Dirigida por Kevin Reynolds (“Robin Hood: el príncipe de los ladrones”, “El conde de Montecristo”), “La resurrección de Cristo” es una sólida película religiosa que cuenta una historia lo suficientemente interesante como para convencer tantos a los creyentes como a los que simplemente se consideran como cinéfilos. Centrándose en los eventos que le siguieron a la crucifixión de Jesucristo hace más de dos mil años, la cinta se desarrolla primero como una suerte de versión bíblica de CSI, para luego convertirse en la historia de conversión de un personaje romano, quien pasa de ser un escéptico a creer gracias a toda la evidencia que se le presenta en vivo y en directo. El resultado es una película que nos propone una visión distinta de la historia de Jesús, y que precisamente por eso se siente novedosa.
“La resurrección de Cristo” comienza in medias res, mostrándonos a Clavius (un intenso Joseph Fiennes), un tribuno romano y la mano derecha de Poncio Pilato (Peter Firth), caminando por el desierto y eventualmente siendo recibido por un extraño en su casa. Es ahí donde comienza a narrar la historia de sus más recientes días, comenzando por su participación en la crucifixión de Yeshua (Cliff Curtis). Resulta que él fue el soldado romano encargado de supervisar dicha tortura, y de entregarle el cuerpo del Mesías a José de Arimatea (Antonio Gil) para que lo dejen en una tumba, y no lo tiren en una fosa común junto a los demás crucificados.

Pero como seguro ya saben, tres días después, la tumba amanece con su “tapa” de piedra destruida, y completamente vacía. Es así que Pilato le pide a Clavius que se encargue de investigar exactamente qué pasó con el cuerpo de Yeshua, con miedo de que su supuesta resurrección le traiga problemas políticos y sociales. Con la ayuda de un ambicioso soldado romano llamado Lucius (Tom “Draco Malfoy” Felton), nuestro protagonista comienza a interrogar a gente que podría saber qué pasó con Yeshua, como el apóstol Bartolomé (Stephen Hagan) o María Magdalena (María Botto). Pero es cuando eventualmente localizan al resto de apóstoles que Clavius se encuentra con algo que no esperaba ver, lo que termina por acabar con todo lo que pensaba que creía, y lo obliga a cambiar el rumbo de su vida.
El simple hecho de que esta historia se narre desde la perspectiva de un soldado romano hace que se sienta mucho más fresca que la película religiosa promedio. Obviamente de los apóstoles sabemos mucho, y por supuesto también de lo que hizo Jesús en vida y poco antes de ser crucificado. Pero resulta fascinante ver las reacciones de los prefectos y tribunos romanos a su muerte, y de cómo, incluso, los primeros deben trabajar con autoridades judías para mantener el orden luego de la resurrección de quien antes creían era tan solo alguien que se creía Mesías. Todo esto le otorga una dimensión política a “La resurrección de Cristo” que, sin llegar a ser la característica más potente del filme, al menos le permite sentirse históricamente auténtico, o al menos más consciente del contexto en el que se lleva a cabo que la producción católica promedio.
Ahora bien, considerando la perspectiva desde la que se cuenta la historia, resultaría lógico que ciertos públicos puedan pensar que “La resurrección de Cristo” podría llegar a ser ofensiva, pero felizmente ese no es el caso. De hecho, el arco de personaje de Clavius justamente consiste de una conversión espiritual, como para demostrar de forma concreta el poder de la fe y de Jesús mismo. El tribuno romano comienza “La resurrección de Cristo” como un escéptico, lógicamente; como alguien que solo le reza al dios Marte, y que cuenta con muchas ambiciones políticas, queriendo eventualmente llegar a Roma para encontrar algo de paz. Pero para el final de la película, es un hombre completamente distinto, cambiado por todo lo que ha visto, y convencido de que Yeshua es, efectivamente, el hijo de Dios.
Interesante, pues, tener a un personaje central que tiene que cambiar tan radicalmente a lo largo de la cinta, pero felizmente Joseph Fiennes está a la altura de dicha interpretación. Sí, su Clavius es un personaje bastante estoico, pero es a través de sutiles expresiones faciales que Fiennes logra otorgarle humanidad, dejando en claro desde un inicio que es alguien que, a pesar de haber pasado por incontables batallas y presenciado mucha muerte, igual tiene escrúpulos. La estrella de “Shakesepeare enamorado”, pues, hace un sólido trabajo encarnando a este complejo protagonista. Por su parte, Tom Felton tiene un rol más bien gratuito, interpretando a Lucius como un chico ambicioso pero de visión limitada. Y destacan, también, Peter Firth como Poncio Pilate (despiadado, estratégico) y Cliff Curtis como Yeshua / Jesucristo (quien, para variar y tratando de ser más preciso a nivel histórico, no es representado como un hombre blanco de ojos claros).
Es así, pues, que “La resurrección de Cristo” se leva a cabo como una entretenida mezcla entre thriller y drama. La primera mitad de la historia se desarrolla como un misterio del que el público sabe más que los personajes, pero que igual resulta intrigante. Y la segunda, más bien, se siente como un drama de fe, en le que tenemos que ser testigos de como Clavius finalmente cambia, dándose cuenta de que lo que no creía pudiese ser posible es verdad. La primera parte es mejor que la segunda, debo admitir, especialmente por lo fácil que se resuelven ciertas líneas argumentales y conflictos hacia el final. Pero entre el buen ritmo de edición, actuaciones convincentes y dirección de fotografía llena de textura y detalles, “La resurrección de Cristo” nunca llega a aburrir o a sentirse pesada.
Puede que “La resurrección de Cristo” no esté a la altura de los clásicos del cine católico; puede que sus efectos visuales sean inconsistentes (hay un par de imágenes digitales bastante paupérrimas) y que comience mejor de lo que termina. Pero a la vez, es una cinta que nos ofrece una nueva perspectiva de una de las historias más famosas de la humanidad, y que es narrada con emotividad, franqueza y buenas actuaciones. El balance, entonces, es positivo, por lo que “La resurrección de Cristo” debería ser capaz de convertirse, aunque sea nueve años después de su estreno original, en el tipo de película que cualquier familia —creyente o no— debería ver y disfrutar en Semana Santa. Estoy seguro que quedarán igual de (gratamente) sorprendidos que este crítico.
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