“Con-Air” es una de esas películas que solían pasar todo el tiempo en cable, a principios de la década pasada. Ya saben, antes de la era del streaming, cuando muchos de nosotros nos poníamos a ver Cinecanal —o cualquier otro canal parecido— después del colegio, o los fines de semana. De hecho, hasta recuerdo haber visto algunos detrás de cámaras promocionales de la película, en donde explicaban cómo se realizaron muchas de las secuencias de acción. Y por supuesto, antes de eso, fue un éxito de taquilla, cementando a Nicolas Cage como un ícono de acción de los 90s, luego de haber salido en “La Roca”, de Michael Bay, y poco antes de aparecer en “Face/Off”, de John Woo.
Así es; “Con-Air” es parte de la “trifecta” de acción noventera de Nicolas Cage, y con justa razón. Puede que no esté igual de bien hecha que “La Roca”, ni que sea igual de estilizada y exagerada que “Face/Off”, pero “Con-Air” igual tiene lo suyo: acción por doquier, explosiones cada diez minutos, y líneas de diálogo absolutamente memorables y, en algunos casos, hilarantes. “Con-Air” es, pues, de esas películas de acción que no se olvidan, y que representan todo lo que uno recuerda de la época en la que fue hecha: peinados absurdos, músculos y testosterona, y por qué no, hasta estereotipos cuestionables que hoy en día jamás serían replicados. Es un producto de los 90s por donde se le vea, y le tengan nostalgia (como vuestro servidor) o no a esa década, igual la deberían pasar bien con “Con-Air”.
El filme comienza con un prólogo, en el que vemos a Cameron Poe (no confundir con Poe Dameron, por favor), interpretado por el gran Nic Cage, defendiendo el honor de su esposa, Tricia (Monica Potter) frente a una pandilla de borrachos afuera de un bar. Es ahí donde asesina de casualidad a uno de ellos, y es por eso que termina yendo a la cárcel. Felizmente, Poe —un ex militar— es un buen chico, por lo que logra salir luego de unos años, no más, listo para reencontrarse con su amada y conocer a su hija, Casey (Landry Allbright) por primera vez. Cameron puede hasta oler su libertad.
Pero como nada puede ser fácil, Poe termina en “Con-Air”, un avión controlado por los U.S. Marshalls que se encarga de transportar a algunos de los criminales más peligrosos del país. Entre ellos se encuentran el despiadado Cyrus The Virus (John Malkovich); el sádico Billy Bedlam (Nick Chinlund); el misterioso Diamond Dog (Ving Rhames); un asesino serial llamado Garland Greene (Steve Buscemi); y hasta un violador llamado Johnny-23 (Danny Trejo). Y cuando este grupo de maleantes logra desatarse y hacerse del avión, Poe tendrá que hacer de todo para enfrentarse a ellos, y llegar a casa con vida. Felizmente, para ello tendrá la ayuda del agente Vince Larkin (John Cusack), quien se da cuenta de que algo anda mal, a pesar de estar muy lejos del avión.
“Con-Air” es una película de acción tipo “high-concept”, en donde la premisa, ambiciosa y original, puede ser descrita con una sola oración. En este caso, se podría describir como “Duro de Matar en un avión”, o “una película de acción en un avión lleno de criminales”. Solo basta con escuchar eso para entender de qué tipo de cinta estamos hablando. Y felizmente, el director Simon West (“Lara Croft: Tomb Raider”) no desperdicia tan intrigante premisa. De hecho, lo que hace es poblar su película con personajes coloridos y despiadados, e incluir secuencias de acción cada vez más explosivas, en donde uno va viendo como tanto Poe como los demás reclusos tratan de superar varios obstáculos para llegar a su potencial libertad.
