La chica danesa
La chica danesa es una película imperfecta. Sus dos actuaciones protagónicas son excelentes (una más que otra, incluso) y el mensaje que conlleva, sobre tolerancia e inclusión, es relevante para nuestra sociedad, pero el guión es algo irregular, especialmente cuando se trata de la exploración del personaje del título. (Si es que consideramos a Einar/Lili, interpretados por Eddie Redmayne, como la “chica danesa”; es muy posible argumentar que su esposa, Gerda, interpretada por Alicia Vikander, también podría llevar dicho título). La chica danesa tocó mi corazón de más de una manera, pero hubo momentos en los que hubiera deseado que el guión profundice más en los pensamientos y sentimientos de un personaje tan complejo y único como Lili.
Hay una razón por la cual La chica danesa no lleva el típico título de “basada en hechos reales” o “basada en una historia real” durante los créditos iniciales. El guión de Lucinda Coxon está, en realidad, basado en el libro escrito por David Ebershoff, el cual, a su vez, está basado en la vida de Einar/Lili Elbe, uno de los primeros transexuales de la historia. Por lo que he podido averiguar en Internet, muchos de los detalles que se presentan, tanto en la novela como en la película, han sido modificados para poder desarrollar una narrativa mucho más poderosa, por lo que uno no debería considerar a La chica danesa como una representación precisa de lo que sucedió en la vida real. Se trata, más bien, de un trabajo puramente de ficción.
La película se desarrolla a principios del siglo 20, en Copenhagen. Vemos a Einar (Redmayne) y Gerda Wegener (Vikander) viviendo felices como una pareja común y corriente. Ambos son pintores, pero el primero está teniendo más éxito que la segunda. Sin embargo, cuando un día, una de las modelos de Gerda simplemente la deja plantada, éste le pide a su esposo que se ponga un vestido encima, se pruebe unas mallas y zapatos de mujer, y pose para su más reciente retrato. Esto sirve como un catalizador: a Einar le gusta tanto la experiencia, que crean un alter ego llamado Lili, tanto para “calentar” su vida sexual, como para que el tímido artista pueda ir a eventos sociales sin que nadie lo reconozca.
Pero llega un momento en que Einar simplemente no puede dejar de lado a su nueva identidad—tanto así, que termina besándose con un hombre llamado Henrik (Ben Whishaw) y vistiéndose de mujer con mucha más frecuencia. Después de tratar de encontrar ayuda con varios especialistas, Einar/Lili y Gerda terminan acudiendo al Dr. Warnekros (Sebastian Koch), quien dice ser capaz de operar a nuestro protagonista para convertirlo, biológicamente, en una mujer. Y para complicar la situación, también se encuentran con Hans (Matthias Schoenaerts), un amigo de la infancia de Einar, con quien comenzarán una suerte de triángulo amoroso.
Muchos podrían creer que Einar/Lili es el protagonista de La chica danesa—después de todo, es suhistoria y su lucha y su sufrimiento. Pero ese no es el caso. La mayor parte de la cinta es presentada desde el punto de vista de Gerda—es a través de ella que vemos como su vida cambia, como tiene que reaccionar a todo lo que le sucede a su esposo, y como lo apoya en todo momento a pesar de que la relación pasa de ser amorosa a ser completamente platónica (o más bien amical). Gerda entiende a Einar. Se trata de la máxima esposa comprensiva, tanto así que por momentos sus reacciones podrían resultar algo bizarras o incomprensibles.
Pero es precisamente por esto que La chica danesa no llega a ahondar del todo en el personaje de Einar. Sabemos que, efectivamente, se trata de una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre; no está loco, simplemente necesita convertirse en quien verdaderamente siente que es. Pero a la vez, la cinta nos deja con bastantes interrogantes—no sabemos muy bien cuáles son sus sentimientos hacia Gerda, y no sabemos cómo le afectan las operaciones (fuera de lo físico). Su breve romance (y eventual amistad) con Henrik sirven para definir su situación, pero no tanto para desarrollarlo como un personaje tridimensional.
Al igual que en Brooklyn, las actuaciones no tienen nada que ver con las deficiencias que La chica danesa pueda presentar. A pesar de tener al protagonista menos desarrollado, Eddie Redmayne es excelente como Einar/Lili. Su actuación es 100% creíble, lo cual hace que su gradual transformación funcione, y que nos preocupemos por el personaje durante sus momentos más difíciles. Quizás su manierismos son algo repetitivos a la hora de interpretar a Lili, pero no es algo demasiado grave; con esta película, Redmayne sigue demostrando que se trata de uno de los actores más talentosos (y con más rango) trabajando en Hollywood hoy en día.
Sin embargo, no puedo evitar mencionar que la gran Alicia Vikander se roba el show. El 2015 definitivamente fue su año—tuvo un papel memorable en El Agente de CIPOL, dio una actuación magistral en la excelente Ex Machina (de hecho, también debió ser nominada al Óscar por dicho trabajo), y en La chica danesa, desarrolla a Greda de tal manera que nos es increíblemente fácil identificarnos con ella. La situación en la que se encuentra Lili es más extrema, pero es Gerda quien debe reaccionar a todo, quien debe ayudar a su ex esposo y quien debe dejar ir al hombre que solía amar para que se convierta en quien verdaderamente es. Vikander logra transmitir con total éxito toda esta transformación interna, y aunque su actuación es menos vistosa que la de Redmayne, es más poderosa.
La chica danesa es una película que me afectó mucho a nivel emocional—quizá más de lo que esperaba, gracias a su abrupta (pero efectiva) conclusión, grandes actuaciones y personajes creíbles. El guión se enfoca más en el personaje de Vikander que en el de Redmayne, lo cual debilita un poco a la narrativa, pero a final de cuentas, la cinta logra transmitir la sensación de alienación que una persona como Lili podría llegar a sentir, especialmente en la época en la que vivía. El filme es, por momentos, trágico, pero contienes suficientes elementos esperanzadores como para no dejar deprimidos a sus espectadores. La chica danesa no llega a cumplir todo su potencial, pero es lo suficientemente buena como para que la pueda recomendar con total seguridad.
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