Ella y Él: un drama honesto e incómodo
Ella y él es una película sencilla, un drama cuasi romántico que me recordó a Sólo un sueño, de Sam Mendes, y a la trilogía de Before Sunrise, Sunset y Midnight. Al igual que las obras maestras de Richard Linklater, nos cuenta la historia de una pareja casi sin apariciones de otros personajes, aunque no llega a ser igual de emotiva e inteligente que aquellas cintas. Sin embargo, Ella y él me agradó gracias al realismo de sus diálogos, a la franqueza de sus actuaciones, y a la sencillez de su planteamiento técnico. Es un filme verosímil y potente, con el cual estoy seguro muchas personas se podrán identificar a nivel emocional.
Ella es Vanessa Saba. Y Él es Giovanni Ciccia. Ella es una mujer delicada pero independiente, alguien que busca la aprobación de los demás y que tiene un pasado problemático, quizás relacionado al excesivo consumo de alcohol. Él es un hombre que perdió a sus padres cuando era adolescente, alguien a quien le cuesta expresar sus sentimientos con facilidad y que por momentos parece preferir estar en una relación más por no estar solo que por estar enamorado. Ella y él nos cuenta la historia de estas dos personas; cómo se conocen, cómo se soportan, los altibajos de su relación y la manera en que manejan sus problemas y sus diferentes actitudes hacia la vida.
Ella y él no es una película sobre romance. No es un filme que idealiza las relaciones de pareja o que nos presenta con una versión estilo “cuento de hadas” de las mismas. Es, más bien, una cinta realista, algo deprimente. Puede que Ella y Él se amen, o puede que no—la historia carece de momentos puramente románticos o felices; incluso la escena donde se conocen es más incómoda que amorosa. La verdad es que son dos personas que no deberían estar juntas. En una relación amorosa, cada uno debería sentirse feliz con el otro, deberían mejorarse el uno al otro cuando están juntos. En el caso de estos dos personajes, empeoran cuando están juntos—se vuelven más agresivos, más infelices. Es una relación casi tóxica con la cual siguen… ¿por temor a la soledad? ¿A la depresión? ¿A lo que digan los demás?
Puede que no sea el tipo de historia que a algunos les gustaría ver en pantalla, pero eso no quiere decir que no merezca ser contada. Está presentada de manera tan verosímil, tan honesta, que no dudo que muchos se puedan identificar con la mayoría de situaciones en las que se involucran los personajes—de hecho me sucedió a mí. Las discusiones, las miradas, los gestos románticos y los gestos de enojo; las disculpas y el que a veces uno no se atreva a admitir sus sentimientos a su pareja. Son todas situaciones muy humanas, muy naturales en una relación de pareja, y son situaciones que son representadas de manera muy creíble en la película.
Ella y Él tiene una estructura episódica—se desarrolla en orden cronológico, comenzando por el encuentro de estos dos personajes. En vez de ver un desarrollo lento de su relación, la vemos por partes—vemos una escena de pelea, para luego pasar a una escena de discusión franca, e incluso a una escena en donde nos enteramos de que Él le saca a la vuelta a Ella con una de sus mejores amigas (Gianella Neyra.) Puede que a algunos no les guste este tipo de narrativa—a mí me costó un poco acostumbrarme al ritmo de la película, pero no me fastidió en lo absoluto. De hecho, le da una cualidad especial, como si nos estuviésemos metiendo de a poquitos en la vida de estas personas, viendo diferentes pedacitos de su relación.
Ciccia y Saba dan muy buenas actuaciones. La química entre ellos es excelente—realmente creemos que son una pareja, por muy conflictivos que sean. No es necesario que se estén comiendo a besos o que tengan incontables escenas de sexo juntos—uno va interesándose en ellos (a pesar de no ser personajes particularmente agradables) a través del diálogo. La película le pertenece a ellos—casi no hay actores secundarios, por lo que es de admirarse que uno pueda engancharse durante 85 minutos, con dos personajes volátiles hablando e interactuando entre ellos.
De los personajes secundarios, sólo dos dejan huella. Gianella Neyra es convincente como la amante de Él—una mujer casada que, al igual que el personaje de Ciccia, no siente que la infidelidad sea algo antinatural o negativo. Y como el compañero chistoso, Lucho Cáceres logra crear un personaje memorable y divertido a pesar de sólo aparecer en una escena, demostrando que se trata de uno de los mejores y más naturales actores trabajando en el medio actualmente. (Para una prueba más de esto, véanlo también en NN – Sin identidad.)
El look de la cinta es algo claustrofóbico. El director, Frank Pérez Garland (Un día sin sexo, La cara del diablo) favorece los planos cerrados, usando lentes teleobjetivos para crear fondos desenfocados (lo cual, lamentablemente, crea problemas de foco en algunas secuencias). Esto hace que el centro de atención de cada escena sean los rostros de nuestros protagonistas—sus miradas, sus expresiones—pero también que muchas de las locaciones estén desperdiciadas. En algunas escenas, nos damos cuenta que Ciccia y Saba están frente al mar más por el diseño de sonido de la gran Rosa María Oliart, que porque veamos el paisaje de la Costa Verde. La fotografía de Roberto Maceda le da realismo al filme—es muy natural, lo cual, junto con la aparente carencia de maquillaje en los personajes, hace que uno sienta que está viendo un registro de la vida de una pareja real.
Ella y él es incómoda. Trata sobre una relación conflictiva, sobre dos personas que no podrían ser más opuestas y que, a pesar de amarse (probablemente), no deberían estar juntas. Pero a la vez es un drama muy efectivo, realista, honesto, emotivo (especialmente en escenas como la de la discusión entre Ella y su hermana menor, interpretada por Alejandra Saba, la hermana real de Vanessa) y perfectamente actuado. Es una película sencilla en ejecución mas no en la manera en que puede afectar emocionalmente a sus espectadores, y aunque tiene un par de problemas técnicos y una narrativa episódica que podría no gustarle a más de uno, es digna de recomendar.
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