El justiciero 1 y 2
“El justiciero” (2014) – 4/5
Basada en la serie clásica del mismo nombre, pero dejando de lado muchos detalles y características propias de su fuente de inspiración, “El justiciero” sorprendió en su momento gracias a la vuelta que le dio al concepto popularizado por “Taken”, con Liam Neeson. Es decir, el de ver a un actor dramático popular adentrándose en una historia violenta de venganza, en la que lo vemos sacarle la mugre a cuanto enemigo se le cruce. Utilizar, pues, los considerables talentos de esto artistas en un contexto de acción ciertamente pagó sus dividendos.
Lo que hicieron el director Antoine Fuqua (“Día de entrenamiento”) y Denzel Washington con “El justiciero”, sin embargo, es un poco distinto. Acá no hay secuencias largas y complejamente coreografiadas de balaceras y combate cuerpo a cuerpo. “El justiciero” se mueve de forma más deliberada, tomándose su tiempo y desarrollando una interesante atmósfera de tensión, como para hacernos sentir que nos estamos metiendo en un mundo desagradable de mafiosos, chulos, trabajadoras sexuales explotadas y mucha violencia. La trama no es nada del otro mundo —involucra a Robert McCall (Washington) intentando rescatar a una Prostituta con el Corazón de Oro (y talento de canto), interpretada por Chloe Grace Moretz, de una red de prostitución liderada por el asqueroso Slavi (David Mernier) y su mano derecha, el psicopático Teddy (Marton Csokas).
En todo caso, la narrativa no tendría por qué ser compleja. Lo entretenido de “El justiciero” está en ver a Washington utilizar sus habilidades especiales (analizar toda situación peligrosa y resolverla de la manera más eficiente y cruenta posible) para acabar con sus enemigos. Czokas, como siempre, resulta ser un enemigo formidable, y Moretz logra otorgarle suficiente humanidad a un papel algo unidimensional. Pero lógicamente, quien brilla más es Washington, interpretando a McCall como un hombre limpio y ordenado, cuyo TOC no le impide ensuciarse las manos con la sangre y mugre de lo más podrido de Boston. Es una máquina de matar que casi nunca falla, y como sus contrincante son verdaderos monstruos, no hay nada más satisfactorio —o visceral— que verlo hacerlos añicos.
“El justiciero 2” (2018) – 3/5
Cuatro años después, Denzel Washington regresó como Robert McCall… ahora con más pelo, pero igual de violento que siempre. Pero no se preocupen, él solo se encarga de matar gente realmente mala, como hombres dedicados a la trata de mujeres, o policías corruptos que asesinan a inocentes. De hecho, en “El justiciero 2”, justamente tiene que buscar a los segundos: a los responsables de asesinar a una de sus únicas amigas, la agente de la CIA Susan Plummer (Melissa Leo), quien parecía estar muy cerca de hacer unos descubrimientos muy importantes. Y para ello, ahora cuenta con la ayuda de un ex compañero de trabajo, el agente Dave York (Pedro Pascal… ¡antes de que fuese súper famoso!).
Puede que McCall ahora no esté solo, pero la experiencia de ver “El justiciero 2” igual resulta similar a la de la primera… hasta redundante. De hecho, me animaría a decir que esta primera secuela es la entrega más floja de la trilogía, haciendo uso de una narrativa previsible y sosa, villanos con motivaciones estereotípicas, y secuencias de acción menos brutales de lo imaginado. No me tomen a mal, McCall sigue siendo un protagonista capaz de cometer actos extremadamente sádicos hacia sus enemigos, pero tanto por la forma en que dichos momentos han sido dirigidos, como por los actos en sí, se sienten menos… satisfactorios. Nuestro protagonista no ha cambiado —fuera de su peinado—, pero resulta menos interesante acá.
Lo cual no quiere decir que “El justiciero 2” sea una mala película, por supuesto. Denzel Washington brilla como siempre, otorgándole algo de humanidad a un McCall quien, bajo la interpretación de un actor menor, no sería nada más que un Terminator (y el de la primera película, ni siquiera el de “T2”). Y Pedro Pascal destaca, también, como un agente preocupado que termina teniendo motivaciones secretas. Pero como se ha dicho ya, “El justiciero 2” falla un poco en el ámbito de la acción, especialmente durante un clímax que se lleva a cabo en plena tormenta, y donde la violencia se hace turbia y difícil de disfrutar. “El justiciero 2” entretiene, pero nunca llega a estar al mismo nivel que su predecesora.