¡Estamos en octubre! Y ya saben lo que eso significa… bueno, sí eres peruano, en realidad significa dos cosas, o en todo caso, significa que el 31 de este mes se celebran dos eventos: el Día de la Canción Criolla (de hecho la celebración más patriota y menos «alienada»), y Halloween. O la Noche de Brujas. Como quieran llamarlo.
En fin, lamentablemente, no hay demasiados filmes con temática criolla (aunque mañana iré al cine a ver un documental sobre música peruana, así que probablemente escriba sobre eso muy pronto… JA, ¡no me podrán llamar «agringado»!), así que la mayor parte de este mes me dedicaré a escribir sobre películas de terror. No exclusivamente, claro está, ya que igual escribiré si es que veo alguna película realmente buen en el cine, ya sea de terror o no, pero sería interesante si fuera la temática general del mes. Así ahorita puedo inaugurar oficialmente…
¡EL MES DEL TERROR EN PROYECTANDO IDEAS!
Wuu. En fin, para inaugurar el Mes del Terror (copyright pendiente), hablaré (en combo) sobre dos películas de terror, una bastante buena y otra… no tanto (a pesar de ser dirigidas por la misma persona.) Se trata de La Noche del Demonio y su secuela, el Capítulo 2. La primera la vi por primera vez en Blu-Ray hace poco, mientras que la segunda la acabo de ver en el cine.
La trama de la primera Noche del Demonio (Insidious, en inglés) no es particularmente original, pero cumple su cometido. Básicamente, un ente demoniaco muy parecido a Darth Maul comienza a acosar una familia que se muda a un nuevo hogar, por lo que tienen que recurrir a ayuda de expertos. La familia en cuestión está compuesta por el papá, Josh (Patrick Wilson), la mamá, Renai (Rose Byrne), y sus dos hijos, Dalton (Ty Simpinks, quien hizo un excelente trabajo en Iron Man 3), Foster (Andrew Astor) y la bebé Calli. Un día, Dalton sufre un accidente que lo deja en estado de coma, lo cual aparentemente está relacionado con las apariciones y los ruidos extraños que la familia comienza a escuchar en su nueva casa.
Si uno parte bajo la premisa de que un filme está dividido en tres actos (como un ensayo – la introducción, el medio, y la conclusión), entonces uno podría decir que los dos primeros actos de la película son muy buenos, pero que todo comienza a desinflarse durante el tercer acto. Wan, quien ya sabemos es capaz de generar suspenso y terror muy efectivamente (gracias a la magistral El Conjuro) logra hacer lo mismo durante dos tercios de La Noche del Demonio. Usa todo un arsenal audiovisual para poder maximizar el suspenso y crear situaciones de terror y tensión: ángulos de cámara inventivos, zooms, cámara en mano y planos subjetivos. Además, logra desarrollar a los protagonistas lo suficiente como para que nos importen, algo vital en este tipo de película.
Pero lamentablemente Wan no logra mantener todo esto durante la película entera. Es en el tercer acto, cuando Josh y Renai deciden actuar y llamar a una parapsicóloga, Elise (Lin Shaye) para que saque a su hijo del coma, que la película comienza a dar demasiadas explicaciones y a crear toda una mitología en relación a los sucesos terroríficos que acosan a la familia. El chiste de una película de terror de corte fantástico es que haya algo de misterio, que no se den más explicaciones porque precisamente lo que no tiene explicación es lo que da más miedo. Lamentablemente, Leigh Whannell (el guionista) no cree en esto, por lo que la conclusión del filme se siente algo ridícula (realmente no necesitábamos ver exactamente dónde vive el demonio del título…) Dejar parte de la trama «en las sombras» habría funcionado mejor.
