La historia personal de David Copperfield

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Luego de entregarnos series y películas cínicamente hilarantes como “The Thick of It”, “Veep”, o “La Muerte de Stalin”, Armando Iannucci ha logrado encontrar algo de ligereza y luz en sí mismo, desarrollando una interpretación de “David Copperfield”, de Charles Dickens, inesperadamente optimista y llena de vida. Protagonizada por un genial Dev Patel, quien ha sido rodeado por un grupo de actores secundarios verdaderamente talentosos, puede que “La historia personal de David Copperfield” se haya deshecho de algunos de los temas y diálogos más icónicos de la obra de Dickens, pero todo ha sido al servicio de una visión encantadora y frecuentemente hilarante de dicha historia.

Patel, como se deben imaginar, interpreta al joven Copperfield, quien ha sido criado por la enfermera Peggotty (Daisy May Cooper) y enviado a Londres a vivir solo luego de que su madre (Morfydd Clark) enviudase y se case con el terrible Señor Murdstone (Darren Boyd). Primero vemos a David trabajando en una fábrica embotelladora, para luego pasar a la universidad (o al menos una aproximación de la misma), una oficina de abogados, e incluso, la formidable casa de su tía Betsey Trotwood (Tilda Swinton), quien vive con el excéntrico Señor Dick (Hugh Laurie). Es ahí donde David encuentra algo de felicidad en su vida, pero como no todo puede ser sencillo en este tipo de historias, eventualmente tendrá que descubrir y acabar con un nefasto plan para robar el dinero de su tía.

Inesperadamente, “La historia personal de David Copperfield” está muy cerca de ser una comedia de lo absurdo, manejando un tono de ensueño que le permite a la película sentirse casi como un cuento de hadas. Los flashbacks a la infancia de David son presentados con colores pasteles y un buen uso de los fuera de foco —me encantan los planos subjetivos del bebé David—, y Iannucci hasta incluye un par de momentos surrealistas, como para decirle al público que no debería tomarse demasiado en serio a la película. Consideren, si no, la transición entre dibujo y realidad que incluye una mano gigante atravesando un techo, o las memorias de David que son proyectadas —literalmente— en las paredes de los sets. “La historia personal de David Copperfield” es una fantasía agradable, en donde la pobreza y la desesperación existen, pero donde las mismas pueden ser combatidas por el amor, el optimismo y la creatividad.

“La historia personal de David Copperfield” también es una historia sobre el crecimiento personal. A lo largo del filme, David va encontrando su lugar en el mundo, primero como un joven inteligente y entusiasta, y luego como un talentoso escritor. Patel está muy bien como el protagonista —le otorga mucha empatía y energía— y el reparto secundario destaca gracias a sus divertidas caracterizaciones. Tilda Swinton es memorablemente obsesiva como Betsey; Hugh Laurie es hilarante como un despistado Señor Dick; el Señor Micawber de Peter Capaldi es tanto adorable como turbio; y Rosalind Eleazar es encantadora como Agnes, la mejor amiga de David, y un potencial interés amoroso que nuestro protagonista se demora mucho en descubrir. Tanto las actuaciones como el atractivo estilo visual de Iannucci y el excelente sentido del humor del guión, contribuyen para entregarnos un producto final innegablemente encantador. Más para bien que para mal, “La historia personal de David Copperfield” no es el Dickens de nuestros abuelos —es algo mucho más enérgico e imprevisible.

 

Avance oficial:

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