Recuerdo haber visto “Viven”, la película noventera con Ethan Hawke, una o dos veces en cable y hace mucho tiempo, así que no le tengo mucha nostalgia. Esto me ha permitido ver “La sociedad de la nieve”, de JA Bayona, sin tener que compararla con la adaptación cinematográfica previa de esta historia. De hecho, el nuevo filme resulta interesante no solo porque está basado en hechos reales, si no también en una obra de teatro, así que, hasta cierto punto, se podría considerar como la adaptación de una adaptación de eventos reales, y por supuesto, un homenaje a los sobrevivientes (y víctimas) de la caída del avión de un equipo de rugby uruguayo en los años setenta.
Y es ahí donde radica lo brillante de “La sociedad de la nieve”: en que adapta una historia trágica y a la vez esperanzadora, de la forma más emotiva y menos explotadora posible. Lo que tenemos acá es una intensa historia de supervivencia, en la que somos testigos de todo por lo que unos jóvenes jugadores uruguayos de rugby tuvieron que pasar en lo alto de una montaña en los Andes, con poca comida, menos agua, y constantes tormentas de hielo. Se trata de una experiencia frecuentemente chocante y expertamente dirigida, que se siente no como la explotación melodramática de hechos reales, si no más bien como la difusión de una historia que TIENE que ser conocida.
“La sociedad de la nieve” cuenta con varios protagonistas, pero buena parte del filme es narrado desde la perspectiva de Numa Turcatti (Enzo Vogrincic), uno de los varios chicos que partieron de Montevideo a Santiago de Chile en un pequeño avión de las Fuerzas Aéreas Uruguayas, para finalmente chocar con la cordillera de los Andes y caer en medio de las montañas (y la nieve y el frío). Ahí es donde, luego de perder a varios compañeros, se quedaron varados por más de setenta días, obligados a abrigarse como podían, acabar con la poca comida que tenían, y eventualmente, recurrir a acciones impensables para no morir.
Si conocen la historia real, sabrán más o menos cómo se desarrolla “La sociedad de la nieve”. A grandes rasgos, se trata de un drama que respeta lo que pasó en la vida real, incluyendo interpretaciones de todos los chicos que estuvieron en el vuelo (tanto los que murieron en el choque, como lo que sobrevivieron ya sea un rato o los setenta días enteros en la montaña), y un buen resumen de todo lo que tuvieron que hacer para no morir.“La sociedad de la nieve” se siente, pues, como un homenaje a estas personas —a su valentía, a sus ganas de vivir, y a todo lo que hicieron para encontrar ayuda, apoyar a sus compañeros, y protegerse de los elementos.
Claramente, se trata de una experiencia intensa, comenzando por el choque, el cual es dirigido con aplomo por Bayona (“El orfanato”, “Lo Imposible”, “Un monstruo viene a verme”), como un momento breve y repentino, violento y enfatizado por un extraordinario diseño sonoro. Y una vez que estamos en la montaña, el director español no tiene miedo de mostrarnos con crudeza todo lo que los chicos tuvieron que hacer para no morir congelados, desde abrigarse entre sí, hasta saquear las pocas valijas que quedaban en el avión partido, y eventualmente, comerse algunos de los restos de sus compañeros.
Sí, “La sociedad de la nieve” incluye el hecho de que Numa y compañía tuvieron que recurrir al canibalismo para poder sobrevivir. Ahora bien, es una decisión que no es tomada a la ligera ni por los personajes ni por la película misma, comenzando con una serie de discusiones sobre la ética del canibalismo, pasando por las implicaciones religiosas y espirituales de dicho acto, y culminando, por supuesto, con la toma final de decisión y un par de personajes animándose a realizar el acto en sí. Todo esto es tratado con respeto por Bayona, haciendo que el espectador sienta que está viendo algo prohibido, inmoral pero absolutamente necesario para no morir de hambre, frecuentemente escondido (ya sea total o parcialmente) por elementos en el encuadre. Está muy bien manejado.
Fuera de eso, vale la pena destacar la dirección de Bayona y la dirección de fotografía de Pedro Luque. El primero hace un excelente trabajo dirigiendo a su joven reparto, extrayéndole actuaciones desgarradoras a artistas como el ya mencionado Enzo Vogrincic (muchas veces la voz de la razón en el grupo); Diego Vegezzi (como Marcelo, el líder o capitán del equipo); Agustín Pardella (como Nando, quien va cobrando más importancia mientras la historia avanza) o Esteban Kukuriczka (como Adolfo, una de las figuras prominentes del equipo). Y en general dirige el filme de la manera más naturalista posible, favoreciendo rostros y lenguaje corporal para que el espectador sienta cierta cercanía hacia estos personajes.
Y el segundo se luce manejando una estética contrastada, llena de textura, y usando lentes angulares en ciertas escenas para resaltar la claustrofobia de las situaciones en las que se involucran nuestros personajes. “La sociedad de la nieve” se grabó tanto en locaciones reales (incluyendo una montaña nevada) como en un set, lo cual ayuda a que se sienta verosímil, cercana, como un registro realista (aunque ficcionalizado, por supuesto) de lo que sucedió hace más de cincuenta años. “La sociedad de la nieve” es una película técnica y narrativamente pulcra, realizada con mucho cuidado para crear sensaciones potentes en el espectador, pero sin llegar a explotar a sus personajes o la situación en la que se han involucrado.
Y esa es, seguramente, una de las razones por las que el público logrará conectar con “La sociedad de la nieve”: porque el filme le hará sentir que está en la montaña junto a estos chicos, siendo testigos de su sufrimiento pero también de su fortaleza y valentía. Como se dijo líneas arriba, “La sociedad de la nieve” se siente como un sentido homenaje a estas personas (incluyendo, incluso, sobreimpresiones con sus nombres cada vez que uno fallece en pantalla) y a todo por lo que tuvieron que pasar. Es un filme respetuoso, pero también uno que generará reacciones emocionales en el espectador, sin tener miedo de enseñar todo lo que tiene que enseñar. “La sociedad de la nieve” es de lo mejor que ha hecho Bayona; una intensa, emotiva y potente cinta de supervivencia. Se estrenará en Netflix, pero si pueden, vale mucho la pena que la vayan a ver en una sala de cine.
Avance oficial:
- Mi calificación
Hola, una pregunta, ¿Cómo se llama la obra de teatro en la que está basada?
Gracias
¡Hola! Tengo entendido que la obra se llama igual, del autor Pablo Vierci. ¡Saludos!