Por más de que los americanos digan lo contrario, no es necesario estar familiarizado ni con Robbie Williams ni con su música para disfrutar de “Better Man”. Evidentemente, los fanáticos del cantautor británico la pasarán muy bien con la película, pero quienes sepan poco o nada sobre él se encontrarán con una experiencia altamente emotiva, que logra escapar de varios clichés del género para llegar a sentirse como algo verdaderamente creativo. No es todo los días, pues, que nos encontramos con una película musical biográfica protagonizada por un simio digital, pero eso es precisamente lo que nos entrega “Better Man”, de Michael Gracey, y contra todo pronóstico, funciona muy bien.
“Better Man” comienza con una narración en off del mismísimo Williams, quien nos remonta al norte de Inglaterra para verlo a él de niño (o de monito) viviendo con su abnegada madre, Janet (Kate Melvany), su soñador padre, Peter (Steve Pemberton) y su cariñosa abuela, Betty (Alison Steadman). A Robbie (todavía conocido como Robert) le va bastante mal en el colegio, pero gracias a la influencia de su papá, quien aparte de ser policía va ciertas noches a los clubes para entretener a la gente, se quiere convertir en cantante. Pero no solo eso: Robert quiere ser famoso, y ser adorado por la gente de la misma manera que sus ídolos, entre los que se encuentra el legendario Frank Sinatra.

Es así que “Better Man” se lleva a cabo a lo largo de unos veinte años, pasando por la época de Take That, una famosísima boy band a la que Robbie, ya más grande e interpretado por Jonno Davies, perteneció por un tiempo, y por supuesto, culminando con los altibajos de su carrera como solista. Lo vemos pasando por toda suerte de adicciones, enamorándose de una cantante llamada Nicole Appleton (Raechelle Banno), tratando de manejar la fama, y hasta alejándose de sus seres queridos, incluyendo a su mejor amigo del colegio, el humilde Nate (Frazer Hadfield). Por supuesto, todo esto es presentado a través de un Robbie que no luce como un ser humano, si no más bien como un mono expresivo e increíblemente realista.
Si “Better Man” suena como una bio-pic tradicional, es porque hay que admitir que sí nos presenta la mayor parte de situaciones que solemos ver en filmes de este tipo. Pero uno de los factores que diferencia a esta cinta de otras producciones de similar corte es la honestidad con la que cuenta. Algo como “Bohemian Rhapsody”, por ejemplo, se siente absolutamente censurado, como si nos presentara una versión suavizada de lo que pasó en la vida real, habiendo pasado por un estricto filtro por parte de los miembros de la banda. Williams, más bien, parece haber decidido ser absolutamente franco con lo que hizo en la vida real, viéndose involucrado de manera activa en la creación de la película, aparentemente dispuesto a mostrarnos lo bueno, lo malo y lo feo de su vida.
Por ende, “Better Man” no se termina sintiendo tanto como un producto descarado, o como una simple herramienta de marketing para un artista. Lo que tenemos acá es una narrativa verdaderamente cautivante, que además postula que la obsesión por parte de Williams por la fama estuvo siempre marcada por sus propias inseguridades, y por el temor que le tenía a no ser aceptado por los demás. Si había algo a lo que le tenía miedo, era convertirse en un donnadie; alguien que no pudiese dejar marca en el mundo, y que pasara vergüenza frente a millones de personas. Esto es representado en varias escenas por las versiones pasadas de Williams, quienes lo acosan desde los estrados en un concierto, por ejemplo, diciéndole que es un fracaso, que nunca logrará nada, que nada de lo que está haciendo va a durar.
Es un buen recurso para hacer que el espectador empatice con esta versión de Williams, e incluso más importante, para que logre sentir lo que él siente: la ansiedad antes de una presentación, el nerviosismo mientras canta, la desorientación cuando ha consumido demasiadas drogas. Y nuevamente, nada de esto es censurado o modificado. Vemos a Robbie consumir cocaína y heroína, sacarle la vuelta a su novia, ignorar las llamadas de su madre, tratar mal a su mejor amigo, pelearse con medio mundo… hasta cierto punto, se puede decir que la historia de “Better Man” es trágica, presentándonos a un cantante que se hizo famoso tan joven, que terminó demorándose demasiado en crecer y madurar. Como él dice en cierto momento: “me hice famoso a los quince años, y me quedé atracado en esa edad”.
