El escándalo
Hombres poderosos que se aprovechan de su status para abusar de mujeres. Es una situación que se ha llevado a cabo por siglos, y que por más que las cosas estén mejorando un poco, todavía sigue siendo común, especialmente en lugares de trabajo. Casos como el de Roger Ailes, sin embargo, lo dejan a uno con la esperanza de que el status quo está comenzando a cambiar gradualmente —después de todo, si un hombre tan poderoso puede ser derrotado, entonces lo mismo podría pasar con los otros miles de depredadores que todavía siguen libres en todas partes del mundo, ¿no es cierto? Creo que eso es lo mejor que me hizo sentir “El escándalo”: que este caso, junto con el de Harvey Weinstein y la creación de movimientos como el de #MeToo y Time’s Up, fueron el comienzo de algo que debió suceder hace años. Ojalá sea cierto.
Porque aunque la película resulta ser particularmente fascinante para quienes, como su servidor, no viven en los Estados Unidos y no siguieron el caso de Ailes desde cerca, igual se siente algo superficial, dejándolo a uno con la sensación de que algo más sucedió con las protagonistas de la película. Esto se puede deber a que el director Jay Roach y su equipo parecen estar más interesados en la narrativa que en los personajes; “El escándalo” es un filme algo distante, en donde el desarrollo de la historia parece ser lo más fundamental, y donde, por ende, los personajes nunca llegan a ser desarrollados de manera tridimensional. Esto es aliviado, hasta cierto punto, por las excelentes actuaciones, pero considerando lo relevante e importante que es el tema central de “El escándalo”, no pude evitar pensar que debió sentirse como algo más relevante e importante.
La cinta se lleva a cabo en el año 2016, y sigue a tres trabajadoras del canal de noticias conservador Fox News: la estrella del canal, Megyn Kelly (Charlize Theron); una presentadora de noticias venida a menos, Gretchen Carlson (Nicole Kidman), y el único personaje que no está basado en una sola figura de la vida real, Kayla Pospisil (Margot Robbie). Por su parte, John Lithgow interpreta al infame Ailes, quien es acusado por Carlson de acoso sexual luego de que es despedida del canal, lo cual le permite a varias mujeres más el declarar públicamente lo mal que fueron tratadas por el dueño del canal mientras trabajaban ahí. Es así que vemos como, gradualmente, la percepción hacia Ailes cambia, y las cosas parecen mejorar —aunque sea temporalmente— en lo que se refiere al ambiente de trabajo en Fox News.
Si hay una razón en particular para ir a ver “El escándalo”, son las actuaciones. Tanto Theron como Robbie fueron nominadas a los Premios de la Academia del 2020, y con justa razón. La primera interpreta a Kelly como una mujer fuerte, profesional, que sin embargo duda sobre su posición en relación al escándalo del título; no odia a Ailes, y ni siquiera se considera como una feminista (lo mencionan varias veces al inicio de la película), y sin embargo tiene que tomar decisiones complicadas a lo largo de la historia. Theron se transforma en el rol, permitiéndole al espectador olvidar completamente a la famosa actriz, haciendo que vea en pantalla, únicamente, a Megyn Kelly. Esto debe haber sido particularmente impresionante en los Estados Unidos, me imagino, en donde mucha gente conoce más de cerca a la famosa figura televisiva.
Por su parte, Robbie tiene un trabajo distinto pero no menos impresionante como Kayla. Su personaje es una amalgamación de varias víctimas de acoso por parte de Ailes, y la convierte en alguien que se arrepiente rápidamente de su silencio; protagoniza algunas de las (pocas) escenas emocionalmente devastadoras, demostrando que puede hacer mucho con muy poco. El resto del reparto da actuaciones igual de brillantes, por más de que tengan papeles menos desarrollados. La Carlson de Nicole Kidman, por ejemplo, es presentada más como un ícono que como un ser humano tridimensional, y sin embargo logra darle algo de humanidad y de verdad emocional. Y Kate McKinnon resalta como Jess Carr, una mujer lesbiana que, irónicamente, solo pudo encontrar trabajo en el canal de noticias más conservador del país.
Por otro lado, John Lithgow presenta a Ailes como un verdadero monstruo; un hombre que siempre abusó de su poder, y que se deleitaba en manipular mujeres para su propio beneficio. Una escena en particular —en donde le pide a Kayla que se suba la falda en su oficina— es extremadamente incómoda y repulsiva. ¿Lo peor? Es que al ver a Ailes, uno nunca duda de que se debió haber comportado así, y peor aún, que todavía existen muchos hombres en el mundo que justifican este tipo de actitudes. Ailes es el perfecto antagonista para esta historia, y una representación terriblemente precisa de la masculinidad tóxica y de la manera en que muchos hombres privilegiados y poderosos deciden comportarse.
El estilo de dirección de Jay Roach (quien comenzó su carrera con comedias caricaturescas, como la trilogía de “Austin Powers”) es funcional. Mueve su cámara como si estuviese cubriendo un noticiero, haciendo uso de varios ángulos en simultáneo para mostrarnos las diferentes expresiones de sus actrices, enfocándose en reacciones y en como se desenvuelven en su lugar de trabajo. La estructura del guion, lineal y sencilla, no es manejada con demasiada originalidad por Roach, sin embargo, lo cual, junto a la caracterización algo superficial de los personajes, convierte a “El escándalo” en un drama bien contado, bienintencionado y ocasionalmente potente, pero inesperadamente light. Extrañé algo más de profundidad en el desarrollo del ambiente de trabajo tóxico y sexista en Fox News, por ejemplo.
Sin embargo, no puedo decir que “El escándalo” sea una película deficiente. Se trata de un drama impecablemente actuado, en donde Charlize Theron y Margot Robbie destacan gracias a lo mucho que terminan haciendo con personajes que, al menos en papel, no son particularmente tridimensionales. Súmenle a esto una premisa extremadamente relevante e importante, y un reparto secundario lleno de talento —vale la pena mencionar las breves apariciones por parte de artistas como Allison Janney, Malcolm McDowell, Stephen Root, Jennifer Morrison, Alice Eve y Ashley Greene—, y “El escándalo” se convierte en una representación de como las cosas podrían (o al menos deberían) estar cambiando hoy en día. No es una película particularmente detallista o sutil, pero definitivamente cumple con su cometido.
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