cate Blanchett—, no debería sorprender el que entrar a ver una cinta como “Las dos reinas” con expectativas algo altas. No necesariamente porque quiera ver algo magnífico, si no porque, luego de haber sido testigo de tantas historias de intriga política desarrolladas en la Corte Inglesa, simplemente me gustaría ver algo distinto. Consideren, si no, filmes como “La favorita”, de Yorgos Lanthimos —para bien o para mal, es una película con una visión y un estilo muy particular, razón por la que ha logrado resaltar de entre tanta producción de época.
Desgraciadamente, ese no es el caso de “Las dos reinas”, de Josie Rourke. Carente de energía y de estilo en su dirección, la película está bastante bien actuada y tiene un par de escenas intrigantes, pero fuera de eso, no logra causar ninguna reacción fuerte en el espectador, ya sea emocional o intelectual. Se trata, pues, de un filme que carece de un propósito específico; la trama trata de hacer demasiado en muy poco tiempo, yéndose por la tangente en más de una ocasión, y desarrollando a las dos reinas del título de manera particularmente floja. No me animaría a decir que se trata de una propuesta nefasta, pero considerando la cantidad de talento tanto delante como detrás de las cámaras, no puedo evitar sentirme decepcionado por “Las dos reinas”.
La cinta se lleva a cabo durante los seis años de reinado de María Estuardo (Saoirse Ronan). No obstante, también incluye un prólogo y un epílogo —algo innecesarios— en donde la vemos segundos antes de su muerte (por decapitación). A pesar de llevar el titulo de “Las dos reinas” en castellano (el nombre original en inglés es “Mary Queen of Scots”), la película realmente no nos presenta una historia que entrelace las vidas de María y Elizabeth (Margot Robbie). De hecho, la verdadera protagonista es la primera, mientras que la segunda es relegada a un rol secundario, resultante únicamente durante los últimos veinte minutos de metraje. El resto de la cinta se dedica a detallar las conspiraciones que se llevaron a cabo entre los consejeros de María; su relación con su esposo, Henry (Jack Lowden), y por supuesto, sus intentos por unificar Inglaterra con Escocia.
La primera mitad de la cinta es algo tediosa —se enfoca demasiado en los procesos políticos que se tiene que lleva a cabo cuando se trata de unir dos países a través de matrimonios y líneas de sucesión. Muchas escenas se llevan a cabo en interiores —cuartos, cuevas, salas de reunión—, lo cual le otorga un carácter muy teatral a la película —esto no tiene que ser algo malo, necesariamente, pero en este caso, limita su alcance, y la hace sentir pequeña, escasa. Las cosas mejoran un poco durante la segunda mitad —hay más acción, más asesinatos, y uno siente que la trama, por fin, comienza a moverse a mejor ritmo, permitiéndole a María tomar algunas decisiones importantes, por más que todo el mundo (aparentemente) esté conspirando en su contra.
No obstante, “Las dos reinas” termina sintiéndose como una película extremadamente desordenada, sin un público objetivo claro. Es demasiado inexacta a nivel histórico como para apelar a los fanáticos de estas dos reinas, pero carente de suficiente emoción como para aquellos que estén poco interesados en los eventos reales se emocionen. Se concentra principalmente en María, pero cambia de perspectiva durante el último par de escenas. Y en vez de regocijarse en sus inexactitudes históricas, incluye un par de escenas algo confusas, las cuales resaltan por lo fuera de lugar que se sienten. María, en particular, es demasiado liberal para ser una católica de su época —nunca llegan a justificar bien, por ejemplo, el que no tenga problemas con un amigo gay, o el que disfrute (tanto) del sexo oral. Todo esto está más que perfecto para nuestros estándares de hoy, pero siento que en el siglo 16 no estaría tan bien visto.
Adicionalmente, la película está llena de personajes secundarios que parecen haber sido incluidos únicamente porque se supone que estaban junto a María o Elizabeth en esta época, y no porque fuesen particularmente importantes para la historia que se está contando. Al principio, el Robert Dudley de Joe Alwyn (el amante de Elizabeth) parece tener un rol importante en la película, pero el personaje se va desvaneciendo poco a poco mientras no acercamos al final. Lo mismo con el William Cecil de Guy Pearce. Y ni qué decir del John Knox de David Tennant —se trata de una caricatura andante, de un personaje que parece haber sido incluido únicamente para ir mostrando como, poco a poco, más gente del “pueblo” se va poniendo en contra de María.
Saoirse Ronan da una sólida actuación como María —el personaje está mal desarrollado, pero la talentosa actriz hace todo lo que puede con el papel, convirtiéndola en una mujer fuerte, que siempre pelea en contra de los hombres que la rodean, y que se obsesiona con el bien de su país, por más que dicha actitud pueda terminar matándola. Por su parte, Margot Robbie no tiene mucho qué hacer como Elizabeth —su rol es casi insignificante (al menos hasta los últimos veinte minutos), y aparece de cuando en cuando solo para hacernos recordar que es una de las protagonistas (supuestamente). “Las dos reinas” no causó una reacción particularmente fuerte en mí (ni emocional ni intelectualmente), pero debo admitir que la única escena que María y Elizabeth comparten, me resultó bastante potente, hasta emotiva. Qué pena que no sucedió en la vida real.
“Las dos reinas” es una película que se queda a medio camino; una producción que carece de un hilo narrativo potente, y que por ende decide enfocarse en demasiadas cosas al mismo tiempo: intrigas políticas, personajes secundarios innecesarios, relaciones maritales, y hasta comentario social. Saoirse Ronan está muy bien (como siempre), Margot Robbie está malgastada (me quedo con Cate Blanchett) y el resto del reparto no tiene mucho qué hacer, fuera de reaccionar a la paranoia, la muerte, y las traiciones. “Las dos reinas” es una película que podría disfrutarse bien en casa, sin mayores expectativas y con un par de viajes al baño, pero en el cine —y especialmente luego de haber visto “La favorita”—, se siente como un esfuerzo menor por parte de gente bastante talentosa. Desgraciadamente, no me sorprende el que casi no haya sonado durante la reciente época de premios.
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