Crisis
Existen varias películas que entrelazan diversas historias, narrándolas en paralelo, para transmitir un mensaje en particular —piensen en “Tráfico”, de Steven Soderbergh, o “Babel”, de Alejandro González Iñárritu. Las más satisfactorias, sin embargo, son las que terminan juntando las diferentes líneas narrativas, revelando conexiones inesperadas —o que se se hacen más evidentes durante un segundo visionado— entre sus respectivos protagonistas. Esto evita que se sientan como colecciones de cortometrajes, otorgándoles una cohesión narrativa que, idealmente, ayudan a que el mensaje principal se transmita con mayor efectividad, o incluso a generar una reacción emocional potente en el espectador.
Eso es, precisamente, lo que el director y guionista Nicholas Jarecki intenta hacer con “Crisis”. Su mensaje es claro: los Estados Unidos está viviendo una terrible crisis con los opioides, la cual va empeorando gracias a las acciones tanto de las grandes farmacéuticas, como de ciertas mafias que se aprovechan de la dependencia que dicha droga causa en millones de personas. Es un tema que vale la pena tratar, y que es utilizado con cierta elegancia en “Crisis”, película que, como se deben imaginar, narra tres diferentes historias en paralelo, todas relacionadas al tráfico y producción de opioides en los Estados Unidos.
La primera historia está protagonizada por el Doctor Tyrone Brower (el siempre genial Gary Oldman) quien, aparte de trabajar como profesor en una universidad de prestigio, se encarga de dirigir las pruebas de laboratorio para las diferentes drogas que una farmacéutica grande saca al mercado. Pero cuando su más reciente y revolucionario producto, una pastilla para el dolor que, según ellos, y a diferencia del Oxycontin, no generará dependencia en el usuario, demuestra ser todo lo opuesto a lo que querían, el buen doctor tendrá que enfrentarse a varias personas que no quieren que la verdad salga a la luz. Entre ellos se encuentran el decano de la universidad (Greg Kinnear), que quiere evitar un conflicto público que no podrán ganar, y por supuesto, el contacto de Brower en la farmacéutica, el doctor Bill Simmons (Luke Evans).
En segundo lugar, tenemos a Jake Kelly (Armie Hammer), un agente de la DEA que se encuentra trabajando de manera clandestina, intentando juntar a dos mafias distintas —relacionadas al tráfico de drogas, por supuesto— para poder capturarlas con la ayuda del FBI. Sin embargo, le acaban de decir que tiene un tiempo límite para acabar con su trabajo, y está siendo presionado por su jefe, la supervisora Garrett (Michelle Rodríguez) para traer resultados. Además, Jake tiene a una hermana menor drogadicta llamada Emmie (Lily-Rose Depp) que necesita de su ayuda constantemente, y que parece no querer mejorar por sí sola.
Por último, está Claire Reimann (Evangeline Lilly), una ex-adicta en plena recuperación que, bajo trágicas circunstancias —probablemente relacionadas a los mismos demonios que ella tuvo que enfrentar—, pierde a su hijo, un adolescente popular y con un futuro en el atletismo. Es así que, luego de ver el cadáver de su hijo, la dolida madre comienza a investigar el caso, contratando a un investigador privado, y adentrándose en el submundo del tráfico de drogas, eventualmente cruzándose con la operación encubierta de Jake. Consecuentemente, este último tiene que comenzar a tener más cuidado para que no lo descubran, consciente también de que la vida de Claire ahora corre peligro.
Jarecki hace un buen trabajo balanceando las tres historias en paralelo, dándole la misma importancia a todas, desarrollando a cada protagonista de manera suficientemente profunda. Un gran riesgo que siempre corren estas películas es el de tener una historia más interesante que las otras —esto usualmente resulta en un producto final desequilibrado, en donde el espectador se aburre cada vez que el filme se aleja de la línea narrativa de mayor interés. Ese, felizmente, no es el caso de “Crisis” —la historia del doctor Browser satisface a nivel intelectual, la de Jake a nivel visceral, y la de Claire a nivel emocional. Es un cóctel de ingredientes que resulta en una película entretenida, que no parece querer ser encasillada.
Ayuda, por supuesto, el que Jarecki cuente con un excelente reparto. Oldman está excelente como siempre, convirtiendo al doctor Brower en un hombre con una brújula moral bien centrada, por más de contar con un pasado algo controvertido. Es cierto que por momentos tiende a exagerar las emociones del personaje, pero en general, construye a Brower de manera convincente. Por su parte, Evangeline Lilly da una de las mejores actuaciones de su carrera —es una interpretación reservada pero potente, en donde el espectador logra sentir de manera verosímil la frustración y desesperación de Claire. Y en el reparto secundario, por supuesto, se encuentran actores como Michelle Rodríguez, Greg Kinnear, Luke Evans, Lily-Rose Depp, Martin Donovan, Mia Kirshner y el mismísimo Nicholas Jarecki, interpretando al compañero de Jake —todos dan actuaciones convincentes, ayudando a que el director pueda construir un universo que se sienta natural y creíble.
Ahora bien, es imposible escribir sobre “Crisis” sin mencionar el caso de Armie Hammer. Se trata, pues, de una situación desafortunada, ya que la película fue grabada en el 2018, cuando no se sabía nada sobre las alegaciones de acoso sexual y canibalismo (¡!) del actor —era imposible que el equipo de producción fuese a saber lo que iba a pasar justo cuando planeaban estrenar el filme en diferentes territorios. Independientemente de eso, Hammer da una sólida actuación en “Crisis”, desarrollando a Jake como alguien intenso, que se encuentra al borde de la desesperación luego de (casi) haber cruzado un umbral moral. ¿Resulta incómodo verlo en pantalla? Sí. ¿Tiene sentido NO apoyar sus proyectos futuros (muchos de los cuales han sido ya cancelados)? Por supuesto. Pero sobre lo que ya existe no se puede hacer nada, y como el mismísimo director dice, al final del día, el personaje de Hammer solo aparece “en un tercio de la película”.
Fuera de eso, no se puede negar que “Crisis” funciona bastante bien como un thriller dramático, consciente de que quiere transmitir un mensaje importante y oportuno. La crisis de los opioides es algo que no se ve necesariamente en el Perú (nosotros ya tenemos varias otras crisis con las que lidiar), por lo que verla en pantalla, de manera creíble y sin mayores incoherencias, resulta esclarecedor. Es a través de tres historias muy distintas pero todas relacionadas entre sí, que Jarecki logra pintar un panorama algo desolador sobre el efecto de estas drogas en los ciudadanos americanos —en quienes las producen, quienes las trafican, quienes trabajan para la ley, y por supuesto, en los “ciudadanos de a pie”. Puede que haya salido en medio de controversias que nada tienen que ver con el equipo creativo detrás de cámaras o el tema que intenta poner en evidencia, pero eso no hace de “Crisis” una experiencia menos potente o intrigante.
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