El contador
El contador es una película de súper héroes que quiere ser considerada, desesperadamente, como otra cosa. Tiene elementos de thriller, de cinta de acción e incluso de drama, pero a fin de cuentas, el guión de Bill Dubuque no puede evitar presentar muchos de los elementos narrativos que uno encontraría en una película de Marvel o DC. Ahora, no me tomen a mal, esto no es algo negativo —de hecho, estas similitudes con un Batman, por ejemplo, es lo que hacen de El contador una experiencia tan entretenida (el hecho de que el nuevo Caballero de la Noche sea el protagonista ciertamente ayuda).
Affleck interpreta a Christian Wolff, un hombre autista altamente funcional, brillante en las matemáticas, físicamente imponente, pero socialmente torpe. La película sigue al Director del FBI, Raymond King (el invaluable J.K. Simmons) y a la agente Marybeth Medina (Cynthia Addai-Robinson) mientras persiguen a Wolff, quien está involucrado en una red de mentiras y engaños relacionada a Lamar Black (John Lithgow), el dueño de una empresa multimillonaria de robótica. Al mismo tiempo, Wolff se encuentra en un conflicto con Braxton (Jon Bernthal), el líder de un grupo de seguridad privada casi militar, y se involucra con Dana Cummings (Anna Kendrick), quien trabaja en la empresa mencionada líneas arriba.
La caracterización de Wolff es lo que diferencia a El contador de otros thrillers de acción e intriga. Sí, el personaje está definido por su autismo; a lo largo de la película, vemos cómo Wolff tiene problemas a la hora de realizar actividades comunes y corrientes y relacionarse con otras personas —tanto así, que a pesar de desarrollar sentimientos como Dana, nunca llega a decirle cómo se siente de verdad— e incluso cómo se tiene que torturar todas las noches para volverse más fuerte.
Después de todo, Wolff fue criado por un padre militar que no creía en la debilidad. Lo entrenó a través de los años con diversos maestros para que se vuelva un experto en artes marciales y en armas de fuego, para que nadie lo moleste o lo ataque por ser diferente. Wolff puede tener el trabajo que tiene y relacionarse con gente tan peligrosa con pocas consecuencias debido a sus brillantes capacidades analíticas y matemáticas, pero también porque puede defenderse de cualquier tipo de peligro. Las escenas en donde lo vemos usar un rifle sniper impecablemente son impresionantes.
Es por todo esto que las comparaciones con súper héroes tradicionales de cómics —como Batman— son tan fáciles de realizar. Wolff ha sido entrenado toda su vida, tiene “súper poderes” que lo vuelven diferente a los demás, y una identidad secreta (Christian Wolff no es su nombre de verdad). Lo que diferencia a El contador de las películas de Marvel o DC es su intensidad y verosimilitud; la violencia es extrema y sangrienta, y a pesar de un par de momentos exagerados, es evidente que la trama se desarrolla en un mundo muy similar al nuestro.
La manera en que los flashbacks son insertados en la narrativa para contarnos la historia previa de Wolff —cómo fue tratado por su padre y su hermano, cómo fue entrenado— es efectiva. En vez de detener el ritmo de la película y llenarnos de exposición innecesaria (algo tristemente común en productos inferiores), sirven para desarrollar mejor a nuestro protagonista; le otorgan motivaciones creíbles y lo convierten en un ser mucho más humano que una simple y fría máquina de matar (y hacer cálculos matemáticos).
Ben Affleck es sólido como Wolff, aunque definitivamente lo prefiero como Bruce Wayne/Batman. No da una mala actuación, pero jamás sentí que el sería el único capaz de interpretar al personaje. Anna Kenderick es simpática y carismática como Dana, una chica inteligente y atractiva pero casi tan torpe a nivel social como Wolff. J.K. Simmons da la actuación más compleja como King; inicialmente, parecía que el director del FBI podría resultar ser el villano de la historia, pero una par de escenas durante el tercer acto demuestran que Dubuque tenía algo más interesante reservado para el personaje.
Cynthia Addai-Robinson es creíble como Medina; John Lithgow destaca como el dueño de la empresa de robótica, y Jon Bernthal sigue demostrando que es el mejor a la hora de interpretar asesinos con motivaciones complejas y emotivas (jamás olvidaré su escena en el cementerio en Daredevil, Temporada 2).
El contador es un thriller entretenido, enérgico y hasta sorprendente, especialmente durante su última media hora de metraje (el último giro de la trama, aunque algo previsible, está muy bien manejado a nivel dramático). Algunos críticos mantienen que podría tratarse de una prometedora primera entrega para una franquicia nueva; lo bueno de El contador es que si es que las secuelas no llegan a estrenarse, el producto final es lo suficientemente entretenido como para no sentirse como una historia incompleta o insatisfactoria.
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