Para los que no lo saben, este año estoy trabajando en el 18 Festival de Cine de Lima… por lo que en las siguientes semanas estaré escribiendo comentarios de algunas de las películas que tenga la oportunidad de ver. Como son varias, dudo que pueda hacer reviews particularmente extensos… pero igual haré un esfuerzo. (Y no se preocupen, estaré bien metido en lo indie, pero igual veré y “reseñaré” la película de Las Tortugas Ninja.)
En fin, esta vez me toca hablar de una película colombiana que se llama Tierra en la Lengua, dirigida por Rubén Mendoza. La cinta cuenta la historia de Silvio Vega (Jairo Salcedo), un hombre criado en la orfandad y la violencia del campo colombiano, quien en los últimos años de su vida viaja con dos nietos, Luca (Alma Rodríguez) y Fernando (Gabriel Mejía) para forzarlos a que lo maten antes de que lo haga la vejez. Pero mientras más lo van conociendo, más se van convenciendo de que prefieren prolongar su agonía en los Llanos de Colombia.
En pocas palabras, siento que Tierra en la lengua tiene una muy sólida primera mitad, y una segunda mitad que no me terminó de convencer y que hasta me aburrió por partes. Esto se debe, en parte, a que el personaje más interesante de la película es el de Don Silvio; la película brilla con su presencia durante la primera mitad, pero cuando el personaje se va enfermando más y se incapacita durante la última media hora, la cinta se torna más lenta, comienza a ir en círculos y hasta nos presenta con escenas que se sienten superfluas e incoherentes. Una secuencia que involucra a un doctor drogadicto lanzando cohetes y tomando junto con Fernando y Luca es un buen ejemplo de esto.
La actuación de Jairo Salcedo como Don Silvio es excelente, y el personaje funciona muy bien (al menos al principio) gracias tanto a sus capacidades actorales como a la manera en que el personaje está escrito. Don Silvio es un hombre machista, tradicional, muy arraigado a sus costumbres y a la forma en que fue criado, alguien que está acostumbrado a hacer las cosas a su manera y que no acepta ayuda con facilidad. Es muy interesante ver como el personaje va decayendo, cómo interactúa con sus nietos y como, en general, actúa como un desgraciado, insultando a todo el mundo, diciendo frases homofóbicas y demostrando descaradamente que, a pesar de haber sido un hombre casado, tiene amantes e hijos por doquier. Se trata de un personaje difícil, pero que gracias a Salcedo resulta carismático a pesar de sus fallas… durante los primeros 45 minutos de metraje. No quiero revelar ninguna sorpresa, pero basta con decir que hay cierta escena en la que Don Silvio cruza la raya e hizo que deje de simpatizar con él. (Un acto que, dicho sea de paso, uno jamás vería en una película de Hollywood.)
El resto de actuaciones son decentes, supongo, pero ninguna llega a resaltar tanto como la de Salcedo, ni en intensidad ni en valentía (para variar, la película no contiene mujeres desnudas, pero sí un par de momentos en los que vemos a Don Silvio… completamente expuesto… sí….) Como Luca y Fernando, Alma Rodríguez y Gabriel Mejía, respectivamente, hacen buenos trabajos, pero no son particularmente memorables porque ninguno de sus personajes están igual de bien desarrollados que el de Silvio. Son principalmente reaccionarios a lo que Silvio hace, y aunque Mendoza trata de desarrollarlos al darles hobbies (a Luca le encanta hacer Yoga, aparentemente, y Fernando toca la guitarra y canta), nunca llegan a convertirse en personajes tridimensionales.
Tierra en la lengua es una cinta que comenzó gustándome bastante; visualmente la película aprovecha muy bien sus locaciones (los llanos de Colombia se ven realmente hermosos) y contiene varios planos excelentemente compuestos e impactantes. Además, al menos al principio, Don Silvio realmente lo engancha a uno con su fuerte personalidad y carácter casi despectivo, pero una vez que el personaje cruza una raya y pasa a segundo plano, la película se torna bastante más aburrida y predecible. Tierra en la lengua contiene momentos muy graciosos de humor negro, un personaje memorable, actuaciones decentes y un estilo visual impresionante, pero lamentablemente el guión de Mendoza, aunque inicialmente intrigante, no es muy consistente y concluye de manera predecible.
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