Bloodshot
“Bloodshot” me recordó a las películas de acción y ciencia ficción de mediano presupuesto de principios de los años 2000; el tipo de película que uno terminaba viendo de casualidad en el cine o, en la mayoría de instancias, en DVD meses después de su estreno en pantalla grande. Se trata de una adaptación de un cómic bastante popular de Valiant, la cual, desgraciadamente, no logra ir más allá de lo más obvio o predecible. Sí, Vin Diesel muestra sus músculos y gruñe con convicción, pero eso no es suficiente cuando las secuencias de acción terminan siendo tan monótonas, y más importante, cuando la trama parece no tener mayor importancia, ni para el protagonista, ni para el director de la cinta.
La premisa de “Bloodshot”, de hecho, tiene harto potencial. Diesel interpreta a Ray Garrison, un soldado extremadamente competente que es asesinado durante una operación militar, y luego de ver cómo matan a su esposa, Gina (Talulah RIley). Pero si han visto el trailer de la película, sabrán que ahí no termina la cosa. Unas semanas después, Ray despierta en el laboratorio del Dr. Emil Harting (Guy Pearce) quien, junto a su socia, Katie (Eiza González), le revela que ha sido revivido y mejorado gracias a la nanotecnología.
Es así que Ray se convierte en el héroe del título, un soldado prácticamente incapaz de morir, y que puede renegarse incluso luego de recibir olas y olas de balazos, gracias a los nanites que ahora viven en sus venas. Pero como suele pasar en este tipo de películas, no todo es lo que parece, por lo que el recién resucitado Ray tendrá que averiguar qué ha pasado exactamente con su cuerpo, y cuáles son las verdaderas intenciones de sus nuevos aliados.
Nuevamente; la premisa de “Bloodshot” está llena de posibilidades. ¿Cómo se sentiría una persona que estuvo muerta por varios días? ¿No tendría absolutamente nada que decir sobre su experiencia en el otro mundo? ¿Y qué pasaría, además, con su cerebro, al darse cuenta que ha perdido la memoria, y que ahora tiene una segunda oportunidad para vivir? Entiendo que se trata de un blockbuster de acción, pero eso no quiere decir que, si a los guionistas les hubiera dado la gana, no hubiese podido explorar algunas de las posibilidades más fascinantes en lo que se refiere al desarrollo del personaje de Ray. Es posible combinar conceptos inteligentes con efectos especiales de primera y harta acción; pregúntenle, si no, a cineastas como Christopher Nolan o Denis Villeneueve.
Pero como “Bloodshot” es una película protagonizada y producida por Vin Diesel, no hay mucho contenido inteligente que nos pueda ofrecer. De hecho, luego de un par de giros narrativos bastante interesantes, el filme termina por convertirse en un blockbuster más del montón, inundándose en incontables secuencias de acción escenificadas sin estilo, y en efectos visuales de cuestionable calidad. Sí, sí, Diesel se ve bastante cool cuando una granada explota a medio metro suyo y su cara comienza a regenerarse en cámara lenta, pero los dobles digitales utilizados en la batalla final, por ejemplo, parecen haber sido sacados de un cutscene de un juego de PlayStation 4. Lo que funciona cuando uno tiene un control en la mano, no funciona necesariamente cuando la experiencia carece de interactividad.
Y nada de esto importaría demasiado, en realidad, si es que los personajes fuesen carismáticos, o siquiera creíbles, pero ese no es el caso. El Ray de Vin Diesel tiene el carisma de una mecedora; a pesar de ser nuestro protagonista, no nos enteramos nada sobre él, y como encima sufre de amnesia —entre otros problemas, los cuales no puedo revelar acá, lamentablemente, sin incluir spoilers—, ni él mismo sabe quién es realmente. Esto resulta en un protagonista verdaderamente soso, que parece ser capaz únicamente de disparar, pelear, causar explosiones, y reaccionar a los comentarios de personajes ligeramente más divertidos que él. Me quedo con Dominic Toretto, a decir verdad; al menos de él sé que tiene una particular obsesión con el concepto de familia.
De los personajes secundarios, el único que resalta es el Wigans de Lamorne Morris (“New Girl”). Se trata de la única presencia divertida en la película; utilizando un acento británico bastante exagerado, Morris tiene las mejores líneas de diálogo, y logra inyectarle algo de energía a una experiencia que, por lo demás, es bastante letárgica. Por otro lado, Eiza González tiene poco qué hacer como Katie; Toby Kebbell está desperdiciado como Martin Axe, uno de los antiguos socios de Harting; Guy Pearce claramente aceptó estar acá solo por la plata (se pasa la mayor parte de la película dándole órdenes a sus lacayos y mirando pantallas), y lo más que hace Talulah Riley es protagonizar una escena de sexo gratuita Y totalmente censurada por la clasificación para mayores de 13 años de la película.
Al final del día, “Bloodshot” se siente como un proyecto desarrollado únicamente para masajear el ego de Vin Diesel; para ver lo “rudo” que se ve en cámara lenta, peleando, disparando, besándose con mujeres hermosas, y salvando el día sin siquiera sudar una sola gota. Esto no es nada nuevo; Schwarzenegger y Stallone hacían lo mismo en los 80s y 90s. Pero ellos, al menos, nos entregaban películas con personalidad, en donde las frases lapidarias, los personajes memorables, y las secuencias de acción explosivas no se hacían esperar. Acá no tenemos nada de eso; “Bloodshot” no es más que un ejercicio en mediocridad, y una película que parece haber sido hecha hace más de quince años. Diesel necesitará algo mejor que esto para tener una alternativa a las películas de “Rápidos y Furiosos” (y especialmente ahora que los cines se encuentran temporalmente cerrados).
Nota: “Bloodshot” se estrenó en cines el fin de semana antes de la cuarentena por Coronavirus, y se encuentra ahora disponible en digital.
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