Infierno en la tormenta
Lagartos. O mejor dicho: lagartos que comen gente. Es el tipo de premisa que el canal SyFy usaría para desarrollar una película barata de terror, con efectos visuales de segunda, actores de medio pelo, y harta sangre. Hasta le agregarían algo que la convierta en algo más atractivo, así como le añadieron tornados a los tiburones y crearon la saga de “Sharknado” (sí, la saga; llegaron a salir seis de esas películas). El producto final, aunque innegablemente divertido, no resaltaría demasiado, y de hecho se confundiría con el resto de la programación de dicho canal, la cual está inundada de propuestas de ciencia ficción, terror, monstruos, y muchísima explotación.
Por otro lado, si un cineasta como Alexandre Aja (“Alta tensión”, “Las colinas tienen ojos”, “Piraña 3D”) decide llevar dicha premisa a la pantalla grande, el producto final termina siendo muchísimo más interesante que cualquier cosa que pueda hacer el canal SyFy. “Infierno en la tormenta” es un filme que, a pesar de, efectivamente, enfrentar a sus personajes con un grupo de lagartos gigantes, termina funcionando como una historia de terror y suspenso sin muchas pretensiones. La protagonista atraviesa un arco de personaje bastante interesante, los efectos visuales son correctos, y más importante, la cinta se toma lo suficientemente en serio a sí misma como para no transformarse en una ridiculez inverosímil, pero tampoco es una experiencia deprimente o autoindulgente. Es un balance muy delicado que, felizmente, Aja logra mantener durante poco más de noventa minutos.
Kaya Scoledario interpreta a Haley, una chicha californiana que se dedica a la natación. Es precisamente luego de su más reciente sesión de entrenamiento que, gracias a su hermana, Beth (Morfydd Clark), se entera que una tormenta está a punto de atravesar el pueblo en el que vive. Preocupada, trata de comunicarse con su padre, Dave (Barry Pepper) para avisarle, pero este no contesta. Por ende, Haley decide ir a buscarlo a la casa donde ella creció, y se encuentra con un Dave inconsciente, malherido, en el interior del sótano. Felizmente logra despertarlo… y este le advierte que fue atacado por lagartos. Es así ambos tendrán que usar su ingenio para poder escapar del sótano, encontrar ayuda, y salir del pueblo antes de morir ahogados por la tormenta (o devorados por los feroces reptiles).
La trama de “Infierno en la tormenta” es sencilla y directa al grano. De hecho, lo mejor del filme es que no se complica demasiado con personajes secundarios superfluos o escenas de comedia innecesaria. El guion desarrolla a Haley lo suficientemente bien como para que el espectador empatice con ella, y presenta el desafío de los lagartos como una forma de hacer crecer al personaje; es decir, hace lo que todo buen guión de narrativa tradicional debería hacer. El punto de la película es sobrevivir, sí, pero también permitirle a Haley cambiar, para que gane un poco de confianza en sí misma. Si le va mal en los entrenamientos, es porque ella no cree ser capaz de ganar; para el final de la película, esto cambia.
Adicionalmente, la estructura de la historia está bien definida, como para que quienes vayan a ver la película únicamente por los lagartos y la sangre —es decir, la mayoría del público— no se pongan impacientes. El primer acto introduce eficientemente a los tres personajes principales —Haley, su hermana (con quien siempre se comunica por teléfono), y eventualmente, Dave—; el segundo acto se concentra, básicamente, en la supervivencia de Haley y su padre, y en todo los obstáculos que tienen que vencer, y el último acto nos presenta tanto el clímax narrativo, como el emocional. Es un guión sin “grasita”; sin relleno. De hecho, la mayoría de personajes secundarios nuevos son introducidos únicamente para ser devorados por los lagartos; esto ayuda a aumentar la tensión, y a denotar lo peligrosas que son estas criaturas.
Aja, siendo un maestro del terror y el suspenso, logra desarrollar varias secuencias de palpable tensión. Estos lagartos no son criaturas digitales cómicas, como sacadas de un telefilme del canal mencionado líneas arriba. No; son verdaderas máquinas de matar, capaces de descuartizar personas, arrancar brazos, y sobrevivir varios balazos en la cabeza. Sí, suena algo inverosímil, pero funciona dentro del contexto de la historia. Además, haciendo un buen uso de planos subjetivos —una escena en particular sirve como claro homenaje al “Tiburón” de Spielberg—, sombras, y eventos que se llevan a cabo fuera de foco, al fondo del encuadre, Aja logra mantener al espectador al borde del asiento, siempre pendiente de los movimientos de estos animales, y de las formas en las que podrían atacar a nuestros protagonistas en cualquier momento. No es nada particularmente artístico, pero “Infierno en la tormenta” definitivamente está dirigida con estilo.
Kaya Scoledario está muy bien como Haley. Poco a poco vemos como va pasando de ser una chica vulnerable e insegura, a una guerrera valiente; le pasa de todo a la pobre, pero ella siempre sigue adelante, dispuesta a hacer de todo para salvar a su padre y sobrevivir. Se trata de un personaje extremadamente aguerrido, con quien uno puede empatizar precisamente porque la pasa mal (digamos que navegar por aguas turbias, descalza y sin armas, no es particularmente divertido), y sin embargo, no se rinde. Por su parte, Barry Pepper es creíble como un padre exigente, incluso algo frío, pero que sin embargo ama mucho a su hija. La química entre ambos es palpable, y terminan convirtiéndose en excelentes protagonistas porque son físicamente vulnerables; a diferencia de los personajes que solemos ver en blockbusters Hollywoodenses, no son súper humanos que pueden sobrevivir caídas de veinte metros sin hacerse ni medio rasguño. Uno se preocupa por ellos porque sabe que los lagartos podrían hacerlos puré muy fácilmente.
“Infierno en la tormenta” no se anda con rodeos. Se trata de un filme de suspenso con suficientes escenas de tensión, sangre, y peligro como para satisfacer al fanático más exigente del cine de monstruos; el hecho de que esté protagonizado por personajes creíbles que crecen a lo largo de la historia es un agradable bonus. Dirigida con estilo, competentemente actuada, y suficientemente breve como para no sentirse innecesariamente inflada, “Infierno en la tormenta” es el tipo de cinta que ya no se ve con frecuencia en la cartelera local: no es particularmente original, pero felizmente, tampoco es una secuela, remake, o parte de una franquicia. Si quieren ver algo que los mantendrá al borde del asiento durante unos sólidos noventa minutos, denle una oportunidad a “Infierno en la tormenta”. Que la traducción cursi del título (en inglés, el filme tiene un nombre mucho más sutil e intrigante: “Crawl”) no los engañe; se trata de una película que, felizmente, se sentiría extremadamente fuera de lugar como parte de la programación del canal SyFy.
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