Cómplices del engaño

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¿Quiénes somos, exactamente? ¿Cómo definimos nuestras personalidades? ¿Y es posible cambiarlas, por más de que ya seamos adultos? Estas son algunas de las preguntas que se hace “Cómplices del engaño”, un filme innegablemente entretenido que, fuera de funcionar a nivel de personajes o incluso a través de momentos bastante graciosos, maneja una temática interesante, relacionada a las diversas personalidades que su protagonista adopta. Lo que postula la cinta, de hecho, es que SÍ es posible moldear la personalidad de uno, y que si uno simplemente DECIDE cambiar de personalidad conscientemente, eventualmente dichos cambios se harán parte del inconsciente.

Interesante, pues, considerando que, a simple vista, “Cómplices del engaño” no parece ser más que una comedia ligera con elementos de thriller. Pero estamos hablando de un cineasta como Richard Linklater, alguien que ha incursionado en todo tipo de géneros, y que nunca tiene miedo de hacer algo distinto. Lo que ha hecho acá, de hecho, junto a su protagonista y coguionista Glen Powell, basándose (muy a la ligera) en una historia real, es entregarnos una experiencia deliciosamente imprevisible, que aprovecha al máximo el talento de sus actores para desarrollar tensión, generar emoción, y manejar un excelente balance entre lo divertido y lo serio. No es perfecta, pero habiéndola ya visto, entiendo por qué “Cómplices del engaño” ha estado generando comentarios positivos por tanto tiempo.

Powell interpreta a Gary Johnson, un profesor de filosofía en la Universidad de Nueva Orleans; un tipo aparentemente común y corriente, que suele pasar desapercibido, y que parece estar contento viviendo solo en una pequeña casa con dos gatos. Pero Powell cuenta con un segundo trabajo: acompaña a un equipo de la policía que se dedica a arrestar a gente que solicita asesinos a sueldo, ayudándolos con sus equipos electrónicos (especialmente micrófonos). Pero cuando un día el agente encubierto Jasper (Austin Amelio) se ve obligado a retirarse temporalmente, Gary lo termina reemplazando… y se da cuenta de que es MUY bueno fingiendo ser un asesino a sueldo para sus potenciales criminales.

Las cosas se tornan complicadas, sin embargo, cuando conoce a Madison Figueroa Masters (Adria Arjona), quien quiere contratarlo para asesinar a su abusivo esposo, Ray (Evan Holtzman). Nuestro protagonista logra convencerla de que no lo haga, pero cuando se encuentran unas semanas después, no pueden evitar hacer algo con la atracción mutua que sintieron desde un inicio. Es así que Gary comienza una relación con Madison, quien en realidad cree que es un asesino llamado Ron, escondiendo sus actividades románticas de sus compañeros de trabajo. Pero como se deben imaginar, esta vida triple (enseñar en una universidad, fingir ser un asesino a sueldo, y tener una relación con Madison) eventualmente le traerá muchos problemas a Gary.

Si hay algo que “Cómplices del engaño” logra demostrar, es que Glen Powell es una verdadera estrella de cine. De algo nos dimos cuenta al ver “Top Gun Maverick”; lo sospechábamos luego de disfrutar de “Con todos menos contigo”; ya quedaba más claro con “Tornados”; pero es “Cómplices del engaño” LA película que terminó convenciendo que Powell es un excelente actor. Lo que hace con Gary (y Ron, y sus otras identidades) es fascinante: construir un personaje que tiene que ir moldeando su propia identidad, alejándose de lo que siempre fue, y tornándose, poco a poco, en algo que él mismo había creado artificialmente. Son capas sobre capas sobre capas, y Powell logra diferenciarlas a todas, haciendo que Gary se sienta no como una caricatura, si no más bien como una figura REAL.

El momento que me convenció de sus habilidades sucede casi al inicio del filme. Primero vemos a Gary, el profesor y técnico de aparatos, nervioso porque tiene que convertirse en un agente encubierto. Lo vemos conversar con sus compañeros de trabajo, lo vemos pidiéndole su micro a Jasper, y hasta lo vemos cambiándose de ropa. Pero una vez que entra a un restaurante para hablar con un tipo que BUSCA a un asesino a sueldo, todo cambia. Su lenguaje corporal, su mirada, hasta su voz; sin deshacerse completamente de Gary, Powell logra construir una nueva faceta para el personaje, dejando en claro que éste está FINGIENDO ser alguien más, pero que lo hace muy bien. Lo suficientemente bien, de hecho, como para convencer a otro de que de verdad es un asesino a sueldo, despiadado y profesional.

Resulta fascinante, pues, seguir a este personaje a lo largo de “Cómplices del engaño”. Pero felizmente, Adria Arjona está al mismo nivel. Lo que hace ella con Madison es desarrollar a una mujer sobre la cual no estamos muy seguros inicialmente. Sí, es graciosa y carismática y su química con el Gary de Powell es alucinante, pero parece estar escondiendo algo. Acepta muy rápido los términos para que su relación con Gary/Ron funcione, y por momentos, hasta parece tener un fetiche de asesinos, por llamarlo de alguna forma. Y sin embargo, el personage funciona; Arnoja es hipnotizante, y uno nunca duda de la atracción que siente por Gary/Ron. Esto se hace evidente tanto en sus conversaciones —naturales, divertidas— como en sus escenas de sexo (sensuales sin ser explotadoras).

Y ese es otro tema: al final del día, “Cómplices del engaño” no es un filme que tenga miedo de ser sexy. Nos muestra varias facetas de la relación entre Gary/Ron y Madison, desde el flirteo, hasta los juegos de rol (relevante para la temática de la película, además), el sexo, y por supuesto, la reacción ante el peligro. Y Linklater (junto con Powell, por supuesto) logra balancear todo esto muy bien, manejando un tono que vacila entre lo absurdo (algunas de las identidades que Gary construye incluyen a una suerte de Patrick Bateman (de “Psicópata Americano”), y a una imitación de Tilda Swinton) y lo francamente humano. No es algo que necesariamente vaya a funcionar con todo el mundo, y por momentos la película se siente algo insegura de sí misma (no logra ser ni hilarante, ni inaguantablemente tensa), pero al final del día, se siente ADULTA. Y eso es algo que no se ve ya con tanta frecuencia en los cines hoy en día.

Con defectos y todo, “Cómplices del engaño” no me decepcionó en lo absoluto. De hecho, salí bastante contento del cine —por más de que el desenlace, aunque satisfactorio, se haya sentido un poco MUY conveniente. El filme logra cautivar gracias al buen trabajo de personajes, las excelentes actuaciones de Powell y Arjona (¡la química entre ellos, dios!), y el interesante desarrollo de temas relacionados a la identidad, la personalidad, el ego y el engaño. Agradezco, pues, que “Cómplices del engaño” se haya estrenado en cines; en varios otros países, fue directo a Netflix, lo cual no está mal, pero ¡hey!, no se puede negar que este tipo de experiencias vale la pena tenerlas frente a una pantalla grande. No creo que vaya a durar mucho en cartelera, eso sí, por lo que les recomiendo que vayan a ver “Cómplices del engaño” al cine lo antes posible; dudo que se vayan a arrepentir.

Avance oficial:

80%
Puntuación
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