La Momia (Reestreno)

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Todo aquel que me conozca sabrá que “La Momia”, de Stephen Sommers, es una de mis películas favoritas. No considero que sea una de las MEJORES jamás hechas, necesariamente, pero sí una que puedo ver una y otra vez, por más de que ya me la sepa de memoria (y sí, me la SÉ de memoria). Es una genial cinta de aventuras que, tomando como referencia a sagas como la de “Indiana Jones” o videojuegos como los de “Lara Croft: Tomb Raider”, logra desarrollarse como una experiencia memorable, que mezcla la comedia con la acción y el horror ligero. ¿El resultado? Uno de los “blockbusters” modernos mejor considerados del siglo pasado, y uno que ha adoptado toda una fanaticada, especialmente desde que salió en formatos como el DVD, el cable, y por qué no, el streaming.

Por mi parte, vi “La Momia” por primera vez cuando tenía como diez u once años, en formato VHS (¿se acuerdan?). Y curiosamente, no me encantó en aquella época; era demasiado joven, y por ende, las pocas escenas que podrían ser consideradas como de terror (generalmente aquellas protagonizadas por la criatura del título, cuando todavía no ha adoptado su forma humana) me daban mucho miedo. Nunca fui un niño fanático del horror o el gore (ese tipo de películas recién he comenzado a verlas de adulto), por lo que no estaba preparado para ver algo tan (relativamente) intenso como “La Momia”. No importa cuántas bromas, gags o diálogos astutos incluya la película.

Años después, sin embargo, la cosa cambió. Conseguí “La Momia” en formato DVD, ya cuando tenía como quince años, y es a partir de aquella época (estamos hablando del año 2005, aproximadamente) que me convertí en un gran fanático de la película. Me di cuenta que no, NO es un filme de terror, y que los momentos que tanto horror me causaban de niño en realidad no eran tan intensos. Y me di cuenta, por supuesto, de que se trata de una película primariamente de aventuras, que solo incluye un par de momentos de suspenso como para que no abandone los vínculos que supuestamente tiene con el filme original de 1932. “La Momia” me terminó cautivando, pues, lo cual me motivó a verla una y otra vez, haciendo que me memorice sus diálogos y me enamore de sus protagonistas.

“La Momia” comienza con un prólogo en el Antiguo Egipto, en el que vemos como el Gran Sacerdote Imhotep (Arnold Vosloo) se enamora de la hija del Faraón, Anck Su Namun (Patricia Velásquez), traicionando así a sus superiores. El Farón, lamentablemente, los descubre, lo cual resulta en el suicidio de la Princesa, en Imhotep matando al antiguo Emperador, y en el Sacerdote siendo capturado por los guardias reales. Pero lo peor viene después: Imhotep es sometido al “Hom Dai”, siendo enterrado vivo, rodeado de escarabajos carnívoros que se comerán su carne durante años. Y además lo maldicen de tal manera que, si es despertado y liberado de su sarcófago, traerá consigo todas las plagas bíblicas de Egipto, sumiendo al mundo en una eterna oscuridad.

Luego de eso, pasamos a los inicios del siglo veinte, en el que vemos a nuestro protagonista, Rick O’Connell (Brendan Fraser, ídolo de masas) peleando en Egipto junto a su supuesto amigo Beni (Kevin J. O’Connor) como parte de la legión extranjera en la Primera Guerra Mundial. Luego de un intenso enfrentamiento, el primero termina encontrándose con una fuerza sobrenatural en  las ruinas de Hamunaptra, la Ciudad de los Muertos, para eventualmente ser capturado por el enemigo. Unos años después, los hermanos británicos Evelyn (Rachel Weisz) y Jonathan Carnahan (John Hannah) encuentran a Rick en una cárcel Egipcia, donde son convencidos de que, efectivamente, el ex soldado americano conoce la ubicación de Hamunaptra, un legendario lugar que se supone guarda las mayores riquezas del Antiguo Egipto.

Es así que el trío decide comenzar una aventura para encontrar la legendaria ciudad. Pero, lógicamente, contarán con algo de competencia. Un grupo de aguerridos americanos liderados por un egiptólogo llamado Allen Chamberlain (Jonathan Hyde) les pisan los talones, y hasta terminan encontrando la ciudad al mismo tiempo que ellos. Pero ambos grupos tendrán que unir fuerzas cuando, de casualidad y al leer un misterioso libro, Eve termina despertando al ya mencionado Imhotep. Obsesionado con revivir a Anck Su Namun, Imhotep decide que Eve es la persona perfecta para sacrificar como parte de un ritual de resurrección, por lo que ella, Rick, Jonathan y un guerrero local llamado Ardeth Bay (Oded Fehr) tendrán que encontrar la manera de proteger a la joven Y detener a Imhotep antes de que sea muy tarde.

