Historia de un matrimonio
“Historia de un matrimonio” es la película más emocionalmente honesta de la carrera de Noah Baumbach. Estoy seguro que muchos tratarán de argumentar lo contrario —especialmente los fanáticos y fanáticas del mumblecore, y de sus películas más extravagantes—, pero para su servidor, y a pesar de que se trata de una propuesta considerablemente más “comercial” que la mayoría de sus producciones, “Historia de un matrimonio” termina sintiéndose mucho más honesta. Se trata, pues, no solamente de una película sobre un divorcio y sobre la manera en que dos personas terminan alejándose y hasta peleándose, pero también sobre el amor. Es un filme que resonará mucho en aquellos que hayan pasado por una separación—o hasta aquellos que hayan tenido el rol de “el hijo” o “la hija” en dicho proceso—, pero que también resultará emotiva en el resto. Es un filme de resonancia universal, por más que sus protagonistas no sean personas comunes y corrientes.
Porque hasta cierto punto, podría argumentarse que, al igual que el cine de Woody Allen o, utilizando un ejemplo nacional, Frank Pérez Garland (guardando las distancias, por supuesto), las películas de Noah Baumbach se llevan a cabo en una burbuja. Sus protagonistas suelen ser artistas o suelen tener trabajos poco comunes, y aunque sus problemas puedan ser, bajo contextos muy específicos, realmente graves e importantes, es posible que para el ciudadano común y corriente, luzcan algo superficiales. Felizmente, dicho problema es minimizado en “Historia de un matrimonio”. Sí, sus protagonistas son un director de teatro y una actriz, pero a un nivel más profundo, sus vivencias están más relacionadas a sus emociones que a sus ocupaciones. No es que uno pueda ignorar el contexto en el que la historia se lleva a cabo, pero a la vez, no es lo suficientemente importante como para que termine alienando a un buen sector del público.
“Historia de un matrimonio” comienza de manera desgarradora, con un montaje en donde, a través de una voz en off, Charlie (Adam Driver) nos cuenta qué es lo que más le gusta de Nicole (Scarlett Johansson), y por qué se enamoró de ella. Si alguna vez han estado en una relación igual de potente y honesta, podrán relacionarse mucho con este prólogo. Desgraciadamente, y para sorpresa de algunos, se trata de un ejercicio que un psicólogo le propuso a la pareja para que recuerden cómo fue que eran años atrás, y para que el divorcio por el que están pasando no se sienta tan traumático.
Y de hecho, al principio parece que la separación entre Charlie y Nicole será bastante amical —ninguno quiere hacer uso de abogados, y definitivamente quieren lo mejor para su pequeño hijo, Henry (Azhy Robertson). Lamentablemente, todo se va al diablo cuando, finalmente, sí deciden usar abogados para que el divorcio se lleve a cabo de manera más ordenada —es ahí cuando cada uno comienza a concentrarse en “ganar”, dejando al pobre Henry en medio de todo el caos, más un peón o un símbolo de su separación, que un verdadero ser humano. Nicole elige a Nora Fanshaw (Laura Dern), una abogada despiadada y experimentada, mientras que Charlie, al menos inicialmente, decide trabajar con el gentil Bert Spitz (Alan Alda). Es así que el proceso de divorcio se va haciendo más intenso, y potencialmente, más traumático para el pobre Henry.
Lo mejor de “Historia de un matrimonio” es que se siente como una historia realista, por más que el diálogo sea, por momentos, algo poético o exagerado. A pesar de que basó una buena parte de la película en su propio divorcio, Baumbach no parece estar parcializado. De hecho, las caracterizaciones de ambos protagonistas le permite al espectador considerarlos como seres humanos —profundamente fallidos, y en más de una ocasión, increíblemente egoístas. Charlie, por ejemplo, parece estar más interesado en vivir en Nueva York y seguir con su exitosa carrera, siempre pensando que su (ahora ex) esposa lo seguirá a todas partes, y que Henry no tendrá problemas en cambiar de colegios y amigos. Por su parte, Nicole es seducida por la manera de trabajar de Nora —el hecho de que se haya sentido ignorada y poco importante por tantos años ciertamente contribuye a esto.
Sin embargo, algo que me encantó de “Historia de un matrimonio” es que, a pesar de todos los problemas a los que se tienen que enfrentar, uno termina dándose cuenta de por qué Charlie y Nicole se enamoraron años atrás. Muchas veces, cuando uno conoce a una ex pareja, habla con ellos y los ve interactuando o hasta peleándose, uno termina pensando: “no me los imagino juntos o enamorados para nada”. Pero ese no es el caso de nuestros protagonistas. A pesar de sus múltiples defectos, uno termina considerándolos como personas relativamente compasivas, capaces de sentir amor y de preocuparse la una por la otra. De hecho, hay ciertos momentos en “Historia de un matrimonio” donde, aunque sea por unos minutos, ambos personajes sienten que podrían salvar su matrimonio —que podrían estar juntos otra vez, con Henry, viviendo felices y recordando los viejos tiempos. Lamentablemente, es un sentimiento que no dura mucho, y que usualmente es reemplazado por tristeza, angustia, enojo o frustración.
Tanto Adam Driver como Scarlett Johansson dan actuaciones potentísimas —de lo mejor que han hecho en sus respectivas carreras. Puede que Driver sea más conocido por interpretar al volátil Kylo Ren en la saga de “Star Wars”, pero ha demostrado múltiples veces que se trata de un artista con muchísimo rango, capaz de, en este caso en particular, desarrollar a un personaje ensimismado, que no se da cuenta de lo egoísta que puede llegar a ser, a pesar de tener sentimientos honestos hacia su ex pareja e hijo. Por su parte, Johansson interpreta a Nicole no como a una mujer que dejó de querer a su marido, si no más bien como alguien que se sintió atrapada por demasiado tiempo, incapaz de ser libre y hacer lo que quería hacer con su vida —es esa frustración, ese arrepentimiento, lo que potencia su interpretación. Para un perfecto ejemplo del trabajo de Driver y Johansson, consideren el enfrentamiento entre ambos en el departamento del primero —se trata de uno de los momentos más poderosos del filme.
“Historia de un matrimonio” es de las películas más desgarradoras que haya visto en mucho tiempo —una mirada compasiva, verosímil, emotiva y por momentos difícil de un divorcio que pudo haber sido amical y breve, pero que va degenerando de tal manera que todos son afectados —desde los abogados hasta los padres, y por supuesto, el hijo, que se encuentra en medio de todo el caos. Magistralmente actuada por Driver y Johansson, dirigida con elegancia e inmediatez por Baumbach, y llena de momentos de honesta emoción, “Historia de un matrimonio” es un filme que agradezco haber visto en la pantalla grande, pero que de todas maneras recomiendo la vean en Netflix. No se trata de una experiencia cómoda o tradicionalmente “agradable”, pero pocas veces llegarán a ver un filme tan potente como este.
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