Aj! Zombies
Mientras más variedad, mejor. Mientras más se haga, mejor estaremos. Eso es lo que siempre he pensado sobre el cine peruano —y con lo que me gustaría contribuir—, razón por la que ver una película como “Aj! Zombies” me pone muy contento. No es que sea una obra maestra ni mucho menos, pero el simple hecho de que tengamos una comedia de zombies bien hecha, con hilarantes gags, buen trabajo de maquillaje y efectos especiales, y ciertos elementos paródicos que la hacen sentir muy local (sin llegar a alienar a aquellos que la estén viendo en otros países), hace que resalte de entre el resto de producciones nacionales. Ni siquiera el final repentino y francamente decepcionante llega a malograr el producto final — “Aj! Zombies” representa el tipo de película que me gustaría ver más seguido en nuestra cartelera… con tal de que mantengan este nivel de calidad, claro está.
Como se deben imaginar, “Aj! Zombies” es una película sobre los muertos vivientes. Nuestro protagonista es Felipe (el gran Emilram Cossío, quien hace tiempo merecía un papel protagónico), un chico humilde que vive con la familia adinerada para la que su madre (Liliana Trujillo) trabaja. Siempre ha estado enamorado de la aparentemente “hueca” Claudia (Anahí de Cárdenas), pero debido a las diferencias sociales, culturales y económicas que existen entre ellos, nunca ha podido confesarle sus sentimientos. Su oportunidad podría estar a punto de llegar, sin embargo.
Después de todo, ha comenzado un apocalipsis zombie en la ciudad de Lima, Perú, y aunque la cinta trata de dar algunas pistas sobre cómo se originó —parece ser más un virus letal que un evento verdaderamente sobrenatural—, al final, eso no importa demasiado. Después de todo, el espectador ve todo desde la perspectiva de Felipe y Claudia, quienes tratarán de sobrevivir al fin del mundo, eventualmente decidiendo que deben ir a la casa de playa de la mamá de ella (Norma Martínez), donde probablemente estarán seguros. En el camino, se encontrarán con una gran variedad de coloridos personajes, desde un borracho que no le tiene miedo a los zombies (Miguel Iza, genial como siempre), hasta un severo “huachimán” llamado Arias (César Ritter) y un grifero con malas intenciones (Mario Velásquez).
A pesar de ser una comedia sobre zombies, lo mejor de “Aj! Zombies” es que no se parece demasiado a otras películas de similar corte. Consideren, si no, filmes como “Zombieland” (cuya secuela se estrenará en unos meses) o la genial “Shaun of the Dead”, de Edgar Wright —tienen premisas similares, y aunque podría argumentarse que “Aj! Zombies” se inspira ligeramente en ellas durante un par de momentos, jamás se copia. “Aj! Zombies” se siente como una verdadera comedia zombie limeña, parodiando los arquetipos que todos conocemos, desde la chica superficial y privilegiada, hasta los borrachos de cantina, y los “huachimanes” exageradamente estrictos. No es que se trate de una crítica social ni mucho menos —es una comedia, después de todo—, pero aparte de generar risas y hasta un par de sustos, “Aj! Zombies” logra transmitir con efectividad las diferencias sociales que desgraciadamente todavía se ven en nuestra ciudad.
Y lo bueno es que lo hace con humor. Consideren, si no, la escena en la que Claudia confunde a un zombie con un pordiosero. O el momento en el que una familia que se dirige al sur (cameos de Alfonso Dibos, Denisse Arregui y Alicia Mercado) atropella a un zombie en la carretera… y resulta ser un YouTuber. Son gags y situaciones que funcionan no solo porque están relacionadas al concepto central de la película, si no también porque reflejan la realidad limeña, parodiándola sin llegar a sentirse malintencionadas. Después de todo, nunca había visto un número musical de cumbia protagonizado por un borracho en pleno apocalipsis zombie —una de las escenas más divertidas de la película—, y mucho menos a tanto actor limeño siendo devorado por muertos vivientes, para luego regresar a cobrar venganza.
Porque la cantidad de caras conocidas que salen en “Aj! Zombies” es realmente impresionante. Javier Valdés interpreta al padre de Claudia, por ejemplo —blanquísimo y adinerado—, y Norma Martínez a su distraída madre. También tenemos a José Peláez como el “ex” de Claudia —quien luego de engañarla con su mejor amiga, interpretada por Natalia Salas, es “devorado” por el karma—, Pold Gastello como un guardián clasista, Pietro Sibille como un cobrador de “combi”, y cameos —breves pero entretenidos— por parte de Lizet Chávez, Jely Reátegui, Daniela Baertl, Jorge Bardales, Carlos Victoria, Sebastián Rubio, Luigi Monteghirfo, Víctor Prada, y Pedro Pablo Corpancho. La mayoría son zombies, así que es posible que nos los vayan a reconocer con tanto maquillaje y sangre falsa.
Felizmente, a pesar de tener tantos rostros familiares, el rol protagónico se lo dejaron a Emilram Cossío, un actor —usualmente de reparto— que hace un excelente trabajo como Felipe, el inesperado héroe de la historia. Inicialmente algo miedoso (tanto por enfrentarse a los zombies, como por confesarle su amor a Claudia), vemos como poco a poco va agarrando valor, dándose cuenta que el apocalipsis también podría significar una suerte de “nuevo comienzo” para él. Y sí, para variar, Anahí de Cárdenas interpreta a la “chica pituca” y distraída, pero acá lo hace con mucho humor, hasta satirizando el tipo de rol en el que se había encasillado últimamente. Como Arias, César Ritter es bastante entretenido, pero quien se roba la película es el Borracho de Miguel Iza —siempre enfocado en su botella de pisco, sin darse cuenta que la mayoría de la ciudad se ha ido al demonio.
Si “Aj! Zombies” falla en algo, sin embargo, es en el final —se trata de un desenlace demasiado abrupto, el cual me dejó con más preguntas que respuestas, bastante insatisfecho, y diciéndome a mí mismo: “¿eso es todo?” Pero felizmente se trata de un defecto que no llega a malograr la experiencia en general; después de todo, prefiero una cinta que me deje con ganas de más, a una que no sepa cuándo acabar. “Aj! Zombies” es una hilarante y enérgica comedia nacional, la cual hace uso de buenos efectos prácticos de maquillaje (hay menos gore de lo que esperaba, lo cual está bien para quienes no estén acostumbrados al cine de terror) y una que otra imagen digital, para convertir a Lima en la perfecta locación para un apocalipsis zombie. Si disfrutaron de “Zombieland” o “Shaun of the Dead”, y les gustaría ver una versión con un sabor más “local”, seguro que la pasarán bien con “Aj! Zombies”. Se trata del perfecto ejemplo de lo que se puede hacer con el cine de género en nuestro país.
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