Consideren, si no, la manera en que Cyrus y los demás logran tomar el control del avión; la pelea que Cameron tiene con Billy Bedlam, o por supuesto, el espectacular clímax de la historia, en donde vemos al avión aterrizar (o mejor dicho, chocar) en medio del Strip Mall de las Vegas, mezclando un gran uso de miniaturas, con planos grabados en la locación real. Después de todo, estamos hablando de un filme que fue hecho en una era pre-digital, cuando los efectos sintéticos por computadora recién estaban comenzando a aparecer en algunas películas. Esto resulta en un producto final que se siente sucio, verosímil y táctil, lleno de explosiones reales, destrucción muy detallada, y tanto actores como dobles de acción trabajando al 1000%.
Nada de esto serviría, sin embargo, si los personajes no fuesen memorables… y felizmente ese no es el caso. Curiosamente —y me da pena decirlo, ya que soy un gran fanático de Cage—, el personaje menos interesante es el de Cameron Poe; un hombre noble que solo quiere llegar a casa y conocer a su hija, desgraciadamente, no es igual de colorido que el resto de criminales que aparecen en la película. Me encanta el trabajo de Malkovich como Cyrus, por ejemplo (él se lleva las mejores líneas de diálogo, de eso no hay duda), o el de Colm Meaney como el agente Malloy, el estereotípico trabajador gubernamental que no le cree a los protagonistas y se interpone en su camino. Este último era un tipo de personaje que se veía todo el tiempo en las películas de acción de los 90s , y que hoy en día, por muy estereotipado que sea, igual resulta divertido.
No hay forma de escribir sobre “Con-Air”, sin embargo, sin mencionar sus frases lapidarias y diálogos absurdos. Esta cinta está llena de algunas de las frases más citables del cine de acción, muchas de ellas recitadas por el gran Malkovich. ¿Mi favorita? Cuando le dice a Johnny-23 que, al ser un violador, para él su importancia está “en algún lugar entre una cucaracha y esa cosa blanca que se acumula en los extremos de tu boca cuando tienes mucha sed”. Pero también tenemos joyas como “pon el conejito de vuelta en la caja” (léanlo con el nefasto acento “sureño” de Cage, por favor); “está fuera salvando la selva tropical, o reciclando sus sandalias o alguna mierda”; o el clásico de clásicos, “¡si dices una palabra sobre esto por la radio, las próximas alas que veas serán las de las moscas que zumban sobre tu cadáver podrido!”
Oro puro, la verdad.
No obstante, al ser un producto de su época —y siempre que se ve una película relativamente antigua, hay que hacerlo considerando la época en la que fue hecha—, “Con-Air” contiene algunos elementos que pueden resultar incómodos hoy en día. Consideren, si no, un estereotipo gay andante que se sube al avión a mitad de la película, y que hasta consigue un vestido para bailar. O la inclusión de un intento de violación —totalmente gratuito— por parte de Johnny-23 a uno de los personajes femeninos (los cuales son, en general, y como se deben imaginar, no muy bien tratados). Felizmente son momentos que no duran demasiado, por lo que no logran malograr la experiencia en general de ver “Con-Air”, pero sí son algo que deberían tener en cuenta antes de darle una oportunidad al filme.
Claramente, “Con-Air” no es arte puro. No es una gran película, siquiera, y sin embargo, por todo lo que ya he mencionado, no puedo dejar de verla. Lo que tenemos acá es, básicamente, una suerte de clásico de culto de los 90s, en donde los malos son realmente malos, los buenos son realmente buenos (¡a pesar de haber estado en la cárcel!), y las escenas de acción están llenas de explosiones, destrucción, y hombres musculosos sudorosos. Es decir, es todo lo que el productor Jerry Bruckheimer representaba en los 90s, pero curiosamente, sin tener a Michael Bay de director (aunque Simon West siempre me ha parecido un director infravalorado… ¡sí, lo dije!). “Con-Air” es exactamente lo que uno esperaría de una película de acción de este tipo, solo que con diálogos un poco más graciosos, y acentos un poco más absurdos. No podríamos pedirle mucho más al Nicolas Cage de los 90s.
“Con-Air” está disponible para ver por el servicio de streaming Star+.
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