Evidentemente, al ver algo como “La Momia”, uno tiene que estar consciente de que no pretende ser un filme históricamente preciso. Sí, existió un sacerdote llamado Imhotep en la vida real, pero fuera de eso y otros nombres, no hay nada en la película que se asemeje a eventos reales. Pero no importa. Porque lo que hace la cinta es agarrar un contexto real para desarrollar una aventura totalmente ficticia e increíblemente entretenida, que además, seguramente motivará a más de un joven a leer más sobre la historia del Antiguo Egipto. Ciertamente eso es algo que pasó con Vuestro Servidor años atrás.

Fuera de eso, y por más de que la película no represente muy bien que digamos al Antiguo Egipto de los libros de historia, la propuesta al menos luce suficientemente real. La recreación de época —tanto del Egipto de Imhotep y el Emperador en el prólogo, como del mismo país a principios del siglo pasado— es excelente, haciendo uso de vistosos vestuarios, locaciones reales, sets impresionantes, y todo tipo de recursos visuales de muy buena calidad. De hecho, el diseño de producción en general de Allan Cameron es superlativo, ayudando a que las ruinas, tumbas y cámaras secretas en las que se meten nuestros protagonistas luzcan absolutamente convincentes. Uno puede hasta oler lo que los personajes van encontrando, desde antiguas trampas que lanzan ácido presurizado, hasta sarcófagos que contienen momias inesperadamente jugosas.

Lo mismo se puede decir de los efectos visuales. No, no son perfectos, pero considerando que la película se estrenó en 1999 (el mismo año que “Star Wars: Episodio 1 – La Amenazan Fantasma”), están muy buenos. De hecho, fueron revolucionarios en su época, mostrándonos a uno de los primeros personajes completamente digitales jamás hechos en Imhotep, y extendiendo locaciones y sets reales con imágenes sintéticas, para hacer que nos adentremos de lleno en la historia. Además, el mismo Imhotep, antes de recuperar toda su… bueno, CARNE, luce bastante detallado (¡por algo me daba tanto medio de pequeño!) y muy distinto a la estereotípica momia cubierta de vendas que a veces uno se imagina. Uno puede ver su carne podrida, sus pedazos de venda rota, sus huesos moviéndose, y eventualmente, sus órganos y carne descompuesta. Es impresionante, y lo era incluso MÁS hace veinticinco años.

Y no es lo único que “La Momia” ofrece. También tiene recreaciones vistosas de las Antiguas Plagas de Egipto, como las langostas que invaden la excavación en Hamunaptra, las bolas de fuego que caen encima del Cairo, o el eclipse que lo deja todo oscuro. Y por supuesto, el filme incluye secuencias verdaderamente memorables de acción y espectáculo, como el gran muro de arena que Imhotep conjura, al que encima le otorga su rostro. A diferencia de lo que podría ocurrir hoy en día con otros “blockbusters”, “La Momia” hace un buen uso de sus limitaciones, dándole un propósito específico a cada imagen sintética, y además combinándolas con excelentes efectos prácticos. Por ejemplo, los soldados-momia de Imhotep fueron creados con una COMBINACIÓN de efectos visuales digitales y dobles de riesgo con maquillaje y prótesis, y por ende, lucen absolutamente convincentes.

Pero además del apartado visual y técnico, ¿qué hay de la experiencia en sí? ¿Por qué es que “La Momia” me emociona tanto, y me SIGUE emocionando después de tantos años? Bueno, en general disfruto enormemente de la forma en que mezcla diferentes géneros. Evidentemente están los ligeros toques de horror, como en el prólogo en el que vemos a Imhotep siendo enterrado. Pero también está la acción y la aventura en escenas como el ataque el bote en el río Nilo, la ya mencionada secuencia del muro de arena, o la pelea entre Rick y los soldados del Sacerdote. Y por supuesto, todo esto está bañado con un excelente sentido del humor; las frases lapidarias o “one-liners” no se hacen extrañar, y el gran Brendan Fraser le inyecta algo de humor tipo “slapstick” a sus secuencias de acción, especialmente cuando se pone a saltar, hacer caras graciosas, o emitir ruidos raritos.

