Interestelar (Reestreno)

0

Cuando escribí sobre “Interestelar” hace diez años y dos meses (UGH, apropiado horrorizarse por el paso del tiempo luego de haber visto esta película), mencioné lo siguiente: “a pesar de ser uno de los “blockbusters” más inteligentes que he visto en mucho tiempo, tiene uno que otro momento tonto, diálogos cursis y un clímax que, aunque resulta ser bastante sorprendente y me dejó con la boca abierta, lo deja a uno con más preguntas que respuestas.” Interesante, pues, como las opiniones de uno pueden cambiar después de años, y como una película puede envejecer súper bien, dejándolo a uno reflexionado sobre por qué reaccionó de cierta manera al verla por primera vez.

Porque ahora que he tenido la oportunidad de ver “Interestelar” luego de tanto tiempo en el cine, puedo decir que me ha gustado incluso más que la primera vez. Lo que antes me parecía cursi, ahora me parece emotivo. Lo que antes me parecía tonto, ahora me parece justificado a nivel emocional y no tanto intelectual, ligado a los temas relacionados al amor y las interacciones interpersonales que el filme postula. Y lo que antes me parecía profundamente fallido, ahora simplemente considero es parte del ADN de “Interestelar”. Lo que tenemos acá es espectáculo puro y (casi) perfectamente realizado, y una de las entregas más interesantes y valientes de la filmografía de Christopher Nolan hasta el momento.

“Interestelar” se lleva a cabo en un futuro no tan lejano donde la humanidad pasó por una temporada de hambruna, y ahora tiene problemas cultivando los sembríos que por tanto tiempo nos alimentaron. Es debido a esta crisis alimentaria que mucha gente termina trabajando como granjera, incluyendo a Cooper (Matthew McConaughey), un ex piloto de la NASA que nunca tuvo la oportunidad de salir al espacio. Él vive junto a sus dos hijos, el adolescente Tom (un joven Timothée Chalamet) y la pequeña Murph (Mackenzie Foy) en una granja, cuidando, además, de su suegro, Donald (John Lithgow). Pero Cooper tiene siempre ganas de hacer MÁS, consciente de que su destino no está en aquel paraje desolado, siempre dispuesto a ayudar a su joven hija a brillar en un colegio donde le “enseñan” que la llegada a la Luna en los años sesenta fue una mentira (¡!).

La vida de estos personajes cambia, sin embargo, cuando Cooper y Murph encuentran una anomalía gravitacional en el cuarto de la segunda, la cual les comunica unas coordenadas que los llevan a una base secreta en el desierto. Resulta que dicha base le pertenece a la NASA, y que el ex profesor de Cooper, Brand (Michael Caine) ha estado desarrollando un plan para salvar a la humanidad junto a su hija (Anne Hathaway). ¿Y en qué consiste el plan? En mandar a un grupo de científicos a través de un agujero de gusano recién descubierto cerca a Saturno, el cual los dejará en una galaxia que cuenta con algunos planetas que podrían servir como un nuevo hogar para la humanidad. Dichos planetas ya han sido visitados por otros científicos, y de esos, tres han logrado comunicarse de vuelta con la base para informarles que podrían ser buenos candidatos.

Por ende, la idea sería que este nuevo equipo visite estos tres planetas, para ver cuál podría albergar a la humanidad. Y como se deben imaginar, Cooper termina liderándolo, viajando al espacio no solo con Brand Hija, si no también con Doyle (Wes Bentley) y Romilly (David Gyasi), así como dos robots de personalidad bastante humana, TARS (voz de Bill Irwin) y CASE (voz de Josh Stewart). Pero una vez que llegan a la otra galaxia y comienzan a visitar los planetas descubiertos por los otros científicos, nuestros protagonistas se van dando cuenta que su misión será más difícil de cumplir de lo que habían considerado inicialmente, especialmente cuando visitan mundos cercanos a un enorme agujero llamado Gargantuan, y que por ende cuentan con una extrema dilatación temporal.

Puede que “Interestelar” suene algo compleja, especialmente cuando se pone a explicar teorías de física cuántica, la percepción de cuatro o cinco dimensiones, o multiversos. Pero al final del día, lo que tenemos acá es una emotiva historia centrada en la salvación de la humanidad, que además postula, curiosamente y a pesar de todo el énfasis que hace en la verosimilitud científica, que el amor lo puede salvar todo. Hace diez años, había considerado que el discurso que Anne Hathaway da sobre la importancia del amor, y sobre cómo es el único factor intangible que puede trascender el tiempo y el espacio, era cursi y absurdo. Hoy, con algo más de experiencia de vida, por fin entiendo lo que Nolan y su hermano/coguionista querían decir con eso.

