El Gran Hotel Budapest

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Wes Anderson siempre ha sido un director difícil. No me tomen a mal, es un muy buen cineasta, con filmes muy logrados, e incluso algunas de sus películas más experimentales u obtusas no dejan de ser interesantes. Pero a la vez supongo que no es para «todos»; incluso cuando se metió al mundo de la animación y nos trajo la excelente Fantastic Mr. Fox, no todos disfrutaron de sus resultados. Supongo que va a ser igual con El Gran Hotel Budapest–con sus personajes memorables, una historia llena de sorpresas y momentos realmente graciosos, a mi me encantó, pero asumo que no será igual para todos.

Una de las pocas cosas que no me gustó tanto del filme es su estructura: comienza con una chica leyendo un libro cerca a un cementerio, para luego pasar al autor del libro (interpretado por Tom Wilkinson) discutiendo su obra. De ahí pasamos al lobby del Gran Hotel Budapest 20 años antes, un lugar antes considerado como un establecimiento de gran calibre, dentro de la República Europea de Zubrowka (una país ficticio, obviamente), en donde una versión más joven del autor (Jude Law) se encuentra con el dueño del hotel, el Sr. Mustafa (F. Murray Abraham) quien a su vez le cuenta una historia más antigua…. de cuando él era un simple botones en el hotel durante los años 30. Esta es la historia principal. Y por eso no estoy muy seguro de que tan necesario era enterrarla dentro de tantas capas narrativas (yo hubiera empezado con Jude Law no más, probablemente.)

 

En fin, en la historia principal, como mencioné antes, tenemos a un Mustafa joven (Tony Revolori), quien trabajando en el hotel se convierte en el aprendiz del concierge, M. Gustave (un sublime Ralph Fiennes.) Todo anda bien por un tiempo, hasta que una ex-huésped del hotel (Tilda Swinton con mucho maquillaje de vieja) muere y le deja una importante y muy valiosa pintura a Gustave. La cuestión es que sus otros herederos, liderados por su hijo, Dmitri (Adrien Brody), quieren quedarse con la pintura pase lo que pase. Después de varias situaciones, Gustave y Mustafa terminan robando la pintura, lo cual resulta en el segundo siendo encarcelado. La pintura se queda en un lugar seguro, Gustave planea escaparse de la cárcel con otros criminales, y Dmitri, junto con su asociado psicópata, Jopling (Willem Dafoe) se ponen a buscar un segundo testamento, el cual podría cambiar su suerte y ayudar a Gustave. Para esto, habrá que matar a mucha gente.

Definitivamente el actor que más resalta en la película es Ralph Fiennes. La historia será contada en un flashforward por Mustafa, pero el protagonista definitivamente es Gustave. Se trata, pues, de una graciosísima parodia del caballero británico, siempre impecable, siempre oliendo a perfume, siempre educado (incluso con quienes no lo merecen) pero a la vez capaz de explotar con malas palabras (cada vez que esto sucedía el cine explotaba de risa.) Muchos otros personajes creen que es homosexual por su comportamiento, pero Gustave es en realidad amante de mujeres mayores (lo cual resulta en una de los intercambios de diálogo más chistosos del filme, cortesía de Fiennes y Adrian Brody.) Lo interesante es que sí, Gustave es caricaturezco, pero tanto Fiennes como el guión de Anderson logran darle humanidad a través de su relación con Mustafa, logrando crear a un personaje memorable.

 

El resto de las actuaciones son muy buenas también, pero Fiennes es quien se roba la película. Tony Revolori hace un excelente trabajo como el Mustafa joven; Willem Dafoe da miedo como Jopling; Adrien Brody interpreta a Dmitri de una manera excelentemente maliciosa; Jeff Goldblum interpreta a un abogado muy honesto (qué bien se siente verlo actuar en una película después de tiempo) y Harvey Keitel es casi irreconocible, calvo y lleno de tatuajes, haciendo de un prisionero que trata de escaparse de la cárcel junto a Gustave. Adicionalmente, también hay apariciones más pequeñas de otros actores conocidos: Bill Murray aparece con un excelente bigote; Owen Wilson tiene un enanocameo; Tilda Swinton aparece bajo capas de látex, mientras que Lea Seydoux lo hace bajo capas de ropa (para variar) y Jason Schwartzman se hace extrañar luego de desaparecer a los 20 minutos de metraje.

Como todas las otras obras de Wes Anderson, El Gran Hotel Budapest tiene un estilo y tono bien particulares. Anderson está particularmente enamorado de los planos de perfil y los paneos(especialmente los horizontales), lo cuales usa con gran efecto. Obviamente también hay una gran presencia de los colores rojo y amarillo, pero felizmente no los sobre-usa. Me gustó también como hizo referencias a otras películas (como El Gran Escape durante las escenas de cárcel, y a incontables filmes de acción durante la persecución en la nieve, una de las secuencias más graciosas del filme, con un remate cómico final simplemente perfecto) y cómo, a pesar de ser bastante violenta (posiblemente la película más violenta de su filmografía), se trata de una producción muy divertida. Sí, hay momentos algo perturbadores y otros que dan pena, pero en general El Gran Hotel Budapestmaneja un tono bastante ligero sin sentirse tonta ni aburrida. No es particularmente larga, avanza rápido, y la trama me mantuvo atento todo el tiempo gracias a sus excelentes personajes.

 

No sé si se trata de su producción más mainstream (de repente Fantastic Mr. Fox le gana en esa categoría) pero puede que El Gran Hotel Budapest sea la película más divertida y chistosa de Anderson. Está llena de actores conocidos, algunos en roles más grandes que otros, pero todos hacen un muy buen trabajo (incluso Jude Law y Tom Wilkinson quienes, siendo francos, no tienen mucho con qué trabajar) y logran crear personajes memorables, especialmente un excelente Ralph Fiennes. Yo hubiera simplificado un poco la narrativa (quitando las primeras dos capas de historia) pero aparte de eso no tengo mayores quejas: la pasé muy bien con El Gran Hotel Budapest, un filme original, divertido, e impredecible.

Avance oficial:

88%
Puntuación
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