“La Momia”, además, cuenta con algunos de mis diálogos favoritos de cualquier película, muchos de ellos recitados por el Beni de Kevin J. O’Connor, un personaje débil, patético y traicionero, el cual resulta muy fácil de odiar. “¡Piensa en mis hijos!”, le suplica a Rick, quien lo amenaza con una pistola. “Tú no tienes hijos”. “Quizás algún día…”, le responde. O también joyas como “Solo apuesto con mi vida, nunca mi dinero”, “Nunca he visto una momia así, todavía está… está… JUGOSA”, o hasta el sutil “¡buen tiro!” de Jonathan cuando Rick le lanza una silla a Beni. Es ahí donde radica, para mí, la genialidad de “La Momia”: es intensa y tensa y emocionante, pero nunca se toma DEMASIADO en serio a sí misma. Consideren, si no, que para la tercera vez que un misterioso y siniestro vientecito pasa por Hamunaptra, Rick simplemente dice: “mmm… eso pasa a cada rato por acá…”

Obviamente, las actuaciones contribuyen a que todo esto funcione. Brendan Fraser, uno de los actores más infravalorados de su generación (cuya carrera, felizmente, está pasando por una suerte de renacimiento desde hace un tiempo) se convierte completamente en Rick, combinando carisma con humor y fuerza para desarrollarlo como un tipo aguerrido, pero de corazón sorprendentemente blando. Es encanto puro, la verdad, y no resulta difícil darse cuenta por qué Eve se enamora rápidamente de él. Lo mismo se puede decir, además, de Rachel Weisz, quien interpreta a la joven bibliotecaria británica (pero de madre Egipcia) como una mujer inocentona pero jamás tonta; valiente y llena de conocimiento. Es la perfecta contraparte para Rick, quien no cuenta con su inteligencia académica, pero sí con varias armas de fuego para acabar con cuanta momia se le plante en el camino.

Como Jonathan, el escocés John Hannah (a quien vimos hace relativamente poco en el primer episodio de la serie de “The Last of Us”) es el perfecto personaje cómico: gracioso y jamás desesperante. El sudafricano Arnold Vosloo combina algo de “sex appeal” con bastante intensidad para interpretar a Imhotep en su forma humana; Oded Fehr es quien se toma la historia más en serio como Ardeth Bay (quien cobra un papel más importante en la secuela); Kevin J. O’Connor es simplemente PERFECTO como el odioso Beni (con todo y gorrita, pequeño bigote y voz nerviosa); y el Allan Chamberlain del reconocido Jonathan Hyde se nota está fuera de su elemento, siendo eclipsada por la superior Eve. Como los americanos, tenemos al finado Stephen Dunham (Q.E.P.D.) como el Señor Henderson, Corey Johnson (a quien me encontré una vez en un bus en Londres, la ciudad donde reside) como el Señor Daniels, y Tuc Watkins como el corto de vista Señor Burns.

Mención aparte para la magnífica banda sonora del legendario Jerry Goldsmith. Combinando sonidos apropiados para el contexto en el que se desarrolla la historia, con una instrumentalización más clásica para una cinta de aventuras, la música es simplemente increíble. El tema principal es de lo más memorable que se haya hecho para un “blockbuster” reciente (tanto así que lo escucho con algo de frecuencia en Spotify), y hasta tonadas como el tema de amor entre Rick y Eve (suave, apropiadamente romántico y clásico), o el tema de Imhotep (minimalista, intimidante) resultan fáciles de recordar y tararear. Es un crimen que todavía no haya sido capaz de encontrar este “soundtrack” en algún formato físico, para mi colección, pero pronto lo haré; ¡pronto lo haré!

En fin. Podría seguir escribiendo sobre “La Momia” hasta el fin de los tiempos. Podría escribir sobre más momentos hilarantes (como Jonathan recitando “Imhotep, Imhotep” como zombie, para que los seguidores de la Momia lo sigan y no lo ataquen), sobre lo visceral que son los efectos sonoros (disparos, gritos de momias, y más), o sobre lo bien editada que está la película, dejando sin respiro al espectador. Nuevamente: no es la MEJOR cinta del género que jamás se haya hecho, y seguro que se le puede encontrar un sinnúmero de agujeros lógicos y fallas si es que así uno lo desea. Pero no importa. Lo que importa es que “La Momia” logró capturar un rayo en una botella; logró elegir al reparto perfecto para un guion entretenidísimo, y lo hizo en una época en la que se podía innovar en el terreno de efectos visuales y especiales. El resultado es apropiadamente especial, y una película que seguiré viendo una y otra vez… bueno, hasta el fin de MIS tiempos.

NOTA: “La Momia” ha sido reestrenada por su veinticinco aniversario en varias salas del país. Los horarios no son los mejores (y la mayoría de funciones son dobladas… UGH), pero si tienen la oportunidad de ir a verla en la pantalla grande… ¡pues no la pierdan!

Avance oficial:

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