Por ende, vale la pena mencionar que no deberían dejarse confundir por algunos de los conceptos que “Interestelar” plantea. Sí, puede que sean un poco muy complejos, especialmente para estándares de un “blockbuster” promedio, pero consideren que 1) “Interestelar” no es un “blockbuster” promedio, y 2) al final del día, son ideas que le otorgan algo de CONTEXTO a la historia, pero no son el foco de la narrativa. Acá lo importante está, por ejemplo, en la relación entre Cooper y Murph, que termina siendo, al final del día, aquello que le permite a la trama desarrollarse, y aquello que termina afectando más profundamente al espectador.

Porque por mucho tiempo, los críticos de Nolan habían estado declarando que sus películas son muy frías, muy alejadas de lo emocional. Y parece que con “Interestelar”, justamente quizo demostrarle a aquellas personas que no, él no es un robot y sí es capaz de desarrollar personajes que cuenten con emociones y que además prioricen sus sentimientos por sobre otras cosas. Es algo que hace diez años puede haberme parecido cursi, pero es un tipo de honestidad que hoy en día agradezco, y que de hecho resulta en escenas que me han hecho llorar como pocas otras películas. Entre esas, se encuentran la despedida de Cooper y Murph (especialmente cuando Cooper se va llorando de la granja en su camioneta), la escena en la que Cooper ve las grabaciones que sus hijos le mandaron a través de los años mientras estaba en un planeta con dilatación temporal extrema, y por supuesto, el final de la película.

Lo cual no quiere decir, por supuesto, que “Interestelar” no cuente con otras características interesantes aparte del aspecto emocional. De hecho, primero que nada, lo que tenemos acá es una película de aventuras espaciales sumamente entretenida, que además arroja conceptos fascinantes —la mayoría basados en ciencia real, gracias a la intervención del físico Kip Thorne en la producción— que no solo ayudan a que la experiencia sea intelectualmente estimulante, si no también a que la narrativa cuente con varios giros inesperados. Consideren, si no, la presencia de Gargantua como una suerte de antagonista que juega con el tiempo de los protagonistas (el tiempo siendo, por supuesto, una preocupación para Nolan en varias de sus películas). O por supuesto, la idea de un espacio de cinco dimensiones que nos permite trascender a través del tiempo y el espacio (relacionado al concepto del amor que el personaje de Hathaway maneja). Nada en “Interestelar” es gratuito, lo cual resulta en una experiencia satisfactoria.

Las actuaciones ciertamente ayudan. Matthew McConaughey está simplemente espectacular como Cooper, mezclando su personalidad de “hombre regular” con una caracterización de genio aventurero, para desarrollar al personaje como alguien que, quizás, piensa un poco mucho en sus propios intereses (como en su anhelo por ir al espacio y hacer algo MÁS), pero que igual ama muchísimo a sus hijos. Es una actuación central carismática, intensa y absolutamente verosímil. Por su parte, Anne Hathaway interpreta a Brand como la contraparte perfecta para Cooper; quizás más emocional y menos tradicionalmente lógica, pero necesaria para la misión. Jessica Chastain está muy bien como la versión adulta de Murph, y el reparto secundario está lleno de figuras interesantes: un joven Timothée Chalamet como Tom niño, Michael Caine como un genio de la NASA, la gran Ellen Burstyn como un personaje que no pienso revelar acá, y hasta actores conocidos como Wes Bentley, Topher Grace o Casey Affleck en roles más bien pequeños.

Ahora bien, si “Interestelar” todavía funciona tan bien (especialmente ahora que tuve la oportunidad de verla en una Sala XD de Cinemark), es también gracias al apartado técnico. De lo visual, por ejemplo, no tengo queja alguna —la película se sigue viendo tan bien como hace diez años. La dirección de fotografía de Hoyte van Hoytme combina cámaras de mano de corte orgánico y documentalezco con imágenes impresionantes del espacio, para otorgarle una palpable sensación de realismo a la película. Y los efectos visuales, utilizando maquetas, muchos sets reales y hasta impresionantes simulaciones de un agujero de gusano y un agujero negro, hacen que “Interestelar” se convierta en todo un espectáculo visual. Por otro lado, la banda sonora de Hans Zimmer, que en su momento fue criticada por abusar un poco del órgano como instrumento, en realidad funciona muy bien. Es distinta, es distintiva, y le otorga una personalidad bien definida al filme.

¿Qué más puedo escribir sobre “Interestelar”? Se trata de una película fascinante que postula intrigantes preguntas respecto al amor, el paso del tiempo, la PERCEPCIÓN del tiempo, la importancia de la colaboración y la empatía humana (especialmente si es que queremos sobrevivir como especie…), y la curiosidad por la exploración. Sí, la película puede llegar a sentirse un poco larga, y estoy seguro que algunos espectadores se perderán un poco durante su alocado y arriesgado clímax. Pero si no pierden de vista el norte emocional de la historia, lo que nos DICE sobre el amor paternal y la importancia de la familia, seguramente quedarán igual de fascinados que yo. Ha sido todo un deleite volver a ver “Interestelar” en el cine, y esta vez en una sala decente; ¡espero que la estrenen por tercera vez dentro de otros diez años!

Avance oficial:

90%
Puntuación
  • Mi calificación

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.