En fin, La Noche del Demonio no es la mejor película de terror que jamás haya visto (ni siquiera es la mejor película de terror dirigida por James Wan – ese título se lo lleva El Conjuro) pero, si no tomamos mucho en cuenta la última media hora de metraje, es un buen ejemplo de lo que se puede lograr cuando un equipo de filmación quiere realizar algo más que simplemente una colección de «¡BOOS!» y música estridente. Wan es un maestro desarrollando suspenso y asustando a sus espectadores, y aunque el demonio titular se parece demasiado a Darth Maul para mi gusto y el final del filme es algo decepcionante (exagerado y algo inconcluso, razón por la cual el Capítulo 2 es una continuación directa), no logra malograr la experiencia entera.
Es lamentable, entonces, que lo mismo no se puede decir de La Noche del Demonio Capítulo 2. Ahora, no me tomen a mal, no se trata de una mala película. Wan logra crear uno que otro momento de suspenso o terror bien hechos, usando nuevamente algunas técnicas que funcionaron en sus películas anteriores, y las actuaciones son efectivas, al igual que en su predecesor. Más bien creo que Wan es uno de esos directores que necesita un buen guión para poder exprimirlo al máximo: La Noche del Demonio tenía un guión decente, y el de El Conjuro era incluso mejor, presentando al espectador con una historia interesante y personajes bien desarrollados. El problema de esta secuela es que el guión es… no muy bueno (estoy siendo amable.)
¿Cuáles son los problemas? Primero que nada, el error principal del filme anterior fue terminar en uncliffhanger (un final abierto que daba a entender que la historia seguiría). Lo que hizo el guionista fue escribir un final que sería bastante difícil explicar, y precisamente esa es una de las misiones de esta película. Por ende, tenemos a un Patrick Wilson que actúa medio «zombificado» la mayor parte del tiempo porque su personaje no es…. el mismo… (ya, no quiero malograrles la trama, pues); a una Rose Byrne que solo sirve para gritar, llorar y ser abusada por los espíritus malignos; a dos chibolos (niños… sé que no todos son peruanos, jeje) que casi no aparecen (al menos hasta el final, en el caso del mayor), y a dos investigadores de lo paranormal que sirven más que nada de «alivio cómico» (sí, personajes cómicos en una película de terror, qué buena idea.) No son actuaciones malas porque tanto Wilson, como Byrne y el resto son buenos actores profesionales; el problema son los personajes.
¿Qué más? La historia es incluso más enredada que en la película pasada; el titular demonio ya no aparece y es reemplazado por más bien por espíritus que disfrutan matar; hay más viajes entre mundos de vivos y muertos que en el filme anterior (y aparentemente es tan fácil que hasta un niño puede hacerlo por sí solo en cuestión de minutos) pero, lo más importante, es que no da mucho miedo. La atmósfera creada por Wan en la primera parte sigue presente, pero ya no se siente tan perturbadora como antes. Los «¡BOOS!» son más predecibles, casi no hay desarrollo de suspenso, y la historia necesita de flashbacks cada cierto tiempo, los cuales son tediosos y no contribuyen al factor terror en lo absoluto.
Es posible que La Noche del Demonio Capítulo 2 me haya decepcionado más que cualquier otra película de terror porque tenía altas expectativas. Después de todo, Wan había dirigido una competente primera parte, y con El Conjuro logró crear una de las mejores películas del género que haya visto últimamente. De repente era mucho pedirle hacer dos películas del mismo género el mismo año y que ambas sean excelentes – probablemente le puso todo su esfuerzo a una, y la otra simplemente la hizo porque «debía». Sea cual fuere la razón, esta secuela simplemente no es igual de buena que la entrega anterior, lo cual lamentablemente no le pondrá un stop a la franquicia. El Capítulo 2 termina en un cliffhanger incluso más innecesario que el del Capítulo 1, por lo que tendremos un Capítulo 3 en un par de años. Ojalá logren recuperar la calidad de la primera parte; esta película no es horrible, pero si se quieren asustar este octubre, les recomiendo ver únicamente El Conjuro y la primera Noche del Demonio.
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