Hamilton

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Sin lugar a dudas, “Hamilton” es el fenómeno teatral más impresionante de los últimos años; una de las obras de teatro musicales más populares que jamás se hayan estrenado, y por qué no, uno de los “eventos” más importantes del momento. Después de todo, no se trata únicamente de una historia inesperadamente relevante —por más que se lleve a cabo siglos atrás—, si no también de una experiencia intensamente entretenida, enérgica, y llena de canciones que se han quedado grabadas en las mentes de miles de personas alrededor del mundo. Habrá quienes no entiendan cuál es el “chiste” de “Hamilton”, y eso está bien, pero los fanáticos —y especialmente aquellos que no hayan tenido la oportunidad de ver el espectáculo en vivo—, deberían quedar maravillados con esta versión filmada, ahora disponible en la plataforma de streaming Disney Plus.

Lin-Manuel Miranda interpreta a Alexander Hamilton, un aspirante a la política quien, en la vida real, y gracias a su trabajo junto a George Washington (Christopher Jackson), terminó convirtiéndose en uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos. La obra nos cuenta, básicamente, la historia de su vida política, desde sus humildes comienzos, hasta su relación con Washington y su rol en la Guerra Revolucionaria, su matrimonio con Eliza Schuyler (Philippa Soo), y su enfrentamiento final con el futuro vicepresidente Aaron Burr (Leslie Odom Jr.) Todo presentado, por supuesto, a través de vistosos y enérgicos números musicales de hip-hop, y el evidente carisma de todos los miembros del reparto.

Yo tuve el privilegio de ver “Hamilton” en vivo en diciembre del 2019 en el West End de Londres —una experiencia verdaderamente maravillosa—, y aunque esta versión grabada no se siente, necesariamente, como estar presente en la sala (o “en la habitación donde todo sucede”, como diría Miranda), definitivamente tiene sus ventajas. Conseguir entradas para las primeras filas es muy difícil —y prohibitivamente caro—, por lo que si uno se anima a ver “Hamilton”, lo hace desde uno de los balcones o de las secciones más alejadas del teatro. Por ende, el tener la oportunidad de ver ciertas acciones, expresiones y movimientos mucho más de cerca en esta versión, ciertamente le otorga un tono más intenso e íntimo a la historia.

Consideren, si no, la manera en que la grabación de “Hamilton” está dirigida. El director Thomas Kail no se contenta con solamente utilizar planos generales del escenario, o con cambiar de tiro de cámara de cuando en cuando. Esta versión de la obra combina diferentes planos, desde los más generales —como para ver las coreografías más complicadas en todo sus esplendor—, hasta los más íntimos, para ayudar a narrar la historia de Hamilton de la manera más eficiente posible. Esta “película” nos brinda la oportunidad de ver las expresiones faciales de Miranda más de cerca; las reacciones más graciosas de algunos de los personajes secundarios, y por qué no, hasta la saliva del Rey de Jonathan Groff cuando grita y canta con todo su ser. No es una experiencia puramente audiovisual, lógicamente, pero Kail utiliza toda suerte de recursos para que no se sienta “solo” como una obra de teatro grabada.

Fuera de eso, sin embargo, esta versión de “Hamilton” —con el elenco original, vale aclarar— se siente como la misma experiencia que la que uno tendría en el teatro; es la misma historia, con los mismos personajes y los mismos números musicales. Por ende, si ya son fanáticos del espectáculo, disfrutarán enormemente de esta versión, pero si nunca les llamó la atención, dudo mucho que Disney Plus ayude a que cambien de opinión. En todo caso, vale la pena resaltar el gran trabajo de Miranda, quien no solo protagoniza el show, si no que también escribió el texto, las letras de las canciones, y hasta la música. Es todo un logro creativo, presentado de la manera más espectacular y entretenida posible, contando una historia que quizás, narrada de manera más convencional, no sería igual de atractiva.

Lo cual no quiere decir que la vida de Alexander Hamilton no haya sido interesante ni mucho menos. De hecho, si Miranda se animó a adaptarla, es porque consideró que tuvo una vida interesante, la cual tenía el potencial de ser utilizada como una suerte de alegoría para la situación de los inmigrantes americanos de hoy en día. Por algo la mayor parte de personajes son interpretados por talentosísimos artistas afroamericanos y latinos; incluyendo, por supuesto, al mismísimo Miranda. Es cierto que la obra ha resultado algo controversial para quienes consideran que obvia, de manera muy conveniente, algunos de los eventos moralmente más cuestionables de la vida de Hamilton, pero a mi parecer, hay que tener en cuenta que “Hamilton” es, primero que nada, ficción. Lo que Miranda ha hecho es utilizar un figura real como punto de partida y sin glorificarla, para contar su propia historia, de manera inmensamente creativa, divertida, y socialmente relevante.

Porque fuera de la trama en sí y de los personajes impecablemente desarrollados, “Hamilton” es, principalmente, un musical, y en ese sentido, se trata de un éxito rotundo. La mayoría de interacciones son cantadas, por lo que tanto la trama como los personajes son desarrollados a través de la música. ¡Y qué música! Prácticamente todas las canciones son memorables y pegajosas, desde la icónica “My Shot”, hasta la a menudo parodiada “Dear Theodosia” (“Dear Baby Yoda” siendo mi parodia favorita), y por supuesto, “You’ll Be Back”, hilarantemente interpretada por Jonathan Groff. Aparte de cumplir su función narrativa, además, las canciones son musicalmente variadas y frecuentemente hilarantes, y están llenas de referencias, tanto a la época en la que se lleva a cabo la obra, como a personajes y eventos bastante más modernos.

Puede que no sea lo mismo que ver una verdadera película de “Hamilton” —la cual, estoy seguro, eventualmente será desarrollada y estrenada—, pero esta versión grabada de la magnífica obra de teatro musical es lo mejor que podemos tener por el momento. Muchas veces, cuando hay tanta emoción detrás de una película u obra teatral, muchas personas sospechan de su calidad, o creen que de repente está siendo demasiado inflada, pero ese no es el caso de “Hamilton”. Se trata de una historia expertamente contada, tanto a través de música como coreografías y el carisma de sus actores, quienes están todos perfectos en sus respectivos roles. “Hamilton” es enérgica, divertida, inteligente, y se disfruta casi tan bien en casa como en el teatro. Eventualmente me gustaría verla en vivo otra vez, como a varios otros fanáticos, pero por el momento, tenerla disponible en Disney Plus me mantendrá más que satisfecho.

 

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