Tomorrowland: buenas ideas, decepcionante guión
Brad Bird es uno de los directores más talentosos trabajando actualmente en Hollywood. Su filmografía, la cual consiste de joyas como El gigante de hierro o Ratatouille, o incluso secuelas de acción sorprendentemente buenas como Misión Imposible: Protocolo Fantasma, es casi perfecta. Es por todo esto que tenía altas expectativas para Tomorrowland… las cuales lamentablemente no fueron cumplidas.
Quizás no sea todo culpa de Bird. Es cierto que el dirigió la película, pero el guión fue escrito entre él y Damon Lindelof. Para quienes no lo sepan, Lindelof fue guionista en la famosa serie de televisión Lost, así como cintas como Prometeo y Star Trek en la Oscuridad. ¿Ven algún patrón? Aparentemente Lindelof no tiene la menor idea de como terminar historias, (el final de Lost es infame, mientras que el de Prometeo es estúpido y el de Star Trek 2 es mediocre), a pesar de que muchas veces las comienza de manera intrigante e inteligente.
Pero hey, quizás tampoco sea culpa de Lindelof. Quizás es culpa de Disney, que no tuvo la menor idea de como marketear la película. ¿Recuerdan los trailers? Nos decían muy poco, prefiriendo crear una sensación de suspenso e intriga en relación a la trama del filme, pero a la vez dejando a mucha gente rascándose las cabezas y preguntándose exactamente por qué tendrían que estar emocionados por Tomorrowland. Y de ahí se preguntan por qué la cinta fue un fracaso comercial en Estados Unidos….
Pero es posible que encontrar a un culpable sea un ejercicio de futilidad. El punto es que Tomorrowland me decepcionó, y puede que se deba a una combinación de todos los argumentos anteriores. Sorprendentemente, y a pesar de tener una serie de efectos especiales digitales bastante espectaculares, la película se siente más como una indie que como un blockbuster, advirtiendo a su público sobre los peligros del descuido humano, los cuales podrían llevarnos a nuestra extinción. Es una cinta que tiene mucho qué decir sobre el apocalipsis… cosa que, curiosamente, contradice mucho a los trailers, los cuales se veían más esperanzadores y light.
Nuestra protagonista es Casey Newton (Britt Robertson), una adolescente muy inteligente cuyo padre, Eddie (Tim McGraw) solía trabajar para la NASA… hasta que decidieron terminar con el programa espacial. Es por ello que, para salvar el trabajo de su padre, Casey decide sabotear la destrucción de una base de la NASA, pero no le va nada bien. Es atrapada, arrestada, y cuando la liberan de la estación de policía, encuentra un curioso pin entre sus cosas. Dicho pin la transporta a un lugar maravilloso, futurista, esperanzador: Tomorrowland. Pero sólo ella puede usar el pin, así que nadie la cree.
Sin embargo, y después de una serie de aventuras, Casey se junta con una niña llamada Athena (Raffey Cassidy), quien le promete presentarle a un inventor llamado Frank Walker (George Clooney). Walker puede llevarla a Tomorrowland, y aunque inicialmente está reacio a hacerlo, la aparición de unos siniestros agentes robótico con ganas de matarlo harán que cambie de parecer. Pero no todo resultará como Casey se imaginaba: una vez que llegan a Tomorrowland, se darán con la sorpresa de que ya no es el mismo lugar pulcro y bello de antes, y todo se debe a la visión pesimista del líder del lugar, Nix (Hugh Laurie.)
Creo que el principal problema de Tomorrowland tiene que ver tanto con tono como con expectativas (sí, nuevamente.) La primera mitad de la película tiene un tono esperanzador; después de todo, Casey es una chica muy inocente, alguien que cree en la felicidad y la exploración y la curiosidad, y es precisamente esa actitud, a veces irritante pero en general encantadora, la cual nos atrae a la película y hace que no nos aburra a pesar de su ritmo inicial algo lento. Lamentablemente, una vez que los personajes llegan a Tomorrowland, dicho tono se vuelve increíblemente sombrío, particularmente cuando comienzan a hablar del fin del mundo.