Ahora bien, todo esto es potenciado por la creatividad de Michael Gracey, quien lo da todo para otorgarle una identidad visual muy propia a “Better Man”. Obviamente tenemos al simio de protagonista, quien ayuda a que Williams se sienta como alguien más vulnerable, más patético. Pero la utilización del personaje principal digital también ayuda a que la película combine de forma más convincente lo real con lo fantasioso, mezclando adaptaciones de situaciones reales con momentos que representan el mundo interior de Williams. Destacan una secuencia en la que lo vemos (metafóricamente) ahogándose en el interior de un lago congelado, siendo acosado por todas sus fanáticas en el agua, o cierta batalla que tiene con sus Otros Yos. Sí, literalmente una batalla.

Pero fuera de todo eso, “Better Man” es un musical, y en ese sentido tampoco decepciona. Seguramente ya han visto algunos clips de la secuencia de “Rock DJ” que se viralizaron hace un tiempo, pero créame que esa parte funciona incluso mejor dentro del contexto de la película. Y aparte de aquella secuencia —expertamente coreografiada, visualmente impresionante al presentarnos un plano secuencia de cortes escondidos, y toda grabada en la famosa Regent St de Londres— tenemos una emotiva escena con la canción “Angel”, y por supuesto, un climático concierto en uno de los espacios más icónicos del Reino Unido. “Better Man” nos narra una historia de manera experta, pero también logra integrar la música de Williams a la narrativa de forma orgánica, entretenida y en algunos casos muy emotiva.
Porque estoy seguro que mucha gente terminará llorando con “Better Man” —ciertamente pasó en la función a la que fui. Al manejar un tono tan honesto y poco manipulador, termina siendo el tipo de película que conecta con su público, permitiéndole meterse de lleno en este mundo de fama, drogas, engaños y mucha música. Williams, al parecer, lo tenía todo, y sin embargo estaba siempre buscando la aprobación tanto de su padre —quien siempre se ausentaba en los tiempos difíciles— como de su público, al cual adoraba pero también le tenía miedo. Robbie estaba siempre buscando probar que lo podía todo, pero al obsesionarse con eso, alienaba a sus seres queridos, alejándolos mientras se deprimía o recurría a las drogas y el alcohol. Resulta motivador ver a Williams llegar a la fama y triunfar, pero también afecta al espectador verlo en sus momentos más bajos.
Ahora bien, “Better Man” siempre iba a funcionar o ser un completo desastre, dependiendo de la integración del mono digital al mundo real, pero felizmente, contando con el trabajo de Weta FX, resulta imposible quejarse de los efectos visuales. Sí, resulta sorprendente ver al monito al inicio, pero uno se acostumbra rápidamente a su presencia y termina aceptándolo sin problemas, considerándolo como un personaje más, igual de verosímil que los seres humanos de carne y hueso. Además, Jonno Davies hace un excelente trabajo interpretando a Robbie, desarrollándolo, claramente, como alguien profundamente fallido, que a pesar de obtener todo lo que siempre quiso, se sigue sintiendo como un niño, siempre buscando la aprobación de los demás. Puede que no veamos la cara real de Davies, pero su trabajo igual es vital para que el personaje digital —y por ende, la película entera— funcione.
Fui a ver “Better Man” con altas expectativas y felizmente las cumplió todas. Lo que tenemos acá es un bio-pic inesperado, y de las propuestas más originales que puedan ver en el cine en estos días. Tomando los elementos narrativos que esperaríamos de cualquiera cinta centrada en un músico famoso como punto de partida, la cinta termina presentándonos algo mucho más original, creativo y visualmente interesante de lo que hubiéramos esperado inicialmente. “Better Man” tiene un punto de vista, tiene una propuesta y una visión sólidas, lo cual es menos común de ver de lo que me gustaría. Sin embargo, acá hace toda la diferencia del mundo, y por ende, termina convirtiendo a “Better Man” en una experiencia excepcional. Es una pena que le esté yendo mal en la taquilla mundial —solo espero que logre encontrar a su público eventualmente. Ciertamente lo merece.
Avance oficial:
- Mi calificación