Es un cambio muy repentino que no funciona en lo absoluto, especialmente porque durante toda la primera mitad del filme, se nos habían creado expectativas de un Tomorrowland fascinante, brillante, impresionante, lleno de esperanza e investigación y exploración. Por ejemplo, hay un plano secuencia, de una de las visitas de Britt a través del pin, que me dejó boquiabierto, no solo gracias a la calidad visual de la cinta, sino también porque, gracias a la imaginación e inventiva demostradas por Bird, me hizo sentir como un niño nuevamente. Pero una vez que llegan al verdaderoTomorrowland… nada de lo prometido se cumple.
Como mencioné antes, Lindelof no sabe cómo terminar sus historias, y Tomorrowland no es la excepción. A pesar de que algunas relaciones no fueron exploradas muy a profundidad, que el cambio de tono me pareció muy repentino, o que trataron de explicar un viaje a través del tiempo sin mucho éxito, estaba disfrutando de Tomorrowland…. hasta los últimos quince minutos. Estaba disfrutando de los impresionantes efectos especiales, de la interpretación estilo años 50 del futuro, de los chistes, e incluso de las referencias a Star Wars (obviamente). Pero el desenlace… sólo basta con decir que es muy repentino, que no funciona debido al anteriormente mencionado cambio de tono, que no tiene mucho sentido… y que me dejó con una desagradable sensación de vacío. Sentí que Bird quería transmitir esperanza y optimismo con Tomorrowland, pero lamentablemente no lo logró conmigo.
Tampoco ayuda el hecho de que el guión sea uno de los menos sutiles que jamás haya visto. No puedo decir que el mensaje que Bird y Lindelof quieren transmitir carezca de mérito (el calentamiento global es malo, la humanidad tiene que cuidar al planeta, hay que ser mejores personas), pero no me gusta cuando una película trata de transmitirlo con la sutileza de un martillazo en la cabeza. Hay un par de escenas en Tomorrowland que se sienten más como un sermón que como parte de una ficción (véase el discurso de Hugh Laurie hacia el final del filme), lo cual me sacó totalmente de una historia en la cual estaba relativamente “metido”.
Las actuaciones son buenas. Como Casey, Britt Robertson transmite la suficiente inocencia e inteligencia como para que su personaje funcione, a pesar de que tiende a exagerar un poco cuando tiene que actuar con miedo. Es muy fácil identificarse con su personaje, lo cual ayuda a que queramos que tenga éxito en su aventura. George Clooney actúa como George Clooney: carismático a pesar de que muchas veces actúa como un idiota. Si Frank fuese interpretado por un actor de menor talla, probablemente terminaríamos odiándolo. Como Athena, Raffey Cassidy es sorprendentemente creíble (habla y actúa como adulto a pesar de ser una niña, y nunca se ve ridícula), y Hugh Laurie tiene el poco envidiable trabajo de interpretar a un villano poco desarrollado. No está mal, pero pudieron haberle dado más.
Tomorrowland no es una mala película; simplemente es decepcionante. Las ideas que maneja son fascinantes: una visión cincuentera del futuro (con claras influencias del verdadero Tomorrowland creado por Walt Disney), y conceptos relacionados al apocalipsis, los viajes en el tiempo y las consecuencias de nuestras maneras de pensar. Lamentablemente, la película no sabe qué hacer con estas ideas, y por ende nos presenta una historia predecible y por momentos sosa, la cual termina con un desenlace que simplemente no funciona.
Tomorrowland no está mal para pasar el rato, especialmente gracias a sus cualidades visuales y buenas actuaciones, pero no puedo dejar de pensar que pudo haber sido mucho más. No quería decir esto, pero da pena que Tomorrowland sea la película por la cual Brad Bird no pudo dirigir Star Wars Episodio VII.
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